Mercado laboral

Barcelona Activa se erige como modelo de formación para los futuros ertes

La formación continua es una de las asignaturas de las empresas en España, pues solo el 17,4% de las compañías recualifica a sus empleados

Gremio Instaladores

Gremio Instaladores / Cedida

Gabriel Ubieto

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“Ponemos siempre un ejemplo y es Barcelona Activa. Tiene unas prácticas muy positivas en la gestión del empleo, no solamente en las políticas activas de empleo. […] Incorporar la mirada local nos permite mejorar la gestión”. Este fue el nombre propio que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, destacó la semana pasada cuando presentó el anteproyecto de ley de empleo. Una norma que busca revolucionar la gestión de las políticas públicas en materia de ocupación para que la gente tenga más posibilidades de encontrar un trabajo o reciclarse a través de los servicios públicos.

“No solamente en las políticas activas de empleo”, fue el matiz que destacó la vicepresidenta de la praxis de la agencia pública de la capital catalana. Y es que aplicando el dicho de “más vale prevenir que curar”, las políticas de ocupación empiezan antes de que la persona deje de estar ocupada. Y eso pasa por la formación continua y la recualificación, dos palabras mucho más pronunciadas que practicadas. Como dato, en el año 2020 solo el 17,4% de las empresas impartieron o financiaron algún tipo de formación reglada a sus trabajadores, según la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (Fundae). Y no es que la estadística salga muy distorsionada por el covid, pues un año antes solo el 19,8% de las empresas formaba a sus empleados. 

De la misma manera que ‘erte’ fue una de las palabras de la pandemia, el vocablo ‘recualificación’ –o ‘reskilling', en su versión 'anglo’- será uno de los conceptos laborales al alza en los próximos años. La nueva ley de empleo pretende poner el foco en ello, así como el formato de nuevos ertes –el bautizado como ‘Mecanismo RED’- que negocia el Gobierno con los agentes sociales y que pretende hacer obligatoria la formación de trabajadores mientras una empresa esté con un expediente de suspensión, ya sea para reincorporarlos a la misma compañía con nuevas habilidades, ya sea para recolocarlos en otra de un sector diferente.

Esa reconversión la está viviendo de la mano de Barcelona Activa Carlos Mas, de 56 años y con dilatada experiencia como comercial en el sector del auto. Este hombre fue víctima hace poco de una de las muchas reestructuraciones que están llevando a cabo las firmas del ramo y en las aulas de la Escuela Gremial de Instaladores Eléctricos y Fontanería de Barcelona acaba de finalizar un curso de instalador para la recarga de vehículos eléctricos, el futuro inmediato de la automoción. “He tenido que parar para arrancar de nuevo”, resume Mas. Ahí Barcelona Activa ejerció de nexo de unión entre un trabajador con necesidades formativas y un centro con capacidad para atenderlas, ambas instituciones con bolsas de ofertas de trabajo de por medio.

"Todo talento caduca"

La reconversión de habilidades para seguir los ritmos del progreso tecnológico es algo que conocen bien en el gremio de instaladores de Barcelona. “Todo talento caduca”, recuerda su jefe de estudios, Albert Soriano. Y, por si a alguien se le olvida, en uno de sus pasillos lucen equipos de medición eléctrica de 1920 o contadores que eran habituales en las casas de la Barcelona de los años 40. En su momento tecnología punta; hoy reliquias de exposición. Esta escuela, entre calderas a medio armar, placas fotovoltaicas de prueba en el tejado y mesas de trabajo con herramientas de soldar, imparte cursos a unos 2.000 alumnos al año. Unos de entre 20 y 60 horas, para actualizar los certificados de profesionalidad, y otros de hasta 800 horas, para iniciarse en un nuevo oficio. 

La recualificación de trabajadores pretende ser uno de los puentes en España que conecten la tasa de paro más alta de la UE (14,5%) y, a su vez, una estadística récord de vacantes por llenar. Barcelona Activa ha activado un fondo especial este año para movilizar 1 millón de euros en cursos específicos de ‘reskilling’, por los que han pasado 4.300 personas en 2021. El formato de los mismos varía y pivota entre esa necesidad de especialización que reclaman las compañías –y que pasa por cursos cortos- y la ambición de conocimientos generales, con el fin de tener a empleados versátiles –lo que pasa por cursos más largos-.

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