Pugna por los salarios

El metal de Barcelona amenaza con una primavera caliente si la patronal no cumple el convenio

Los sindicatos llaman a protestar el próximo 22 de febrero contra las reticencias de la patronal a pagar el diferencial del IPC pactado en el anterior acuerdo

Trabajadores del metal

Trabajadores del metal / Archivo

Gabriel Ubieto

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No es la bahía de Cádiz, pero las negociaciones para el nuevo convenio del metal de Barcelona comienzan calientes. Este es el acuerdo colectivo más importante de toda España, cubre a 200.000 trabajadores -más que ningún otro convenio-, sirve de referencia en otras muchas negociaciones y la renovación para los próximos años de este pliego de condiciones no empieza con buen pie. Los sindicatos ya han convocado protestas y presentado un conflicto colectivo a la patronal ante los recelos de esta de pagar de manera inmediata la cláusula de revisión salarial vigente y que obliga a las empresas a compensar la disparada inflación. Desde UPM, la patronal del metal, han declinado responder a las preguntas de EL PERIÓDICO.

El próximo 22 de febrero está prevista la primera reunión para empezar a negociar el convenio del metal de Barcelona y CCOO y UGT ya han convocado manifestaciones frente a la sede de Foment del Treball como banda sonora de la reunión. No hay previsión de que la tensión tiente al Gobierno a sacar tanquetas a la calle para frenar las protestas, como sí pasó en la bahía de Cádiz, pero los sindicatos avisan: "Si no pagan lo que ya es nuestro la cosa se va a calentar", afirman desde la UGT. "Y al metal cuesta calentarlo, pero cuando lo calientas cuesta enfriarlo", añaden desde CCOO.

En España el 15,8% de los convenios colectivos tienen una cláusula de revisión salarial para evitar que los sueldos pierdan poder adquisitivo en caso de una inflación no prevista. El problema actual es que la diferencia entre lo pactado y el IPC no es cuestión de décimas, sino de puntos. El convenio del metal incluye una de dichas cláusulas -concretamente en su artículo 41- y, dado el incremento pactado para el 2021 del 2%, ahora las empresas tienen que subir cuatro puntos los sueldos para cumplir con el convenio. Lo que implica un desembolso importante para las compañías. Estas cláusulas son escasas en los convenios y prácticamente solo lo recogen sectores donde las centrales tienen fuerza negociadora.

El antiguo convenio obliga a las empresas a pagar ese diferencial, pero la UPM, la patronal del ramo, pretende demorar el abono y llevarlo al marco de la negociación. Algo que las centrales no aceptan y por lo que ya han presentado conflicto colectivo ante el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC). El 17 de febrero está prevista la mediación y si no hay acuerdo la cuestión dependerá de los magistrados. La denuncia es un obstáculo para las negociaciones, ya que las centrales se niegan a empezar a hablar del nuevo pliego de condiciones hasta que no esté resuelto este "impago", a su entender. "No se puede empezar una negociación incumpliendo la pasada", afirman desde CCOO.

Un convenio referente

El convenio del metal es un referente de la negociación colectiva para muchos sectores o provincias, que se inspiran o directamente replican las condiciones acordadas en el mismo. Y actualmente hay muchos ojos pendientes del resultado de las conversaciones que formalmente empiezan el 22 de febrero. Pues la negociación colectiva lleva dos años especialmente lastrada, primero por la pandemia y ahora por la inflación. Se firman pocos convenios, pues con el actual IPC las empresas no están dispuestas a subir sueldos al mismo nivel y las centrales carecen de incentivos para aceptar incrementos que les provoquen una pérdida de poder adquisitivo. Ese mismo problema, el de aplicar la cláusula de garantía salarial en plena escalada de la inflación, se la están encontrando los negociadores en otros pliegos, como el de la industria metalográfica o del chocolate.

A todo ello se suma la ausencia de un Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), una especie de 'convenio de convenios' en el que las cúpulas de CEOE, CCOO y UGT pactan recomendaciones sobre cómo deben evolucionar los salarios. Para que luego, sector a sector y provincia a provincia, los negociadores los apliquen. El problema es que actualmente en el metal de Barcelona -como en el resto de sectores- tienen que renovar su convenio sin esa hoja de ruta compartida. Lo que provoca que los negociadores se miren de reojo, pues si los empresarios aceptan incrementos muy elevados, en otros sectores los sindicatos no negociarán por menos. Y si, por el contrario, las centrales aceptan no cubrir todo o parte de la escalada del IPC, en otros gremios los patronos apretarán para bajar el listón en consecuencia. La batalla del metal está servida.

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