ANGEL BONET, CHIEF SALES & MARKETING EN MINSAIT

"El ser humano tiene que pasar de producir a crear, porque de la producción se encargarán las máquinas"

En su libro, 'El tsunami tecnológico', augura que en 20 años conviviremos en ciudades y hogares hiperconectados con robots inteligentes, con los que incluso mantendremos relaciones personales.

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En su libro, 'El tsunami tecnológico', augura que en 20 años conviviremos en hogares hiperconectados con robots inteligentes, con los que incluso podremos tener relaciones personales

Ángel Bonet

Ángel Bonet / economia

Nieves Ruiz

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Desde pequeño a Ángel Bonet (Barcelona, 1972), le fascinaba la innovación. Mientras que la mayoría de los niños jugaban al fútbol, él se inquietaba ante cualquier novedad tecnológica que caía en sus manos. Tanto es así que decidió hacer de esta curiosidad su profesión. En la actualidad es Director de ventas y marketing en Minsait, y cuenta con más de veinticinco años de experiencia en innovación.

Su vida se reparte entre sus dos grandes pasiones: la tecnología, y el arte. “Me encanta crear y conectar ambas disciplinas” nos cuenta. Le interesa sobre todo el cine, de hecho tiene escritos dos guiones. Mientras materias como la robótica, la Inteligencia Artificial o el Internet de las Cosas, avanzan a pasos agigantados, Ángel sueña con acercarlas a la calle. Ha puesto su granito de arena con su libro ‘El tsunami tecnológico’ (Deusto), en el que propone una reflexión sobre la nueva gran revolución digital que vivirá la humanidad en los próximos años.

Nos encontramos a las puertas de la tercera revolución Industrial, la de la disrupción tecnológica. ¿Qué nos va a aportar a la humanidad a grandes rasgos?

Nos va a aportar un mundo mejor, todos los avances tecnológicos que hemos tenido a lo largo de la historia nos han empujado a dar un salto cualitativo y cuantitativo espectacular, y éste va a ser especialmente potente, porque va a ser en muy poco tiempo y con una disrupción tecnológica enorme.

¿Estamos preparados para una revolución de estas características?

En absoluto. Creo que en general el ser humano nunca ha estado preparado para ningún cambio que ha vivido. Hay personas que se adaptan muy bien a los nuevos entornos y sociológicamente logran echar raíces. Pero la velocidad de esta nueva revolución va a ser tan rápida y tan agresiva, que no vamos a tener mucho tiempo para adaptarnos. Si echamos la vista atrás, en las últimas revoluciones el periodo de cambio abarcaba tres, cuatro o cinco generaciones, por lo que había mucho tiempo para la adaptación. Esta revolución va a tener un periodo de adaptación que va a afectar a una sola generación. Hablamos de 20 o 30 años.

¿Necesitamos entonces un cambio de patrones de comportamiento y mentalidad para poder surfear este ‘tsunami tecnológico’ que nos espera? ¿Las empresas están preparadas?

Hemos de cambiar todo, desde nuestra manera de hacer negocios, a la forma en que interactuamos con los demás seres humanos. A pesar de este cambio que se avecina, soy muy optimista y creo que lo que va a suceder es porque tiene que ser así. El mundo está viviendo una época gloriosa sin precedentes, cuando ves las estadísticas de cómo ha cambiado el mundo en 100, 200 o 2000 años, es espectacular. Solo hay un cambio que no me gusta, que es el desequilibrio en el reparto de la riqueza. Cada vez hay más ricos y más pobres y esto no es un buen indicador. Hay algo en el modelo que no funciona y lo tenemos que reinventar.

Comenta que uno de los usos de los nuevos avances en biotecnología y nanotecnología será la creación de nuevos alimentos en laboratorios. ¿Podría esto suponer el fin del hambre y la falta de agua en el mundo?

Sin duda, el 100% de los investigadores que trabajan ahora mismo en áreas de innovación, investigan con el objetivo de hacer un mundo mejor. Nunca he conocido a un investigador o científico que haga algo en contra del ser humano. Otra cosa es que haya muchas innovaciones y luego se haga un mal uso de ellas. Uno de los grandes problemas que tenemos en la actualidad es el acceso desigual al agua potable, a la alimentación y a la sanidad. La evolución en la nanotecnología nos va a permitir desalinizar parte de los océanos para tener más agua potable, o poder crear alimentos de manera artifical, sobre todo carne e hidratos, que son los más difíciles de producir. A nivel médico los avances van a ser impresionantes, y lo más positivo es que van a tener un coste muy reducido, por lo que los países menos desarrollados van a poder acceder a estas nuevas tecnologías para curar enfermedades que hoy en día son mortales.

Las empresas españolas invierten en I+D, menos del 1,9% de nuestro PIB, ¿esto va a traernos consecuencias en los próximos 20 años?

Hay un estudio que acaba de publicar Indra, que es un análisis sobre el impacto de la digitalización en nuestro país, y hay un datos que hemos publicado junto a la Universidad Carlos III, que afirman que si España en los últimos 20 años hubiera invertido en I+D lo mismo que Estados Unidos en la digitalización, tendría un PIB un 30% mayor. Para que seamos conscientes de en qué punto nos encontramos, España invierte aproximadamente 19.000 millones de euros en I+D. Estados Unidos invierte 476.000 millones de euros, una cifra 24 veces más mayor. Y otro dato es que en España tenemos unos 2.600 investigadores por millón de habitantes, mientras que Estados Unidos cuenta con 4.200 investigadores por cada millón de habitantes, prácticamente el doble. Una de las consecuencias de nuestra falta de inversión es que el talento español desaparecerá y se irá a otros países.

¿Cómo podemos solucionar este problema?

Hay que hacer un llamamiento a la población porque esto va a traernos muchas consecuencias. Todavía no he visto ninguna encuesta del CIS en la que la población sitúe su primera preocupación en la innovación, o la disrupción tecnológica. Estoy seguro de que si la gente estuviera preocupada por este tema, los políticos se verían obligados a invertir en I+D. Esta es una de mis principales motivaciones para escribir el libro, busco que los ciudadanos abran los ojos, porque tenemos un problema. Nuestros hijos tienen un problema, porque si no hay estudios que vayan al compás de la revolución tecnológica, no van a poder trabajar. Necesitamos imperiosamente aumentar nuestro gasto en I+D. Este país ha hecho un milagro para avanzar en los últimos 40 años y no podemos quedarnos atrás.

Según el Foro de Davos, el 65% de los que hoy son niños trabajarán en profesiones que no existirán, ¿hay una brecha existente entre los estudios de hoy en día y las profesiones del futuro?

Esto es lo que más me inquieta. Si analizamos el tipo de carreras universitarias que tenemos, te diría que para dentro de 20 años, la mitad de ellas no va a tener futuro. Ojalá me equivoque, pero las nuevas tecnologías están viniendo con una fuerza terrible. Hablamos de más de 3 trillones y medio de euros invertidos en tecnologías disruptivas, y prácticamente no existe ninguna en el temario de las universidades. Además tenemos un déficit total de talento en temas de ciberseguridad, biotecnología, nanotecnología, programación e Inteligencia Artificial, porque no hay formación.

Además en este tipo de profesiones hay un déficit de mujeres…

Con esto ya se me pone la piel de gallina. Te vas a cualquier ingeniería y prácticamente no hay chicas, y una ingeniería es la base de la revolución tecnológica. Con todo lo que hemos conseguido avanzar en nuestro país en la igualdad entre el hombre y la mujer, vamos a tener un problema gigantesco. Quiero hacer un llamamiento enorme a la gente joven y a las universidades para que añadan este tipo de temarios en sus planes de estudios y reforzarlas con píldoras sobre nuevas profesiones, a nivel público, semipúblico y privado.

Una de las áreas que más va a evolucionar es la robótica. Comenta en su libro que en solo 10 años un porcentaje significativo de personas tendrá un robot en forma de humanoide en casa. ¿Qué podrá hacer?

Ya tenemos robots en casa. Uno de los regalos estrella de estas Navidades es el asistente de voz de Google. Es un robot dotado de Inteligencia Artificial y existe en 2019. Cuando hablamos de robots los ciudadanos se imaginan a un humanoide andando por la casa, pero hay bastantes tipos. El robot que tendremos es un ente inteligente, no humano, que ayudará en casa. Ya existen robots que están conectados a internet y podrán hacer muchas tareas incluso en el ámbito psicológico, como acompañar a las personas que están solas. El problema que tienen es el coste, pero en los próximos años el precio va a bajar hasta alcanzar el nivel de un smartphone. Este es uno de mis sueños, creo que dentro de unos años, muchísimos hogares de España tendrán uno. Los veremos en las tiendas por poco más de mil euros y hasta con posibilidad de financiación.

¿Cree que llegará un momento en que gracias a la Inteligencia Artificial los robots sientan, piensen por sí mismos, o hasta puedan relacionarse de forma amorosa o amistosa con los humanos?

Según la Ley Moore en tres o cuatro años un ordenador prácticamente tendrá la misma capacidad de procesamiento que un cerebro humano, pero en 2045 un ordenador tendrá la misma capacidad de procesamiento que los más de 7 mil millones de personas que hay en el planeta. Esto sumado a la evolución de la Inteligencia Artificial, dará la posibilidad de que las máquinas puedan tomar decisiones autónomas. Nos empezarán a conocer, sabrán nuestros hábitos, y hasta nos darán conversación. En la actualidad se está trabajando mucho en un habla humana. El habla es un elemento muy importante de unión entre un hombre y una máquina, así que creo que sí se puede dar la posibilidad de que haya una relación primero sentimental y luego porque no, amorosa.

¿Nos podremos llegar a 'enamorar' de un robot?

Estoy convencido de que en un plazo relativamente corto, en torno a dos décadas vamos a empezar a vivir situaciones de relaciones con los robots. Si un robot habla conmigo, me conoce y además interactúa conmigo, la respuesta es que sí va a suceder. Y no te cuento en la línea de robot sexual o pareja. El humano es un ser de sentimientos, pero te garantizo que en dos décadas veremos que las personas que no hayan tenido la capacidad o fortuna de encontrar una pareja humana, van a encontrar un sustituto o sustituta en un elemento robótico.

¿Hace falta legislar y poner límites éticos a la tecnología para impedir que sea utilizada con mal fin?

Los gobiernos y grandes instituciones tienen que velar porque las cosas se hagan de la manera más inteligente, ética y lógica posible, respetando al medio ambiente y al hombre, pero lamentablemente esto no es así. En Europa hay muy poca legislación sobre las nuevas tecnologías, aunque la Comisión Europea empieza a trabajar ya en grupos de trabajo. Estoy convencido de que los nuevos gobiernos van a estar a la altura y van a ir regulando.

Los expertos hablan de que en los próximos veinte años el 47% de los empleos serán robotizados. ¿Será necesario que exista una paga universal para atender a los millones de ciudadanos que se quedarán en el paro?

Es que no nos queda otra. Históricamente después de cada revolución tecnológica, ha habido un boom de nuevos empleos y profesiones, pero hasta que no ocurra, va a haber una generación y media perdida, que se va a quedar fuera del mercado, de hecho ya está pasando. En cambio van a crearse otro tipo de profesiones en las que hoy en día hay déficit de talentos. Estoy seguro de que va a haber un aumento del paro estructural, muchas personas se va a quedar sin trabajo y sin posibilidad de aplicar sus conocimientos.

¿Cómo van a tener que hacer frente a esta situación los gobiernos?

Tanto los gobiernos como las empresas vamos a tener que ayudar a reciclar a los trabajadores que se queden fuera del mercado. Hay que reactivar la FP y adaptarla a personas más senior. Se tendrá que dar algún tipo de renta universal, porque si no hay trabajo los ciudadanos van a pasar hambre. A cambio los desempleados podrían formarse en nuevas tecnologías y aportar su trabajo en labores sociales. Podremos tener tiempo para hacer labores más artísticas, porque la posibilidad de hacer arte es lo que nos va a diferenciar claramente de los animales y de las máquinas.

Si todo esto sucede, ¿podríamos encontrarnos ante una nueva Ilustración del hombre?

Este es mi sueño. El ser humano tiene que cambiar su mindset de un ‘voy a producir’, a un ‘voy a crear’, porque de la producción se van a encargar maquinas. Desde el Siglo XV no ha vuelto a ocurrir un renacimiento en el mundo con pintores de la talla de Miguel Ángel y los grandes literatos. El artista puede ser más importante que el ingeniero, para ello hay que volver a pintar, escribir y hacer poesía, porque eso nos hace felices y nos conecta con el mundo.

¿Y cómo va a ser la adaptación de las empresas?

Desaparecerán muchas y se crearán otras nuevas. Las que tengan la visión de reinventarse serán las que subsistirán. Van a venir nuevos players de fuera que van a ofrecer un servicio más eficiente. Ahora mismo las cinco principales compañías en el mundo son tecnológicas y hace diez años esto no era así. En los últimos tres meses tanto Apple como Amazon valen un trillon de dolares por primera vez en la historia. Esto no había ocurrido nunca, y curiosamente son empresas tecnológicas.

Internet de las cosas es una de las tecnologías que más está contribuyendo a cambiar nuestro mundo, usted augura que dentro de 20 años viviremos en hogares inteligentes e interconectados...

El Internet de las cosas es conectar cualquier elemento electrónico a internet y dotarlo de inteligencia o poderlo programar de una manera automática. El gran salto es que nos va a hacer la vida mucho mejor. Por ejemplo su uso dentro del hogar hará que manejemos todas las funciones con la voz y que puedan autogestionarse de forma inteligente. Dentro de 20 años nuestros hogares estaran tecnificados, sensorizados y conectados a internet. Cuando te acerques a tu casa a una distancia determinada se encenderá la calefacción, a través de la voz vas a poder interactuar con tus seres queridos, y va a haber una gestión de los recursos más inteligente. Ya no tendremos que hacer la lista de la compra ya que a través de sensores inteligentes se detectará cuando nos falta leche o pan, y se enviará una señal para que nos los manden a casa. Los recipientes va a desaparecer a manos de pequeños cubículos, en los que rellenaremos la leche o las galletas. Podremos almacenar la energía, y podremos vender lo que nos sobra a otros vecinos. Las ciudades se van a sensorizar con Inteligencia Artificial y viviremos en un entorno mucho más seguro.

Comenta que los jóvenes del futuro prefieren comprar un buen smartphone a un coche. Con la evolución de la nube, y el cada vez mayor acceso al uso de música, cine, o el carsharing, ¿ya no nos va a importar la propiedad privada?

El hecho de tener es un concepto un poco arcaico. Si lo pensamos, ¿para qué tener?, ¿no es mejor usar?. Vivimos en un mundo de abundancia que no tiene sentido. El alquiler de bienes y servicios está eclosionando. Un ciudadano de Nueva York puede estar ganando unos 50.000 dólares al año de media alquilando lo que le sobra. Yo estoy convencido de que mis hijos no se comprarán nunca un coche. El carsharing es una maravilla. Por otro lado, el coche autónomo ya es una tecnología que funciona y va a generar un cero por ciento de accidentes en el planeta.

¿Cuál será la disrupción tecnológica que más va a transformar el mundo tal y como lo conocemos?

La Inteligencia Artificial, porque es la base de muchas tecnologías. Va a crear un cambio de paradigma en el ser humano y ya no va a necesitar 'pensar' para ser alguien. Necesitará 'crear' si quiere ser alguien, y este es el gran cambio.