EXPLOTACIÓN DEL COVID-19

Bancos de inversión de EEUU presionan a las farmacéuticas para que hagan negocio con el coronavirus

Una investigación destapa que instan a subir los precios de respiradores, mascarillas o terapias como el remdesivir

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Ricardo Mir de Francia

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El sufrimiento de millones de personas es también susceptible de convertirse en un gran negocio. Eso es lo que esperan al menos un puñado de bancos de inversión, que en las últimas semanas han estado presionando a las farmacéuticas y compañías de suministros médicos estadounidenses para que hagan caja con la crisis del coronavirussegún informa ‘The Intercept’. En llamadas a sus inversores y conferencias de la industria sanitaria celebradas desde principios de mes, varios bancos de inversión han instado a las empresas que trabajan en el desarrollo de tratamientos contra el covid-19 o dispensan mascarillas y respiradores a que aprovechen la coyuntura para aumentar sus precios. La ley está de su parte porque la industria se las ha ingeniado hasta ahora para doblegar todos los intentos del Congreso de controlar los precios de los medicamentos.

El último intento se produjo a principios de marzo, cuando el Congreso aprobó un primer paquete de fondos de emergencia para hacer frente a la pandemia. En total 8.300 millones de dólares dedicados a prevenir la expansión del virus, fomentar el desarrollo de una vacuna o impulsar la telemedicina. Los demócratas trataron de incluir varias cláusulas para dar a las autoridades el derecho a intervenir sobre las patentes de los eventuales tratamientos y vacunas si sus precios de comercialización se consideran abusivos. Igualmente pretendían que el Gobierno pudiese fijar sus costes durante la emergencia sanitaria. Pero no funcionó, según publicó ‘Politico’. Con la ayuda de sus aliados republicanos, los lobistas farmacéuticos lograron eliminar de la ley cualquier restricción potencial a la maximización de sus beneficios.

“La idea de que las farmacéuticas tengan total libertad para fijar los precios en medio de una pandemia internacional es inmoral y peligroso”, protestó la congresista demócrata, Jan Schakowsky. Pero la industria es prácticamente intocable en EE UU. El año pasado se gastó 295 millones para influenciar a los legisladores e imponer sus posturas en el Capitolio, según Open Secrets. Y tiene también ilustres aliados en la Casa Blanca, empezando por el ministro de Salud, Alex Azar, quien presidió la división estadounidense del gigante Eli Lilly y fue directivo de una de las grandes patronales del gremio.

Falta ver ahora cómo responderán a la oportunidad que el coronavirus les ha brindado. Durante una reciente conferencia con inversores, el director gerente del banco de inversión Cowen & Co preguntó a los responsables de Gilead si habían pensado “cómo hacer negocio” con el remdesivir, un antiviral utilizado contra la malaria que ha dado resultados esperanzadores en el tratamiento de algunos pacientes infectados con el covid-19. Algo parecido le sucedió a Cardinal Health, una gigantesca distribuidora de productos farmacéuticos, respiradores y mascarillas. Uno de los ejecutivos de la rama de inversión de Barklays les sugirió que subieran sus precios “para compensar parte de los riesgos de desabastecimiento”, según las grabaciones publicadas por ‘The Intercept’.

En ambos casos las respuestas fueron negativas y ambas farmacéuticas mostraron su disposición a facilitar el acceso a sus productos durante la emergencia, pero habrá que ver cómo evoluciona la crisis porque los precios abusivos son una constante del sistema estadounidense, así como la tendencia a aumentarlos cuando la demanda se dispara.