movilizaciones en el aeropuerto de BCN

La meteorología agrava el efecto de la huelga en El Prat

Pasajeros, en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, en el primer día de huelga del personal de tierra de Iberia.

Pasajeros, en el aeropuerto de Barcelona-El Prat, en el primer día de huelga del personal de tierra de Iberia. / periodico

Eduardo López Alonso

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Los servicios mínimos decretados con motivo de la huelga de este fin de semana del personal de tierra de Iberia en el Aeropuerto de Barcelona han reducido de manera efectiva las consecuencias del paro en El Prat este sábado. A mediodía preocupaba más el efecto de los problemas meteorológicos en el aeropuerto que el impacto de la huelga, que había sido enmendado por las compañías con la reubicación de pasajeros en aviones más grandes u otras rutas o medios de transporte.  Según Iberia, la huelga tuvo un seguimiento del 17,5%. UGT aseguró que llegó al 80% de la plantilla afectada. 

El Ministerio de Fomento decretó el pasado jueves servicios mínimos del 100% de los vuelos domésticos con territorios no peninsulares, el 54% de los internacionales y el 32% de los peninsulares cuya alternativa de transporte fuese inferior a cinco horas. Pese a esos servicios mínimos elevados, la lluvia complicó el tráfico aéreo. Los controladores de El Prat iniciaron a mediodía medidas de regulación, lo que se traducía en mayor espacio entre aeronaves en aterrizajes y despegues. Entre las 12.50 horas y las 13.20 horas, las operaciones de despegue y aterrizaje tuvieron que suspenderse por una tromba de agua. Ese factor agravó todavía más la situación. 

Cancelaciones

Las fuertes lluvias causaron la cancelación, hasta las 20.30 horas, al menos una cuarentena, que se sumaron a los 62 suspendidos por la huelga de Iberia. De esos vuelos cancelados, la mayor parte (17) fueron los operados por Vueling, la principal compañía en El Prat. Iberia Handling presta servicio a 27 aerolíneas, entre ellas Vueling, British Airways, Air Lingus y Level.

Entre los vuelos de Vueling afectados por la lluvia estuvieron los de San Sebastián, Ibiza, Mahón, Niza, Jerez, Palma y París. La tormenta también comportó el desvío de al menos cinco aviones, dos de los cuales acabaron aterrizando en Girona y Reus (Tarragonés). Algunos aviones llegaron a acumular más de cinco horas de retraso, pero la sensación en el aeropuerto era de casi normalidad. Las compañías aplicaron el sistema habitual de mensajes a los pasajeros en caso de retrasos o cancelaciones. Recordaron la importancia de informar a las aerolíneas del correo electrónico y del teléfono móvil para estas situaciones especiales.

La aerolínea más perjudicada por cancelaciones fue Vueling con al menos 15.500 pasajeros implicados durante el fin de semana, cifra que aumentará por el efecto de la lluvia.  

Reivindicaciones

Los trabajadores convocan huelga para exigir estabilizar el empleo, transformando la totalidad de los empleados fijos a tiempo parcial en fijos a tiempo completo, y pasar a fijos a 400 trabajadores eventuales, de una plantilla de más de 1.000 personas. Los representantes de los trabajadores creen que eso solucionaría la mayoría de problemas que sufre actualmente la plantilla, como el «abuso de horas extraordinarias obligatorias» o la reorganización de turnos y horarios que permitirían a la plantilla de Iberia Barcelona trabajar en «condiciones dignas». 

El 'conseller' de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat, Damià Calvet, exigió ayer a Iberia que el lunes "retome las negociaciones con los trabajadores de tierra y ponga soluciones sobre la mesa". Calvet tomó partido por la plantilla al asegurar que hay una "desproporción brutal y alarmante" entre los trabajadores de tierra de Iberia de Barcelona y los de Madrid. 

Agravio comparativo

En su opinión, hay un agravio comparativo, ya que hay 1.000 operaciones al día en Barcelona e Iberia dispone de 2.000 trabajadores "con un altísimo índice de temporalidad", mientras que el Aeropuerto de Barajas tiene 1.300 operaciones y 7.000 trabajadores, con menos temporalidad. Calvet criticó que en la reunión de mediación del viernes "Iberia viniese un poco con las manos en los bolsillos", y pidió que la compañía no trate a Barcelona como un aeropuerto de segunda, ni tampoco a su ciudadanía.