Finanzas personales

¿Dónde meto mi dinero si estoy empezando a ahorrar?

Comenzar a guardar dinero es una tarea complicada para los jóvenes. En primer lugar, porque los salarios aún están en niveles bajos para poder destinar una parte al ahorro y, en segunda instancia, porque la educación financiera está por debajo de la media de los países desarrollados. Con todo, en el caso de tomar la decisión de empezar a guardar parte de los ingresos para obtener rentabilidad a largo plazo, ¿cuál es la mejor alternativa?

Comenzar a guardar dinero es una tarea complicada para los jóvenes. ¿Cuál es la mejor alternativa?

Ahorrar

Ahorrar / economia

Héctor Chamizo

Héctor Chamizo

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Hay diferentes y productos para empezar a ahorrar y hacer crecer ese ahorro, como los fondos de inversión o los planes de pensiones. La elección entre invertir en planes de pensiones o fondos de inversión cuando se comienza a ahorrar depende de varios factores. Hay que tener en cuenta desde cuál es nuestro tipo impositivo actual –para determinar si nos interesa aportar a planes o cuánto– hasta las necesidades de liquidez que vamos a poder tener.

Por eso, siempre es aconsejable hacer un ejercicio de planificación financiera previa a la inversión, para considerar las diversas circunstancias y valorar con toda la información la opción más adecuada en cada caso.

Para Patricia Mata, directora de Imdi Funds, dentro de los vehículos de inversión disponibles para complementar las pensiones públicas los fondos son, sin duda, “una buena alternativa desde el punto de vista de la rentabilidad, seguridad y fiscalidad”.

Los traspasos de los fondos de inversión (armonizados y registrados en España) están exentos de tributación, lo que permite “adecuar el riesgo del ahorrador sin coste fiscal, modulando el riesgo asumido de más a menos a lo largo de la vida profesional, desde posiciones más arriesgadas para las personas más jóvenes, hasta posiciones más conservadoras” para las personas que están próximas a la jubilación.  

Pero, efectivamente, hay otras alternativas, como los planes de pensiones. Siguiendo este esquema, Mata sostiene que el problema de estos vehículos es que, “la fiscalidad no premia suficientemente la iliquidez o falta de disponibilidad de este ahorro”. Aparte de esto, sólo se pueden deducir fiscalmente un máximo de 8.000 euros anuales.

En los planes, el rescate se puede realizar de una vez, en varios reembolsos, en forma de renta periódica o como una renta vitalicia, pero dado que para los fondos de pensiones los reembolsos van a tener la consideración de rendimientos del trabajo, conviene examinar con cuidado las cantidades a reembolsar por ejercicio fiscal.

¿Qué opción podemos elegir?

La mejor forma de ver las ventajas y desventajas de cada vehículo de inversión es ilustrarlo a través de un ejemplo. Y es que así se puede sacar una conclusión de los rendimientos de largo plazo.

Tal y como explica Paula Satrústegui, directora de planificación financiera de Abante, lo mejor es hacer un cálculo para una persona que pueda ahorrar para el objetivo de jubilación 4.000 euros al año.

Si invierte esos 4.000 euros anuales en un plan de pensiones que le da un 4% de rentabilidad (con una inflación del 2%) y los 1.800 euros que le devuelve Hacienda cada año los reinvierte (en fondos de inversión, para facilitar el ejemplo), al cabo de 25 años habrá acumulado algo “más de 166.000 euros en el plan de pensiones más casi 75.000 euros en fondos de inversión”. Con lo cual, si en el momento de la jubilación decidiese sacar todo el dinero de golpe, tendría 173.000 euros acumulados después de impuestos.

Hay que tener en cuenta que, si en lugar de rescatar todo el dinero de golpe lo fuera rescatando poco a poco cada año, la cantidad final de la que disfrutaría sería mayor por dos razones: “al rescatar todo de golpe sube su tipo impositivo, por lo tanto, el neto que ingresa es menor que si rescata cantidades menores cada año y, además, el dinero que permanece invertido se continúa revalorizando gracias a los intereses”, apunta Satrústegui.

Si, en cambio, invierte los 4.000 euros anuales en fondos de inversión, al final del periodo de 25 años habrá acumulado algo más de 166.000 euros. Dado que el tipo impositivo que se paga por sacar el dinero de los fondos es menor (tributa en la base del ahorro) que el de los planes de pensiones (tributa en la base general), si en ese momento decide sacar todo el dinero ahorrado, tendrá acumulados 151.200 euros (tras los impuestos).

Es decir, el ahorro final acumulado para la jubilación es inferior (es importante recordar que, en el primer caso, si invierte en planes, tiene que ahorrar para el futuro lo que le devuelva Hacienda).

Por tanto, en opinión de Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank, una propuesta, manteniendo esta vía de actuación sería repartir la inversión entre fondos, planes de pensiones y acciones, “para conseguir una cartera con ventajas fiscales y flexible”, que nos permitiera adaptarnos a las circunstancias de mercado.

El mayor o menor número de productos dependería del capital del cliente, y en un primer momento se podría instrumentar a través de fondos de inversión, mientras que la parte de planes de pensiones tendría que “ir construyéndose con las aportaciones periódicas y/o extraordinarias” que se fueran haciendo de forma anual, concluye López-Gálvez.