Estado del bienestar en Europa

Aciertos y errores del sistema de pensiones alemán

Angela Merkel.

Angela Merkel. / periodico

Carles Planas Bou / Berlín

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Mientras en las calles de España decenas de miles de personas protestan desde hace semanas contra la dilapidación del fondo de pensiones, el pasado martes Alemania volvió a subir las prestaciones a sus jubilados. Sin embargo, el sistema de ayudas a los jubilados alemanes dista de ser ideal.

El sistema de pensiones alemán se apoya en tres pilares. El primero se refiere a la ayuda obligatoria que el Estado presta a los jubilados a través de los impuestos de los contribuyentes. En un segundo plano, están las pensiones que las empresas ofrecen a sus trabajadores. Aunque no son obligatorias, las rebajas fiscales que el Estado ofrece a las empresas hace que esta vía, que ya eligen alrededor del 60% de los trabajadores alemanes, sea cada vez más popular. Por otro lado, el sistema también se sirve de los seguros privados.

Aunque actualmente la edad de jubilación en Alemania está fijada en los 65 años se incrementará gradualmente a los 67 años para el 2029, una ampliación pensada para contrarrestar el envejecimiento de la población. España hará la misma transición hasta el 2027.

Menos que en España

Según datos de la OCDE del 2016, en Alemania los jubilados reciben como prestación el 51% de lo que fue su sueldo, uno de los porcentajes más bajos de la Unión Europea. Aunque en España es del 82%, el Gobierno ha asegurado que estas prestaciones caerán hasta el 50% de cara al 2060.

España ha optado por un sistema de pensiones básicamente público pero, ante su frágil sostenibilidad por el creciente envejecimiento social, los expertos miran a modelos como el alemán, que subvenciona las pensiones de empresas, o al considerado referente sueco, que obliga a los trabajadores a contar con un seguro privado.

A diferencia de España, la potencia económica europea puede aumentar unas pensiones públicas que históricamente han sido más bajas gracias gracias a la mejora de los salarios, la ocupación y de un superávit que el año pasado llegó al récord de 36.600 millones de euros de beneficios. Pero aunque la renta per cápita es mucho mayor en Alemania su pensión por jubilación media es 1.003 euros anuales mientras que la española llega a los 1.077 euros.

Alemania dividida

El sistema de pensiones alemán también presenta problemas. Legalmente no existe un máximo o un mínimo a percibir, sino que la pensión se calcula a través de lo que el trabajador ha aportado a las arcas públicas durante su vida, de su salario anual. Así, aquellos que han tenido empleos más precarios también tendrán una ayuda más débil. La creciente desigualdad de la sociedad alemana, una de las más altas del mundo occidental, también se traducirá en las pensiones.

Esa disparidad ha afectado especialmente a dos sectores. El primero es el Este. Aunque ya no hay muros físicos, Alemania sigue dividida por sus condiciones económicas. Los antiguos estados comunistas son más pobres, viejos, con más paro y menos oportunidades laborales. Eso se refleja en las pensiones. En el 2016, el Oeste recibió una prestación media de 985 euros mensuales mientras que en el Este fue de 810 euros.

Para corregir eso el Gobierno puso en marcha una ley para alinear las pensiones de las dos alemanias de cara al 2024 para que no haya diferencias. Con el aumento de las pensiones del martes, las prestaciones en el Este ya representan el 95,8% de las del Oeste. En esa misma dirección, Berlín aprobó en el 2016 la mayor subida de pensiones en 23 años.

Menos para las mujeres

Según un informe reciente de la Fundación Hans Böckler, Alemania tiene en las pensiones la segunda mayor brecha salarial de Europa, de hasta el 53%. Así, las mujeres cobran de mediana del sistema público 713 euros mientras que los hombres obtienen 1.082 euros. En el caso de las pensiones de las empresas la distancia es aún mayor y cobran 240 euros mensuales mientras que sus compañeros reciben 593 euros. Eso se debe a que históricamente las mujeres que se han dedicado a la familia han cotizado menos. El sistema las penaliza por ello.

Como todo sistema de pensiones público, su viabilidad tiene una fuerte dependencia de la pirámide poblacional. En Alemania, el progresivo envejecimiento demográfico y su baja tasa de natalidad será una amenaza en el futuro próximo, lo que ha llevado a Berlín a impulsar los planes privados. El el 2016, el 22,8% de la población alemana era mayor de 60 años, la tercera más longeva de la Unión Europea después de Italia y Grecia, mientras que se estima que en el 2030 ese colectivo ya suponga el 35%, con los problemas que eso comporta.

Ese modelo ha hecho que cuando la ayuda estatal no es suficiente para seguir adelante, si no se cuenta con un seguro privado y ahorros, los jubilados más vulnerables queden expuestos a la pobreza, una situación que no para de crecer. Así, el número de pensionistas que necesita seguir trabajando en empleos precarios para subsistir ha crecido el 22% desde el 2010. Las pensiones siguen preocupando a los alemanes.