Estrategia comercial

El efecto cohete-pluma bancario: los tipos del crédito suben antes que los de los depósitos

Los bancos pretenden retrasar todo lo que puedan el pago por el pasivo para lograr que el encarecimiento de los préstamos les rinda el máximo posible

Una publicidad de hipotecas en una entidad financiera en València.

Una publicidad de hipotecas en una entidad financiera en València. / M. A. Montesinos

Pablo Allendesalazar

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Después de una larga travesía del desierto de ocho años de tipos de interés oficiales cero y negativos, corrosivos para sus resultados, los bancos no se han encontrado el oasis que esperaban al final de las dunas, sino algo aún mejor para sus intereses: lo que parece ser un refrescante bosque. "Es como la canción de Golpes Bajos pero al revés: buenos tiempos para la banca", acierta a resumir uno de los principales directivos de una gran entidad.

La razón estriba en que, en contra de lo que nadie esperaba hace apenas unos meses, los bancos centrales están entrando en un ciclo de encarecimiento del precio del dinero para combatir la inflación que, como efecto colateral, va a insuflar aire fresco a los ingresos del sector financiero a costa de los bolsillos de sus clientes endeudados. Para maximizar el efecto, además, las entidades tienen previsto aplicar una estrategia asimilable al conocido como 'efecto cohete y pluma' de los carburantes.

Así se conoce el fenómeno según el cual los combustibles suben rápidamente para acompañar el encarecimiento del petróleo, pero bajan de forma mucho más lenta que el crudo cuando el barril cae de precio. En una línea similar, el encarecimiento del precio del dinero ya se está notando en el crédito, pero las entidades pretenden retrasar todo lo posible que también se traduzca en el primer incremento en años del interés que pagan por los depósitos.

Ganar cada semana

"El objetivo es ganarle cada semana que se pueda a que la subida de tipos que ya se está produciendo en el activo se traslade también al pasivo", confirman en uno de los principales bancos. Así, mientras el interés de los depósitos sigue en encefalograma plano, las cuotas de las hipotecas a tipo variable llevan desde enero subiendo cada vez a mayor ritmo por el alza del euribor, el índice que refleja el interés que los bancos se cobran entre sí por prestarse dinero y que suele anticipar los movimientos de los bancos centrales.

Además, el interés de las nuevas hipotecas a tipo fijo, las más contratadas los últimos años, está incrementándose porque están ligadas al interés del bono del Tesoro a 10 años (que ha subido del 0,7% al 2,4% desde abril). Paralelamente, las entidades están aprovechando que la subida del euribor les da margen para bajar el diferencial de las hipotecas variables (el resultado de la suma será más alto que en los últimos años pese a dicha bajada) por una estrategia comercial: las hipotecas variables les van a ser más rentables que las fijas en los próximos años.

La justificación de los bancos es que se tienen que resarcir de años en que los tipos oficiales cero y negativos han hundido su rentabilidad. Así, recuerdan que el crédito se viene abaratando de forma casi ininterrumpida desde finales de 2008, mientras que no han trasladado a los hogares vía cobrar por los depósitos el coste que les supone desde 2014 guardar su dinero en el Banco Central Europeo (actualmente el 0,5%). Ello, argumentan, ha puesto en cuestión su rentabilidad durante años y con ello su capacidad de financiar a las familias.

Rentabilidad al alza

Sin negar que la rentabilidad del sector ha estado hundida durante años, lo cierto es que sus cuentas empezaron en 2021 a reflejar incrementos notables de la rentabilidad tras las cuantiosas provisiones extraordinarias y los saneamientos excepcionales realizados en el 2020 para afrontar las pérdidas por la pandemia. El sistema bancario español, así, ganó 26.000 millones de euros en 2021, frente a los 8.000 millones de números rojos del año anterior, con lo que su rentabilidad sobre el capital (ROE) pasó del -3,1% al 10,5%.

Incluso sin los citados impactos extraordinarios (positivos en 2021 por efecto sobre todo de la fusión CaixaBank-Bankia), el ROE mejoró del 3% al 9% el pasado ejercicio, situándose por primera vez en años por encima del coste que le exigen los inversores a los bancos por prestarle capital (8,8% de media en 2021, según cálculos del Banco de España). Y en los primeros meses de este año la tendencia se ha acentuado: la rentabilidad del primer trimestre ha mejorado al 11,7%, mientras que el coste de capital ha bajado hasta situarse en el 7,3% en marzo y en el 6,9% en abril.

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