Tres consejos de inversión para épocas de incertidumbre

Uno de los principios básicos que hay que entender del mundo de la inversión es que nadie, absolutamente nadie, puede predecir con exactitud lo que va a ocurrir en los mercados. No hay un satélite Meteosat que nos envíe información veraz de la evolución de las capas de la atmósfera financiera. Incluso contando con él, los meteorólogos no siempre aciertan todo lo que quisieran con sus previsiones. ¿Cómo acertar entonces el resultado de algo con tanto peso y a la vez tan etéreo, punto de confluencia de tantas fuerzas, emociones e influencias externas? 

El hecho de que no sea posible avanzar el comportamiento de las bolsas y los fondos de inversión en el corto plazo es, precisamente, lo que introduce en el juego ese componente de riesgo que, cuando se acierta, nos hace ganar más dinero. La sabiduría popular siempre ha repetido que “quien no arriesga, no gana”, y ahí está el quiz de la cuestión de los planes de inversión: a mayor nivel de exposición de tu cartera, más posibilidades de obtener una buena rentabilidad, mientras que las carteras más conservadoras no se arriesgan tanto a perder, pero tampoco podrán optar a unas ganancias de impacto.

Muchos pequeños inversores se debaten en esta disyuntiva: ¿y si lo pierdo todo, con lo que me ha costado ahorrarlo? Pero, si no arriesgo, ¿cómo voy a conseguir mi reto financiero personal de esforzarme hoy para vivir mejor mañana? Y en esos miedos se enmarañan todavía más cuando, a su alrededor, la actualidad en general y la geopolítica en particular están alteradas, y perciben diversos focos de amenaza que transmiten su incertidumbre a los mercados.

Actualmente, por ejemplo, a nivel nacional tenemos nuevas elecciones generales a la vista, lo que históricamente siempre ha ido acompañado de caídas por parte de las empresas del Ibex 35, y la sombra de una nueva crisis económica. En Europa seguimos esperando el desenlace del Brexit, que una vez más se ha vuelto a retrasar, pero que tendrá una clara influencia en el panorama económico internacional. Y a nivel global, seguimos asistiendo a una larga guerra comercial entre China y Estados Unidos cuyo final no llegamos tampoco aún a vislumbrar. 

Todo este clima de inestabilidad ejerce una influencia negativa en las bolsas, y los inversores no experimentados pueden llegar a cometer graves errores en la toma de ciertas decisiones precipitadas que no serán positivas para sus carteras. Una de las reglas cardinales de la inversión (quizá las más importante de todas) es mantener el rumbo y no dejar que las emociones dicten tus decisiones. Pero, ¿cómo saber entonces cómo debemos reaccionar cuando los mercados son volátiles y hay mucha incertidumbre? En Fintup resumimos la respuesta en tres consejos clave.

En primer lugar, la volatilidad en los mercados es normal, y es el precio que debemos pagar si queremos ver crecer nuestro dinero. Es crucial ser paciente y tener disciplina en los periodos en los que los mercados caen; de hecho, puede ser muy beneficioso y generar oportunidades a largo plazo si se aprovechan estos periodos de “rebajas” para invertir más dinero. En los periodos de caída es vital no hacer cambios drásticos en la cartera y mantener la estrategia pensando en el largo plazo, e incluso hacer alguna aportación extra a nuestra cartera.

En segundo lugar, una cartera bien diversificada es la mejor manera de protegerse ante lo que nos depare el futuro. Independientemente de lo que ocurra en los mercados, la diversificación es vital. Como decía John Templeton, “El único inversor que no debe diversificar es el que acierta el 100% de las veces”. Si invertimos en el mundo entero y en diferentes clases de activo amortiguaremos las caídas que se produzcan, y debemos tener la confianza de que en el futuro nuestra cartera se va a recuperar con fuerza.

Y en tercer lugar, nunca perder el enfoque de largo plazo. ¿Alguien sabía en el año 2015 que ahora iba a haber un Brexit o una guerra comercial entre China y Estados Unidos? Es imposible predecir los millones de eventos aleatorios que pueden afectar a los mercados en un momento dado. Por eso no debemos prestar ni un segundo de nuestra atención a todo este ruido, y mirar más allá. En el largo plazo se impone la realidad económica de los activos en los que inviertes y el valor real de estos activos.