HISTORIAS MÍNIMAS

Imperfecto pero con valor social

Mireia Barba, una joven formada en Empresariales y educación social, fundó Espigoladors en el 2014 con dos socios. Hoy son seis en plantilla y cuentan con redes de producción en el Maresme y el Baix Llobregat y actuaciones para distribuir comida descartada por el mercado en Tarragona y Girona

Espigoladors crea empleo para colectivos necesitados aprovechando fruta y verdura que el mercado descarta

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CARME ESCALES / BARCELONA

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La comida no se tira, y nada debe quedar en el plato, por respeto a quienes no tienen qué comer, son mensajes con los que muchas criaturas han crecido, y crecen. Mireia Barba (Barcelona, 1975) fue una de ellas. Pero ella, además, creció viendo recoger frutas verduras en el huerto de su abuelo, en Gelida (Alt Penedès). Las formas raras de los limones que les regalaba un curioso limonero familiar le sirven para explicar ahora que la imagen de una fruta de formas, tamaños o colores diferentes puede dar juego en un mercado global que solo vende lo estándar. “Para mí aquellos limones de formas raras que recogíamos y que no vemos en las tiendas eran normales”, precisa Mireia Barba.

Y buscando frutas y verduras de calidad pero consideradas feas, cuya comercialización el mercado desecha en busca de lo perfecto, con destino a personas sin recursos, Barba diseñó un negocio que convierte residuos en recursos al hacer llegar al colectivo necesitado el producto fresco descartado. Y lo hace mediante personas en riesgo de marginación social o voluntarios que, asegurados y provistos de un peto verde, a cambio de recoger y transportar los frutos a su destino solidario reciben excedentes. Eso es Espigoladors, “una empresa social, inclusiva, participativa y sostenible, que cubre tres necesidades: derroche de fruta y verdura fresca, falta de alimentación saludable y ausencia de oportunidades”, explica.

Lo hacen creando redes de productores locales y empresas comprometidas a no tirar alimentos y de voluntarios que, en un plazo de 24 a 48 horas, van a recoger el excedente de compañías de alimentación o distribución y lo hacen llegar a entidades sociales (el 93%) o al obrador de Espigoladors. Allí, la empresa, bajo la marca propia Es im-perfect, elabora y envasa mermeladas, cremas y salsas que comercializa en 46 puntos de venta, entre ellos los de Punt Fresc, aprovecha el excedente y expande el concepto de que lo feo es bueno, para cambiar hábitos de consumo. Y ansían crear programas de formación con vistas a la inserción laboral de sus voluntarios.

OBRADOR LABORATORIO

En el 2015 recuperaron 101.000 kilos de fruta y verdura, con la participación de 223 personas. En Catalunya se calcula que se tiran al año 262.471 toneladas de alimentos sólidos que serían aprovechables.

En abril de este 2016 prevén inaugurar un obrador en El Prat de Llobregat, donde harán conservas, patés vegetales y zumos, y “será laboratorio de innovación en la lucha contra el despilfarro alimentario”, anuncia Barba, quien espera facturar en el 2016 unos 100.000 euros. Espigoladors, constituidos como asociación,  busca ahora inversores sociales (de 200.000 euros) que apuesten por un modelo transformador con alto impacto social y medioambiental. Un comité de ocho expertos de diferentes sectores, pero a nivel particular, como la cocinera Ada Parellada o Eduard Tenas, jefe de compras de Damm, validan las estrategias de Espigoladors, un modelo de economía circular “muy escalable y replicable con franquicias sociales”, dice Barba, que cuenta ya con varios premios.