Préstamo bancario

Cómo pasar de tener una hipoteca fija a una variable

Existen dos formas de cambiar el tipo de préstamo hipotecario

La firma de hipotecas se dispara, pero sigue por debajo de los niveles prepandemia

Firma de una hipoteca.

Firma de una hipoteca. / Shutterstock

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Las hipotecas fijas son las que mandan actualmente en España. Tres de cada cinco de las que se firmaron en el 2021 fueron de este tipo, mientras que el resto fueron variables. Pero esta tendencia podría cambiar.

El triunfo de las hipotecas fijas tiene que ver con la “tranquilidad” que dan al cliente, ya que el tipo de interés que pagará será siempre el mismo. Por el contrario, en las hipotecas variables el interés va cambiando según un índice de referencia, que acostumbra a ser el Euríbor.

Conviene reflexionar bien acerca de qué tipo de hipoteca elegir. Los analistas de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recomendaban en el 2021 las hipotecas variables porque parecía que los tipos de interés se mantendrían "muy bajos". De hecho, señalaban que los bancos “llevan años incentivando la contratación de hipotecas a tipo fijo, porque ello les supone unos ingresos superiores”.

No obstante, esta recomendación podría cambiar ahora, ya que los tipos de interés podrían volver a subir debido a la inflación y a que el Euríbor ha vuelto a terreno positivo. Por ello, es posible que las entidades financieras cambien de estrategia e intenten incentivar las hipotecas variables próximamente.

Cómo cambiar el tipo de hipoteca

Si usted tiene una hipoteca a tipo fijo y le gustaría cambiarla a variable, debe saber que existen dos formas de hacerlo: por subrogación y por novación. 

  • Cambiar el tipo de hipoteca por novación hipotecaria implica quedarse en el mismo banco, pero modificando las condiciones. Esto lleva consigo gastos asociados a la notaría y el registro de la propiedad. Además, la entidad bancaria puede pedir una comisión máxima del 0,15% del dinero pendiente de pago, que debe abonarse en los tres años siguientes. 
  • La otra opción es hacer el cambio por subrogación hipotecaria. Es decir, cambiando de banco. Si se decanta por esta, debe saber que su banco original no puede negarse a ello, aunque sí puede hacerle una oferta con mejores condiciones para que se quede. En este caso, podrá comparar si le sale más a cuenta quedarse o irse, ya que al irse tendrá que pagar una comisión similar a la de la novación, gastos de notaría, registro y también de tasación -este último es un trámite obligatorio en la subrogación, para que el nuevo banco apruebe concederle la hipoteca-.