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Invertir en proyectos semilla y pre-semilla

Las redes de business angels, aceleradoras, plataformas de crowdfunding o los clubs de inversión están ayudando a financiar proyectos de forma sencilla, así como a acceder a operaciones que de otra forma serían complicadas de descubrir

Inversión semilla y pre-semilla

Inversión semilla y pre-semilla / Unsplash

Lidia Álvarez Vellido

Lidia Álvarez Vellido

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A pesar de la crisis sanitaria, 2020 fue un año “importante” si hablamos de financiación en el ecosistema emprendedor español. Según el informe Tendencias de inversión en España 2020”, publicado recientemente por el Observatorio de Startups de la Fundación Innovación Bankinter, la financiación de estos proyectos emergentes alcanzó cifras récord. En concreto, se realizaron 336 operaciones de inversión en startups españolas durante el año, lo que supone un 36% más que en 2019.

A pesar de este incremento en la actividad, el volumen de inversión disminuyó un 11,3%, un resultado que se debe a la inferior cantidad de rondas en fases más maduras y el gran incremento en aquellas que son intermedias e iniciales, algo bastante “atípico”, asegura Javier Megias, director del programa Startups de la Fundación Innovación Bankinter. “En realidad es una tendencia que venía creciendo en los últimos años y que en 2020 se ha consolidado”, explica el experto. 

A juicio de Megías existen múltiples razones para explicar este cambio aunque destaca el incremento del interés de los inversores privados en la inversión de startups, “especialmente por parte de inversores no profesionales”. Redes de business angels, aceleradoras, plataformas de crowdfunding o los clubs de inversión están ayudando a financiar proyectos de forma sencilla, así como a acceder a operaciones que de otra forma serían complicadas de descubrir. 

Por su parte, David Giner, CEO y cofundador de Ufounders, cree que la razón de este récord histórico en el número de inversiones en las primeras etapas de un proyecto se debe a que son empresas de alto crecimiento y por tanto, “de una potente alta rentabilidad”. Además, para el cofundador de esta incubadora y aceleradora de startups, cada vez se los fondos de fases iniciales tienen menos competencia que aquellos perteneciente a las series A y posteriores.

Proyectos semilla y pre-semilla

Pero, ¿qué son exactamente este tipo de proyectos y qué factores los diferencia de los llamados A o posteriores

La fase pre-semilla se refiere al momento en el que surge una idea de negocio que se quiere poner en marcha pero no existe todavía ningún producto mínimo viable (PMV), por lo que no existen métricas de negocio y facturación, explica Giner. El experto añade que en esta etapa “son los propios fundadores y su círculo cercano los que hacen la primera aportación de capital con sus propios fondos. También suelen invertir incubadoras y aceleradoras que ayudan en la puesta en marcha de la startup”. 

Por su parte, la fase semilla es la segunda etapa de la vida de estos proyectos, donde ya existe un equipo de trabajo definido y dedicado a la empresa, así como un PMV que ya se puede ofrecer a los clientes para su validación.  Esta fase “se centra en el desarrollo de producto, el proceso de testeo y la relación con el mercado”, señala Giner, quien añade que la empresa “ya empieza a tener sus primeras métricas y facturación”. 

Para el cofundador de Ufounders invertir en este tipo de proyectos “tiene muchos beneficios” aunque advierte que hay que hacerlo de una forma adecuada.  

En este aspecto, el director de programas de startups de la Fundación Innovación Bankinter destaca la posibilidad de participar en un mayor grado en el proyecto. Tanto desde una óptica cuantitativa como en aporte de valor, algo “enormemente valioso para la startup y muy satisfactorio para el inversor”, añade Javier Megias.

Sin embargo, el directivo declara la importancia de ponderar los riesgos. “Lo cierto es que la inversión en fases más tempranas entraña mayor riesgo, dado que las compañías tienen mayores incertidumbres que despejar en el camino”, explica, y añade que también es habitual que la gestión y los procesos de gobierno aún no estén profesionalizados y sin inversiones profesionales que ayuden a ordenarlos puede haber algunas “turbulencias”.

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