NETFLIX IMPULSA A RECHAPADOS FERRER

El tablero de ajedrez de 'Gambito de dama' está hecho en La Garriga

El pequeño taller artesanal catalán, reconocido ya por los grandes campeones de ajedrez, duplica sus pedidos tras aparecer sus 64 casillas en la exitosa serie de Netflix

Rechapados Ferrer, con 14 empleados y decenas de años de historia, vendía 20.000 tableros al año y, en solo cinco meses, ha recibido 40.000 pedidos del mundo entero

"Nuestros tableros son muy valorados porque están hechos a mano, uno a uno, a gusto del cliente y no pensamos cambiar nuestra filosofía", señala David Ferrer

Gambito de dama

Gambito de dama / ELPERIÓDICO DE CATALUNYA

Emilio Pérez de Rozas

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Es posible, muy posible, que el genio noruego Magnus Carlsen, el mejor ajedrecista del momento, el campeón conocido como el ‘Mozart del ajedrez’, fuese el primero que, a finales de octubre del 2020, se diese cuenta de que los tableros de la arrolladora y popular serie 'Gambito de dama', de Netflix, eran, por supuesto, los de Rechapados Ferrer, el pequeño taller de La Garriga (Barcelona), de 14 empleados, perdón, orfebres, perdón, artesanos de la madera, que hacen, casi con lupa, al milímetro, esas piezas.

Si no fue Carlsen, que tiene en casa, seguro, más de uno de esos tableros (‘Mozart’ no admite defecto alguno en las 64 casillas y los de Rechapados Ferrer son, en eso, prodigiosos, minuciosamente analizados al trasluz antes de ser entregados), tal vez fue el indio Viswanathan ‘Vishy’ Anand quien le envió un WhatsApp poniéndole al corriente de la novedad. “Mira si son buenos estos tíos de Netflix, que saben qué tablero es el mejor del mundo”.

Un tablero impecable

O, quién sabe, igual fue el ruso Sergey Karjakin, nacido en Ucrania, quien descubrió tan impecable herramienta en la serie de ficción donde Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) juega sobre un auténtico Rechapados Ferrer frente a Basily Borgov (Marcin Dorocinski). La serie fue vista por 62 millones de telespectadores en los primeros 28 días tras su lanzamiento. Netflix aseguró que su producción de siete episodios alcanzó el primer puesto en 63 países y fue de los 10 títulos más vistos en 29 más.

Pero, claro, nada de todo esto le sonaba a David Ferrer, actual gerente de la empresa catalana, tercera generación y nieto de Joan Ferrer y Teresa Mercader, que fueron, hace más de 60 años, los se trasladaron de La Roca a La Garriga para convertirse en maestros de rechapados y, gracias a la abuelita, transformarse, para reforzar el negocio y llenar la caja, en maestros en la creación de tableros de ajedrez “únicos, se lo digo yo”, dice David. Y es que fue David quien, en un día del mes de noviembre, cuando abría el taller, a las seis y media de la mañana “¡como cada día!”, se tropezó con Miguel Berbel, encargado del departamento de ajedrez de la empresa, que le dijo: “No te lo puedes creer, David, nuestro tablero sale en 'Gambito de Dama'”. A lo que David jura haber respondido: “¡Ya! ¿y?”

Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), sentada ante el tablero de Rechapados Ferrer, en la serie 'Gambito de dama'.

Beth Harmon (Anya Taylor-Joy), sentada ante el tablero de Rechapados Ferrer, en la serie 'Gambito de dama'. / EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

Pasaron las semanas y el nieto de Joan y Teresa se dio cuenta de lo que significaba que la joya de Rechapados Ferrer apareciese sobre la mesa de Beth Harmon cada dos por tres, en cada episodio. Es cierto, sí, que los campeones de ajedrez, todos, saben de la calidad del tablero catalán, muchísimo mejores que el de los otros tres fabricantes de tableros del mundo, pero el ‘boom’ salpicó a los seguidores del juego que cuenta con 1.500 años de historia y que practican desde los niños (hay 30 millones de escolares que juegan a ajedrez en sus escuelas) hasta los abuelos más abuelos.

¿Cómo escogieron el tablero?

“Yo ignoro cómo llegó nuestro tablero a Netflix, desconozco cómo lo escogieron como pieza importante en 'Gambito de dama', aunque sabemos que es el mejor valorado entre los jugadores de ajedrez”, cuenta David Ferrer. “Sospecho que en esta elección tuvo mucho que ver nuestro principal cliente de Alemania, la compañía Weible, que es exquisita a la hora de hacernos sus pedidos. El tablero que sale en esta popular serie es, en efecto, el negro, con cuadro de raíz y marquetería roja y amarilla, que es un pedido especial para Weible. Y como la serie está hecha, entre Estados Unidos y Alemania, en algún momento la gente de Weible, que nos aprecia mucho, debió sugerir nuestro tablero”.

David explica que ellos hacen tableros a medida y que cada cliente puede pedir “casi” todo lo que quiera. David también reconoce que en casa están muy asustados con la dimensión que ha cogido el tema, este 'boom', en su taller e, insiste, entre sonrisas, que le ha pedido mil veces perdón a su amigo Miguel Berbel por haber “casi” despreciado su gran noticia. Todo les viene grande, confiesa con humildad de artesano.

Un operario de Rechapados Ferrer, durante la fabricación de uno de sus ya famosos tableros de ajedrez.

Un operario de Rechapados Ferrer, durante la fabricación de uno de sus ya famosos tableros de ajedrez. / EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

“En serio, no podía imaginar la que se nos venía encima. Somos 14 trabajadores, no damos abasto. Hasta el estreno de 'Gambito de dama', vendíamos 20.000 tableros al año, todos, bueno, el 95% de ellos, en el extranjero (Alemania, Japón, Canadá, Australia, Estados Unidos, Taiwan, Francia, Italia, Bolivia, Malasia, India…) y, en solo cinco meses, hemos recibido 40.000 pedidos, muchos de los cuales ya los he tenido que tarladar, y lo siento mucho, al 2022”.

Fieles a la tradición

El nieto de Joan y Teresa, insisto, fue ella la que tuvo la idea de hacer tableros de ajedrez, asegura que es imposible aumentar la producción por una sencilla razón: los tableros se hacen a mano, uno a uno. “Es decir, no es cosa de alquilar una nave y colocar máquinas o más personal. No, esa no es nuestra filosofía, ni podríamos hacerlo. Yo tardo más de dos años en enseñar a uno de mis trabajadores a cómo quiero que haga el tablero, lo confeccione, lo pula, lo barnice, lo repase, lo deje impecable, al margen de seleccionar y tratar con mucho mimo las maderas que compramos”.

“No sé si alguien sería capaz de cambiar esta dinámica”, termina contando David, “pero nosotros queremos seguir haciendo las cosas, es decir, nuestros tableros, como los hemos hecho toda la vida, con la tradición de siempre, de la manera que empezamos a construirlos: perfectos, impecables, pulidos, brillantes, inmaculados, listos, no solo para salir en una serie de televisión ¡que ilusión!, sino para servir de escenario de la final del Mundial y ser utilizado por el mismísimo Magnus Carlsen”.