Poder adquisitivo

El IPC sorprende en mayo con un repunte hasta el 8,7% impulsado por carburantes y alimentos

Los precios subieron el 0,8% respecto a los de abril y llevan la tasa anual a su mayor nivel desde octubre de 1986

La inflación subyacente anota una preocupante subida de medio punto, hasta el 4,9%

La inflación española sube en mayo hasta el 8,7 % por los carburantes y los alimentos

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras el respiro concedido en abril, la tasa de inflación volvió a repuntar en mayo, hasta situarse en el 8,7%. Según el dato adelantado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que se publicará de forma definitiva el próximo 10 de junio, el índice de precios de consumo (IPC) subió en mayo 0,8 puntos respecto al mes de abril, lo que deja la tasa anual de variación en el 8,7%%, cuatro décimas por encima del dato de abril, del 8,3% y en el nivel más alto desde octubre de 1986, hace 36 años. 

Después de haber tocado techo en marzo, con una tasa del 9,8%, la tasa de inflación cedió un punto y medio en abril hasta el 8,3%, gracias a la bajada mensual de los precios de la electricidad y de los carburantes. El repunte de mayo es debido, principalmente, a que los precios de los carburantes ha subido este mes más que en mayo de 2021, después del descuento de 20 céntimos por litro de combustible que el Gobierno incorporó el 1 de abril. Los alimentos y bebidas no alcohólicas también han subido este mes más que en mayo de 2021, según la información adelantada por el INE, cuyos datos se conocerán de forma precisa el 10 de junio. Destaca también, aunque en sentido contrario, la disminución de los precios de la electricidad en mayo, respecto de los niveles de abril.

Si se descuentan los precios más volátiles de energía y alimentos no elaborados, la llamada inflación subyacente se situó en mayo en el 4,9%, después de haber alcanzado el 4,4% en abril, la tasa más elevada desde octubre de 1995. El aumento de cinco décimas en la inflación subyacente constituye el aspecto más preocupante, pues indica que la variación de los precios de la energía y de los alimentos -acelerada después de la invasión rusa de Ucrania- se está filtrando cada vez más a los productos industriales y a los servicios. Todo ello contribuye a dotar de una mayor permanencia al fenómeno de la inflación.

El dato de mayo se ha convertido en un jarro de agua fría inesperado por la mayoría de los analistas. La fundación de las cajas de ahorros Funcas, de hecho, había previsto un nuevo descenso de la tasa de inflación en mayo, hasta el 7,6%. Lejos de eso, la tasa se ha disparado hasta el 8,7%, sin llegar, en todo caso, al techo de marzo. Tras conocer estos datos, la economista senior de Funcas, María Jesús Fernández, avanzó a Efe que es "muy probable" que la tasa media anual de la inflación supere claramente el 7% previsto inicialmente por la fundación y, de hecho, podría situarse cercana al 8 %.

En mayor o menor grado, el fenómeno de la inflación es global. Este mismo lunes se ha conocido que Alemania registró en mayo una inflación del 7,9%, la más elevada en casi medio siglo, desde 1973.

Economía espera una moderación en el segundo semestre

El Gobierno confía en que la próxima entrada en funcionamiento del precio tope del gas que se utiliza en la producción eléctrica -que debería notarse en la factura de junio, con cierto retraso sobre lo previsto por el Ejecutivo- contribuya a moderar la tasa de inflación en el segundo semestre del año.

"Las medidas de respuesta al impacto de la guerra claramente están limitando el alza de los precios. La próxima entrada en vigor de la limitación de los precios de la electricidad en el mercado mayorista proporcionará un seguro adicional ante posibles alzas del precio de la energía en los mercados internacionales", valora el Ministerio de Economía tras conocer del dato adelantado este lunes por el INE. "Se mantiene la previsión de que la inflación irá desacelerándose progresivamente durante la segunda parte del año, sin descartar oscilaciones durante los meses de verano, derivados de posibles efectos base, y teniendo en cuenta la alta incertidumbre derivada del contexto económico global", añade.

Pensiones y salarios

El cuadro macroeconómico del Gobierno prevé que el deflactor del consumo (un concepto que se aproxima al de la inflación) se situará en una media del 6,1% este año, antes de ceder al 2,2% en el 2023. La media de la inflación de este año es lo que determinará la subida de las pensiones a partir de enero de 2023. De hecho, el Programa de Estabilidad 2022-2025 presentado por el Gobierno en Bruselas incorpora la previsión de una subida de la pensiones del 6%. Para los empleados públicos, se prevé un alza del 2%.

Desde el punto de vista sindical, UGT alerta sobre "las graves consecuencias que está generando la pérdida de poder adquisitivo en las posibilidades de consumo de la población trabajadora". Señala el sindicato que "el continuo encarecimiento de la cesta de la compra, unido al moderado crecimiento salarial (un 2,4% pactado en los convenios hasta abril), están restringiendo la capacidad de compra de los hogares, lo que repercute de manera negativa sobre la demanda y el crecimiento de la economía española". En contra de la previsión del Gobierno, UGR anticipa que "la actual tendencia inflacionista no va a reducirse significativamente en los próximos meses" y que la inflación subyacente , "el mejor reflejo de la inflación estructural", seguirá empeorando. Para contrarrestar la pérdida de poder adquisitivo, los sindicatos plantean negociar subidas salariales mínimas del 3,5% en 2022, 2,5% en 2023 y 2% en 2024 , así como la inclusión de cláusulas de revisión salarial para el caso de que la inflación interanual supere los aumentos pactados.