Balanzas fiscales

El déficit fiscal de Catalunya con el Estado se elevó al 8,5% del PIB en el 2019

La diferencia entre el gasto que el sector público estatal realiza en Catalunya y el volumen de ingresos que obtiene fue de 20.196 millones

Giró insta al Gobierno de Pedro Sánchez a dar a conocer las balanzas fiscales y a aplicar medidas que mitiguen el déficit catalán

Jaume Giró, durante la presentación del estudio sobre la balanza fiscal de Catalunya con el sector público del Estado.

Jaume Giró, durante la presentación del estudio sobre la balanza fiscal de Catalunya con el sector público del Estado.

Eduardo López Alonso

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El déficit fiscal de Catalunya con el Estado se elevó hasta los 20.196 millones de euros en 2019, un 8,5% del PIB, según las estimaciones realizadas por el Departament de Economia i Hisenda en un estudio asesorado por expertos. Ese porcentaje es medio punto mayor que la media desde 1986, elemento que demuestra según el 'conseller' de Economia i Hisenda, Jaume Giró, la situación de "evidente injusticia crónica, que es necesario recordar y denunciar". El dato es "una estimación", según resaltan los autores del estudio, dado que desde el 2016 el Estado no ha remitido a las comunidades autónomas información concreta sobre la evolución de las balanzas fiscales. Giró instó este jueves al PSC a presionar para que el Ministerio de Hacienda publique las balanzas fiscales y "que no sacrifique la transparencia por la posible crispación que puede generar esa información". "El autogobierno se basa en disponer de los recursos que se generan en el territorio y la situación actual es el procedimiento más grave de control político", dijo.

Según los cálculos del Govern, Catalunya aportó al Estado el 19,6% de sus ingresos totales, mientras que recibió el 13,4% del gasto efectuado en el conjunto del Estado. El estudio compara los datos con los del 2016 y estima lo correspondiente a un 26% del gasto que no se conoce. Lo que hacen los autores del estudio es suponer que el gasto fue similar en el 2019 al realizado en el 2016. También elude el estudio lo sucedido en 2020 y 2021, por tratarse de años atípicos por la pandemia del coronavirus. Los resultados "son coherentes", según los autores del análisis, con la evolución de los datos de los últimos años y confirman la cronificación del déficit de la balanza fiscal catalana.

Método de cálculo

El cálculo de la balanza fiscal elaborado se basa en el método del flujo monetario (frente al de carga-beneficio). El método elegido computa como gasto solo el que se hace de forma efectiva en el territorio. Según el segundo método de cálculo, el déficit sería de unos 14.556 millones de euros, el 6,1% del PIB (frente al 5,7% del PIB en el 2016).

La balanza fiscal muestra la diferencia entre el gasto que el sector público estatal realiza en un territorio y el volumen de ingresos que obtiene de éste, y con los que financia el conjunto de su gasto público. Existe déficit fiscal cuando los ingresos obtenidos en un territorio superan los gastos que se destinan a este territorio. El análisis desmenuza y cuantifica los ingresos y gastos de la Seguridad Social, el volumen de inversión ejecutada por el Estado y los ingresos y gastos territorializados del Estado y sus organismos y entidades. Pero una parte del gasto territorializado ha tenido que estimarse. Ese es actualmente uno de los puntos de fricción en las relaciones Estado-Generalitat, pero el déficit es considerado tradicionalmente la base y origen del conflicto independentista por lo que su publicación puede avivar las tensiones interterritoriales.

Según el 'conseller' de Economia, Jaume Giró, es necesario contextualizar este estudio con el déficit de la inversión pública acumulado en infraestructuras. Además, Catalunya acabó el año pasado, aseguró Giró, como penúltima autonomía en inversión del Estado y segunda en recaudación fiscal per cápita. El déficit calculado equivale al presupuesto de Sanidad, Educación y Recursos Sociales del Govern cada año.

Para Giró, el cálculo de la balanza fiscal es fundamental como herramienta de negociación de cara a la futura reforma de la financiación autonómica, que no ve próxima en el tiempo. El modelo vasco siempre ha sido la entelequia para el independentismo catalán, aunque Giró reconoce que llegará antes la independencia que un sistema de financiación equivalente al concierto vasco, ya que eso supondría una bancarrota para el Estado.

El análisis de las partidas de ingresos y gastos de la Administración indica una cierta estabilidad, gracias en gran medida por la recuperación del mercado laboral. En opinión de Núria Bosch, doctora en Economía y catedrática de Economía Pública en la UB que ha participado en el estudio, la metodología utilizada "está plenamente justificada" al haber partido en los datos desconocidos de la media de la inversión territorializada del 2015 y 2016 presuponiendo que no ha variado excesivamente. La inversión más volátil sí que era conocida. La imputación general de inversiones generales se hace por población y su impacto en la zona próxima. El gasto también se imputa en función de dónde se realiza, al margen de la situación de las sedes empresariales, por ejemplo. Desde un punto de vista técnico, los economistas que han participado en el estudio, han "neutralizado" el impacto del déficit por la vía de ajustar los ingresos al nivel del gasto, al entender que "la existencia de déficits comportará en el futuro un incremento de los ingresos". Entre los asesores del estudio está también el catedrático Guillem López-Casasnovas, que no asistió al acto.