Temor al desabastecimiento

La incertidumbre y el miedo son gasolina para el rumor

Los expertos explican como funciona el cerebro ante bulos y rumores

La mente tiende a buscar el camino más fácil para procesar los mensajes

El bulo de la llamada que te pide marcar el 90#

El bulo de la llamada que te pide marcar el 90# / periodico

Eva Cantón

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La ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner, se ha tomado en serio la amenaza de un gran apagón en el país transalpino y prepara a la población para ese escenario. España no baraja esa posibilidad. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, incluso la ha descartado rotundamente, igual que numerosos expertos del sector.

Sin embargo, el temor a una falta de suministro eléctrico ha disparado en las ferreterías la demanda de linternas, bombonas y cocinas de camping gas, devolviendo a la memoria imágenes del inicio de la pandemia, cuando lo que desaparecía de los supermercados era el papel higiénico. ¿Por qué reaccionamos así? ¿Quién ha dicho que un supuesto apagón puede afectar a España? ¿Por qué dar credibilidad a lo que no parece más que un rumor?

Hace años que el psicólogo conductista, premio Nobel de Economía en 2002 y autor de ‘Pensar rápido, pensar despacio’, Daniel Kahneman, llegó a la conclusión de que, en contextos dominados por la incertidumbre, los individuos pueden razonar de manera sesgada y que eso les lleve a tomar decisiones poco lógicas.

“El cerebro es perezoso y busca atajos cognitivos, es decir, el camino más fácil para procesar un mensaje”, explica siguiendo la línea de Kahneman el psicólogo Rafael Contreras. Ese proceso en sí no es malo. El problema surge cuando se recurre sistemáticamente a esos “atajos”.

“Si siempre adecuamos la información a la opinión previa que tenemos sobre un tema, sin hacer un análisis crítico, al final esa información estará sesgada, contaminada por nuestras creencias”. Es el llamado “sesgo de confirmación”, el que tiende a tener en cuenta solo aquello que está de acuerdo con nuestras ideas.

Pensamiento crítico versus pensamiento emocional

Si el pensamiento crítico exige un mayor esfuerzo, por ejemplo contrastar con diferentes fuentes, el pensamiento emocional no. Y es en este último terreno en el que los bulos juegan con ventaja. “La pandemia o el desabastecimiento energético generan miedo y el miedo es gasolina para los bulos porque los mensajes llegan más a través de los sentimientos que de la conciencia racional”, agrega Contreras.

El bulo es una invención deliberada envuelta en una capa de verosimilitud con la finalidad de causar daño o malestar. Funciona igual que un rumor, aunque, a diferencia de éste, el bulo siempre es falso. “Un rumor nace en un entorno de incertidumbre y confusión. Surge de un emisor anónimo, sin verificación oficial, y difunde un mensaje espontáneo y escurridizo que puede ser inocente, aunque la mayoría de las veces es intencionado”, detalla la consultora en Comunicación María Elena Mazo Salmerón.

Eso significa que se transforma en un mensaje provocativo y ambiguo que, gracias a internet y las redes sociales, se difunde de manera exponencial. “Siempre empieza por ‘se dice’ sin que el emisor sea alguien concreto. Por ejemplo: se va a producir un gran apagón. Vale pero ¿cuándo? ¿cómo?”. Otra característica del rumor es que es seductor y despierta la necesidad de contarlo. Cumple una función social.

“Es necesario en el proceso de ajuste cultural. Cuando nos llega un rumor, el hecho de contarlo refuerza nuestro rol dentro del grupo. Esa función sociológica explica por qué tiene tanto éxito. Proporciona la aprobación del grupo de amigos. Es un proceso de reconocimiento social”, explica Mazo Salmerón.

Educar el sentido crítico

Contreras recuerda que los bulos forman parte de la comunicación humana y que en todas las civilizaciones han tenido importancia, pero el hecho de que haya factores psicosociales explicativos no obliga a quedarse con los brazos cruzados.

“Algunos son peligrosos y pueden causar un daño real, como hemos visto con los consejos de combatir el coronavirus con lejía”, apostilla el psicólogo, partidario de educar el sentido crítico y prestar atención a los grupos más vulnerables, adolescentes y gente mayor que, en general, son menos críticos con la información que circula por la red y más permeables a los bulos.

Si un rumor sigue teniendo éxito a pesar de la proliferación de argumentos que lo contradicen hay que actuar como un bombero para frenar su expansión, hacer una labor de verificación (fact-checking) y desmentirlo. Aunque Mazo Salmerón es escéptica y resta eficacia al desmentido. “Lo mejor es prevenir, tener un plan estratégico de comunicación con emisores y fuentes absolutamente creíbles, como expertos o científicos, que ponen encima de la mesa argumentos más sólidos”. Al final, cuando el mensaje que transmite no se sostiene, el bulo o el rumor terminan por extinguirse.

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