denuncia

Orcel reclama al Santander 100 millones por su fichaje frustrado

El banquero italiano ha iniciado la ofensiva legal contra la entidad presidida por Ana Botín

El exejecutivo de UBS Andrea Orcel

El exejecutivo de UBS Andrea Orcel / periodico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El banquero italiano Andrea Orcel, procedente de UBS, ha formalizado su ofensiva legal contra Banco Santander al presentar una demanda tras la cancelación por parte de la entidad de su contrato como consejero delegado.

En su demanda, Orcel reclama el cumplimiento de contrato por parte de Santander o, en caso contrario, daños y perjuicios por una cantidad algo superior a los 100 millones de euros, incluyendo el sueldo que dejó de cobrar en UBS y el que podría haber percibido en Santander, según ha adelantado 'El Confidencial'.

Para defenderse, el banco presidido por Ana Botín ha puesto el caso en manos de su despacho de cabecera, Uría Menéndez. Santander no ha querido hacer ningún comentario al respecto. De su lado, tal y como se conoció el pasado mes de marzo, Orcel ha contratado los servicios del bufete De Carlos Remón.

El consejo de administración de Santander decidió no seguir adelante con el nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado casi cuatro meses después de anunciarlo al considerar inasumible tener que hacer frente en su totalidad al bonus en diferido que se había comprometido a abonarle UBS cuando fue 'fichado' por la entidad cántabra.

La decisión adoptada a propuesta de las comisiones de nombramientos y retribuciones fue "consecuencia de la modificación, tras las negociaciones mantenidas, de las bases sobre las cuales el consejo adoptó la decisión de designar al señor Orcel y la imposibilidad de que los costes de compensar a éste por sus remuneraciones pasadas excediesen los tenidos en cuenta al acordar el nombramiento".

El banco acordó en septiembre la futura retribución anual que Orcel percibiría como consejero delegado del grupo, en línea con la de José Antonio Álvarez. Sin embargo, en aquel momento no era posible anticipar el coste final para el grupo de abonar las retribuciones diferidas que se le habían asignado en su puesto anterior y que habría perdido al abandonarlo.