Condiciones de trabajo

Los años que los jóvenes pasan en precariedad laboral se doblan en los últimos 30 años

Un informe de la UAB constata que el tiempo que pasan los adultos jóvenes de hoy con trabajos volátiles es el doble que la generación anterior

Protesta de los repartidores de Glovo en Barcelona.

Protesta de los repartidores de Glovo en Barcelona. / periodico

Gabriel Ubieto

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La precariedad se encuentra actualmente instalada en amplios sectores del mercado laboral español, materializada a través de altos índices de temporalidad, de parcialidad no deseada o de bajos salarios. No obstante, atribuir dicha precariedad a la reciente crisis económica es una tentación que un informe de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) publicado recientemente se ha encargado de disipar. Analizando diversos indicadores del mercado laboral español de los últimos 30 años, el estudio concluye que la precariedad es algo "estructural" en España y, algo que hasta ahora no había realizado ninguna investigación, que se ha doblado en las últimas tres décadas.

Las investigadoras Mariona Lozano y Elisenda Rentería elaboran un indicador multidimensional de precariedad, a través de fusionar elementos como la temporalidad, el número de horas de trabajo y la frencuencia de tener un empleo insatisfactorio, entre las personas entre los 30 y los 39 años nacidas entre el 1957 y el 1977. Es decir, mide la vida laboral de los treintañeros hasta el 2017. Y sus cálculos determinan que, mientras los hombres nacidos en el 1957 pasaron 0,8 años en condiciones laborales de manifiesta precariedad, para aquellos nacidos en el 1978 fueron 2,1 años. Una cifra más intensa en el caso de las mujeres, con una proporción de 1,4 años para las primeras y 3,5 años para las últimas.

"La precariedad es un aspecto mucho más estructural, que no ha cesado de aumentar de generación en generación independientemente del contexto económico", afirman las investigadoras en su artículo. No obstante, también resalta el efecto agravante de la crisis económica que estalla en el 2008, especialmente a partir de la generación del 1972.

Unas condiciones que tienen especial incidencia en la franja de edad entre los 30 y 40 años, ya que afectan a cuestiones personales como la capacidad de planificación familiar o de emancipación de los jóvenes. También, a nivel colectivo, "suponen una merma para la sostenibilidad del estado del bienestar", según amplía la investigadora Mariona Lozano.

La precariedad tiene rostro de mujer

El estudio contiene una marcada perspectiva de género y resalta la precariedad que ha marcado el proceso de incorporación de la mujer en las últimas décadas. "Conforme ellas se iban incorporando al mercado laboral, las tasas de empleo precario iban creciendo y, por lo tanto, ha sido una incorporación en condiciones contractuales cada vez de menor calidad", destaca el texto.

Las condiciones de trabajo de los treintañeros no son iguales para todos los perfiles profesionales, ya que son los de formación media los que más sufren la precariedad. "Se integran más tarde al mercado laboral que los que no tienen formación y tampoco tienen la facilidad para promocionarse que tienen los más cualificados", explica Lozano.

No obstante, en este aspecto la variable de género también es significativa, ya que los datos muestran que un alto nivel educativo no es garantía para las mujeres de poder esquivar la precariedad. Mientras los hombres con estudios superiores han ganado en 30 años uno más de precariedad, hasta poco más del año y medio; las mujeres suman dos, hasta los tres años.

"Los datos nos muestran que las reformas laborales de los últimos años han ido incentivando la contratación temporal y, con ella, la precariedad", afirma Lonzano. La investigadora reconoce que la volatilidad del mercado laboral no es exclusiva de España, pero sí más intensa, siendo este país el que mayor tasa de trabajadores temporales tiene de toda la Unión Europea, según los últimos datos de Eurostat.

Las perspectivas de evolución futura no son diferentes y el problema de la precariedad, según la autora, continuará creciendo, al menos en un medio plazo. "Uno de los principales riesgos es que en determinados casos de entre las generaciones post crisis, esa precariedad se cronifique enteramente de los 30 hasta los 40 años", concluye.