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Indignación entre los autónomos tras el colapso de las ayudas: "Ya que era una lotería, que hubieran hecho un sorteo"

El aluvión de solicitudes provoca que miles de trabajadores se queden sin el pago de 2.000 euros habilitado por la Generalitat

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Gabriel Ubieto

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Raffaella Leonardi se plantó religiosamente ante la pantalla a las nueve de la mañana del lunes, puntual, para solicitar una de las cotizadas 10.000 ayudas de 2.000 euros dispuestas por la Generalitat para los autónomos más castigados por la crisis de la covid. Profesora de taichí y editora de vídeos y presentaciones audiovisuales para exposiciones artísticas, la pandemia la ha tenido en el dique seco hasta septiembre. "Ahora he empezado a trabajar un poquito. Sobre todo clases online, porque trabajaba mucho con casales pero me los han anulado todos", comenta.

Hasta ahora Raffaella ha ido tirando con la prestación extraordinaria por cese de actividad habilitada por la Seguridad Social, el paro de los autónomos que llegó a sostener en toda España a 1,5 millones de trabajadores por cuenta propia. Casi la mitad de todo el colectivo y cuyo importe más habitual fueron 661 euros mensuales. "Confío en que poco a poco se vaya reactivando. Algún vídeo también me va cayendo, pero suerte que tengo unos ahorros", afirma esta barcelonesa de origen italiano.   

Los 2.000 euros habilitados desde la Generalitat prometían un balón de cierto oxígeno, pero Raffaella fue una de las miles que solo consiguió darse de bruces con un servidor colapsado. "Accedía y accedía al formulario, pero a la hora de subirlo a la web era cuando venían los problemas. El primer día estuve de las nueve de la mañana hasta que cerraron la web, hacia las cuatro de la tarde. Le iba enviando a mi hijo fotos de los pantallazos de la web, para desahogarme", cuenta Raffaella.

No es la primera vez que Raffaella pasa por un trance similar. "[En abril] pedí la ayuda de Barcelona Activa y también me pase todo un día. Hablando sola con el ordenador porque te cabreas… Al final tuve suerte y conseguí entrar", recuerda. "Esta vez lo hablamos con amigos que estaban igual y decíamos que podían hacer un sorteo. Al final con tanta gente pidiéndola acaba siendo una lotería y así al menos no perderías todo el día", afirma.

"Mis vecinos no se manejan bien con la web y necesitan más los 2.000 euros que yo, ¿a quién van a llegar?"

Raffaela Leonardi

— Profesora de taichí y editora de vídeos

Esta autónoma se muestra crítica también con el hecho de que el canal para pedir las ayudas fuera solo a través de la página web. "Mis vecinos son pakistanís, llevan poco tiempo aquí  y no se manejan bien con la página web. Necesitan que alguien les atienda por teléfono y por lo que me cuentan les hace falta más los 2.000 euros que a mí. ¿Al final a quién va a llegar?", afirma.

Mónica de Castro: "Lo podíamos intuir, pero me indigna que el Govern no lo previera"

El colapso de los servidores web no sorprendió a más de uno, dada la proporción entre las 10.000 ayudas habilitadas y los casi 450.000 autónomos que operan en Catalunya. "Yo pensé que, como iba a haber un alud de peticiones, daba igual que me conectara a las nueve que a las diez de la mañana. Que la página estaría saturada igual", reconoce Mónica de Castro. "Todos lo podíamos intuir, pero lo que a mí más me indigna es que el Govern no lo hubiera previsto", añade.

El Departament de Treball diseño esta ayuda para llegar a los trabajadores autónomos con ingresos más bajos. Aquellos que pudieran acreditar un rendimiento neto durante los tres primeros trimestre del 2020 de menos de 13.125 euros. No obstante, Mónica insiste en que la Generalitat debería haber afinado más esas horquillas y que la necesidad a la hora de distribuir las ayudas primara por encima de la rapidez del ancho de banda. "Hay autónomos que lo necesitan más que otros", afirma.

"He tenido que digitalizar mi negocio y para eso los 2.000 euros me hubieran venido muy bien"

Mónica de Castro

— Musicoterapeuta

Mónica ya no pudo acceder a la primera ayuda de este tipo dispuesta por la Generalitat en marzo. "Esa fue la primera decepción. La anunciaron como una medida para proteger a los autónomos y no la podías pedir si estabas cobrando una ayuda del Estado", recuerda. "No me daba ni para pagar el alquiler del piso, pero entre eso y los ahorros he podido sobrevivir", añade.

Mónica es musicoterapéutica y trabaja con personas con alzhéimer en residencias o centros de día. Su facturación cayó en picado durante el primer confinamiento y no ha vuelto a recuperarse al mismo ritmo. Ahora ingresa el 50% de lo que ingresaría en un noviembre precovid.  Las personas con las que trabaja Mónica son en su inmensa mayoría población de riesgo y la pandemia la ha obligado a reinventarse. "Mi trabajo era hasta ahora 100% presencial y he tenido que digitalizarme. Y para eso necesito invertir y los 2.000 euros me hubieran ido muy bien", cuenta.

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