Informe de Pimec

Del Maresme a Xinjiang: Catalunya pierde un tercio de su industria manufacturera en 20 años

Un informe de Pimec constata que en las dos últimas décadas Catalunya ha perdido 12.000 empresas y 140.000 empleos en el sector industrial manufacturero

La incubadora para empresas textiles de Mataró.

La incubadora para empresas textiles de Mataró. / Ayuntamiento de Mataró

Gabriel Ubieto

Gabriel Ubieto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los telares que antaño producían en fábricas de Reus, Terrassa o el Bages han ido migrando durante las últimas dos décadas, cual aves, hacia oriente. Xinjiang, uno de los motores industriales del gigante chino, le ha ganado la partida al Maresme (& co.) y ello ha provocado, en parte, que Catalunya haya perdido un tercio de su tejido manufacturero en lo que va de siglo. La patronal catalana Pimec ha puesto cifras a una decadencia compartida en la mayoría de economías del 'Viejo Contiente'. Concretamente, Catalunya ha perdido 12.248 empresas y 140.932 empleos en los últimos 20 años dedicados a actividades industriales como el textil, la metalurgia, el papel o el caucho; según consta el informe publicado este martes por Pimec.

La industria manufacturera se diluye en Catalunya mientras crece en el conjunto del mundo. Los países en vías de industrialización se están desplegando en esas actividades y las empresas han promovido en las dos últimas décadas un proceso de deslocalización de actividades hacía los mismos. Asia ahí se ha erigido como la gran ganadora de ese proceso globalizador, desde donde ya produce el 52% de las manufacturas de todo el mundo. Y China es su principal paladín, muy por encima de la India, dejando muy atrás a Japón, otrora un serio competidor de esa hegemonía oriental, y con una producción que prácticamente dobla la de Estados Unidos.

Volviendo a Catalunya, actualmente las actividades manufactureras las realizaban antes del covid un total de 22.055 empresas, que empleaban a 398.602 trabajadores (cerca del 12% del empleo total). "Aun es un tejido rico", ha defendido el director del observatorio Pimec, Modest Guinjoan; y por encima de la media española. En el 2020 la industria manufacturera aportaba el 16,4% del valor añadido bruto (VAB) de la economía catalana, nueve puntos menos que en el arranque de siglo, cuando rondaba el 25%. Dentro de ese declive generalizado de la manufactura, ha habido actividades más damnificadas que otras y el textil, junto a la metalurgia, ha sido los más afectados. Y la alimentaria, junto a la química, los que menos, sin prácticamente pérdida de empresas y con ganancia de ocupación.

La crisis del 2008 precipitó el declive manufacturero catalán, fenómeno compartido con el conjunto de España. Tras esta, las grandes empresas se recobraron algo más que las pymes; sin que ninguna volviera a los niveles previos. Ahora el sector, como todos, afronta los vaivenes de la crisis del covid. "El número de empresas seguro que no se ha visto beneficiado, aunque todavía no podemos decir en qué proporción", ha comentado Guinjoan.

"Tras el covid, habrá una tendencia a la relocalización para producir en proximidad", avanzan desde Pimec

El impacto pandémico, paradójicamente, puede tener un efecto recapitalizador para el sector manufacturero catalán, según apunta el secretario general de Pimec, Josep Ginesta. Pues las distorsiones logísticas a nivel mundial provocadas por la pandemia han despertado un interés relocalizador en parte de la industria. "Habrá una tendencia a la relocalización porque a las empresas les saldrá más a cuenta producir en proximidad", avanza Ginesta. Como ejemplo ha puesto el coste de un contenedor para transportar mercancías antes de la pandemia, que rondaba los 3.000 dólares. Ahora, ante el repunte de demanda y la escasez de oferta, el precio asciende a 18.000 dólares; según explica el dirigente patronal. Para no dejar al albur esa incipiente tendencia, desde Pimec instan a la Administración ha multiplicar los recursos públicos para incentivar a las empresas a esa relocalización; así como a que sociedades extranjeras se instalen en suelo catalán para sus inversiones.

La fragmentación de la empresa clásica

La pérdida de tejido industrial que recoge el informe de Pimec no se explica -globalización a parte- sin tener en cuenta la fragmentado del modelo productivo de empresa clásica, ya que, en paralelo a la pérdida de empresas netamente manufactureras, ha habido un aumento de sociedades dedicadas al servicio a las empresas. Es decir, las empresas del textil, la metalurgia, el papel o el caucho han derivado parte de su actividad a otras sociedades especializada en los servicios tecnológicos, de edición, de publicidad o de consultoría; entre otros. Es decir, si antes una fábrica producía tejidos y dentro de la propia empresa empleaban al contable, al vigilante de seguridad y al profesional de la limpieza; ahora esa empresa ha externalizado a terceros todas esas actividades complementarias a la principal.

Según el informe de Pimec (y teniendo en cuenta que estas empresas especializadas no solo brindan servicios a la manufactura), en las últimas dos décadas las empresas auxiliares prácticamente se han duplicado, pasando de 18.000 a 31.000. Y hasta el punto de que emplean a más personal que todo el sector industrial, un total de 477.000 personas antes del covid.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS