Estas son las 120 empresas españolas que operan en Argelia

Naturgy, Cepsa y Repsol tienen intereses en el segundo país más rico del norte de África, que acaba de romper relaciones con España por su postura sobre el Sáhara

Instalaciones de la empresa Repsol en Argelia

Instalaciones de la empresa Repsol en Argelia / REPSOL

Gemma Martínez

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A Argelia no hay que ir solo y si se quiere hacer negocios, mejor desde allí, que en la distancia. Así de claro lo tiene Rafael Juan, propietario de la empresa valenciana Vicky Foods, que comercializa marcas como Dulcesol (bollería) o Beplus (alimentación saludable). Juan, reconocido por impulsar la internacionalización de la empresa que fundó su abuelo, comenzó a vender sus productos en 2010 en Argelia, de la mano de un socio local, los Mansouri, una familia dedicada a la distribución de productos de alimentación. Pero comercializar sus magdalenas en el país del norte de África era tan complicado que, siguiendo los consejos de los Mansouri, decidió instalarse allí en 2014. 

 Vicky Foods utilizó la filial que había constituido junto a su socio, Dulcesol Algerie, e instaló un centro de producción de magdalenas, brioche y bizcochos en la ciudad de Sig, a 53 kilómetros de Orán. Hoy, ocho años después, la compañía es la primera empresa de pastelería del país, cuenta con una factoría con una superficie de producción de 6.300 metros cuadrados y da empleo a 184 trabajadores. De sus tres líneas de producción salieron en 2021 6.975 toneladas de magdalenas y otros dulces. Argelia es el tercer mercado exterior para la compañía, por detrás de Francia y Portugal. En conjunto las ventas exteriores aportan el 22% de los ingresos.

La compañía de la familia Juan no es la única empresa de alimentación que opera en el segundo país más rico del norte de África, solo por detrás de Egipto. GB Foods, controlada por la familia Carulla y propietaria de marcas como Gallina Blanca y Avecrem, está presente en Argelia con dos filiales que venden productos bajo la marca Jumbo desde hace más de 25 años y cuenta con una fábrica en el país.

Vicky Foods y GB son dos de las 129 empresas españolas con intereses en Argelia, que es el principal proveedor de gas de la Península Ibérica y que acaba de romper sus relaciones con España después de que el Gobierno de Pedro Sánchez respaldara la propuesta marroquí de autonomía para el Sáhara occidental. El Ejecutivo español baraja, en respuesta, denunciar a Argelia ante la Unión Europea. Estas compañías, incluidas en el censo del Instituto de Comercio Exterior (ICEX) a 30 junio de 2021, son comercializadoras (exportación e importación) industriales (fabricación), concesionarias, proveedores de servicios o sucursales de entidades financieras españolas, entre otros.

Naturgy (accionista del gasoducto Mezgaz), Cepsa y Repsol (con yacimientos de gas y petróleo), conviven en Argelia con empresas constructoras (FCC, Mixta África, Blauverd o Ecisa), compañías de material ferroviario (CAF o Rover Rail), ingenierías (Inima), entidades financieras (CaixaBank y Sabadell) y grupos de transporte marítimo, como Suardiaz o Tiba Spain, según los datos del ICEX a junio de 2012.

La economía de Argelia, situada en la costa mediterránea en el norte de África y con una población de más de 44 millones de habitantes, depende en gran parte del Estado, que tiene un peso de en torno al 45% del PIB del país y que controla las grandes empresas de hidrocarburos y energía. Con una renta per cápita que ronda los 3.974 dólares estadounidenses (a precios corrientes), la clase media es predominante y tira del consumo, que actúa como imán para atraer a las empresas extranjeras. Vender en el mercado local requiere tratar con una red de mayoristas-distribuidores, compartidos con otras empresas y distribuidos por todo el territorio. Quienes conocen bien ese mercado explican que negociar directamente con el cliente final es poco habitual en un país que tampoco hace fácil la repatriación de beneficios por parte de los socios extranjeros. Así la vocación de permanencia se complica en un mercado dominado por la burocracia y la inseguridad jurídica motivada por cambios legislativos constantes.

Aun así, Rafael Juan sostiene que el esfuerzo compensa y él sí tiene vocación de permanencia en Sig a pesar de las tensiones diplomáticas entre los dos países, que, de momento, no le afecta.

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