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El Banco de España alerta de que la UE no está preparada para una "crisis severa"

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos / David Castro

P. Allendesalazar

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Con los tambores que auguran una nueva recesión global sonando cada vez de forma más intensa, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha advertido este lunes de que la arquitectura institucional europea "todavía carece de algunas piezas fundamentales; en particular, en lo que respecta a su habilidad para resistir una crisis severa". La institución, así, ha dado un paso más en su recién estrenada estrategia de elevar su voz públicamente sobre los retos que afronta la zona euro y la Unión Europea.

Durante unas jornadas en la sede madrileña de la institución, su máximo dirigente ha destacado que la situación macroeconómica mundial se está deteriorando, mientras que todavía no se ha terminado de corregir el legado de la Gran Recesión (altos niveles de paro y deuda). Bajo las tensiones comerciales globales disparadas por Estados Unidos, ha destacado, subyace la puesta en cuestión del orden económico multilateral nacido tras la II Guerra Mundial, y al mismo tiempo surgen nuevos retos como la digitalización y el cambio climático.

Frente a todo ello, se ha declarado optimista sobre el futuro "común" de los países de la UE, ahuyentando el fantasma de la ruptura del euro que sobrevoló en los peores años de la crisis. Pero al mismo tiempo, ha realizado una prolija descripción de todos los problemas y carencias que presenta el entramado institucional comunitario para afrontar nuevos problemas. "Europa ha demostrado ser innovadora y decisiva, aunque a veces los pasos necesarios han sido dados bajo la presión de unas circunstancias extremas, como las que experimentamos durante la última crisis de la deuda soberana", ha advertido, apremiando a no esperar tanto en esta ocasión.

Activo común

El gobernador se ha explayado sobre todo en su defensa de la creación de un "activo seguro común para la zona euro" (es decir, deuda pública comunitaria de máxima calificación) a través de una Agencia Europea de Inversión. "Contribuiría de forma significativa a afrontar algunas de las causas de la debilidad institucional de la eurozona. En particular, podría incrementar la efectividad de la política monetaria, mejorar la integración financiera y completar la Unión Bancaria y del Mercado de Capitales, rompiendo el círculo vicioso entre la banca y la deuda soberana y facilitando la diversificación", ha argumentado.

Así, ha destacado que los activos seguros europeos (bonos públicos y empresariales de alta calificación crediciticia) apenas suponen unos tres billones de dólares (2,7 billones de euros), la mitad que en el máximo alcanzado en el 2009 y frente a los actuales 14 billones de dólares (12,6 billones de euros) de los estadounidenses. Ello, ha explicado, limita el papel internacional del euro y concentra la demanda de los inversores en los países percibidos como más seguros (como Alemania y Holanda), creando una "divergencia exorbitante" dentro de la eurozona.

"Un activo único y libre de riesgo probablemente se convertiría en una referencia común, permitiendo que los precios de las acciones y los bonos a lo largo de la eurozona reflejaran más claramente sus riesgos fundamentales", ha defendido. Se trataría, por tanto, de evitar que los activos de ciertos países como España sufran un castigo por parte de los inversores respecto a otros de, por ejemplo, Alemania no por factores intrínsecos sino por estar radicados en un Estado que el mercado considera menos seguro.

Más reformas

Hernández de Cos también ha subrayado la necesidad de completar la Unión Bancaria (ya existe una supervisión y una resolución comunitarias de entidades con problemas) con la creación del largamente postergado Fondo de Garantía de Depósitos Europeo y la eliminación de "ciertas barreras regulatorias y prácticas", así como de profundizar en la Unión del Mercado de Capitales. Asimismo, ha juzgado "urgente" reformar las reglas fiscales, ya que no se aplican de forma adecuada debido a su "complejidad" y han sido "incapaces" de evitar políticas procíclicas en los países (lo que agrava las burbujas y las crisis posteriores). 

El objetivo, ha explicado, sería contar con unas normas que sean "consistentes con las restricciones nacionales y las necesidades de la zona euro como un todo", lo que parece un guiño a las voces que defienden que los países con margen fiscal como Alemania debería aprovecharlo para invertir y revertir así la actual desaceleración. En esta línea, ha abogado por crear un "instrumento fiscal centralizado", que evite que la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) se vea "sobrecargada, como podría estar en la actual coyuntura económica".