ESCÁNDALO DEL 'DIESELGATE'

Alemania fuerza a VW a acelerar la revisión de 8,5 millones de coches

La policía registra las sedes del grupo en Italia e investiga al nuevo presidente de Seat, Luca De Meo

Coches del modelo A1 en la planta de Audi de Bruselas.

Coches del modelo A1 en la planta de Audi de Bruselas.

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Volkswagen tiene el agua hasta el cuello. Las autoridades alemanas exigieron ayer al gigante automovilístico reparar de forma obligatoria e inmediata 2,4 millones de vehículos afectados en el territorio nacional por su fraude medioambiental. Poco después, la compañía reaccionó anunciando que llamará a una revisión exhaustiva a los 8,5 millones de vehículos infectados por sus manipulaciones en el motor diésel que están distribuidos por 28 mercados de Europa.

La decisión de la Oficina Federal de Vehículos a Motor (KBA) supone un duro golpe al popular fabricante, que propuso que el arreglo de los coches fuera voluntario y que los cambios en el software se harían gradualmente durante el año que viene y principios del 2017. La empresa deberá ceñirse a la normativa alemana sobre el medioambiente y actuar con celeridad para sanar el daño ocasionado por su estrategia de engañar los controles sobre las emisiones de gases contaminantes. El ministro federal de Transportes, Alexander Dobrindt, afirmó que la presión para reparar los vehículos se hacía para garantir la seguridad vial.

La marca presidida por Matthias Müller también deberá espabilarse en proponer unos plazos para solucionar los otros 400.000 automóviles diésel de 1,6 litros afectados que no han sido incluidos en las exigencias de las autoridades porque hace falta cambiar un componente del motor que no estará disponible hasta el 2016. Austria también exigió a Volkswagen la reparación inmediata de los 363.000 vehículos dañados en su país. El rotativo Salzburger Nachrichten aseguró que las autoridades austríacas ya conocían las irregularidades de Volkswagen antes de que salieran a la luz.

NUEVO CARGO BAJO SOSPECHA

Volkswagen también se vio afectada ayer por las investigaciones en Italia, donde la policía fiscal registró la sede del grupo en la ciudad de Verona y de la filial Lamborghini en Bolonia por orden de la Fiscalía, que también quiere esclarecer qué tipo de delito cometió el gigante de la automoción alemán.

El caso italiano puede ser aún más perjudicial para Volkswagen ya que en el centro de la investigación a la cúpula directiva se encuentra Luca De Meo, expresidente de la marca en el país transalpino y futuro presidente de Seat. Una acusación contra el ejecutivo podría suponer otro golpe al intento de la compañía de limpiar su imagen. El consejero delegado, Massimo Nordio, también se encuentra bajo la lupa policial.

Como ya hizo la magistratura alemana, los registros están encaminados a descubrir documentos que prueben que la compañía conocía la instalación de un software en sus vehículos para esquivar los controles medioambientales. En las carreteras italianas circulan 648.458 de los hasta 11 millones de vehículos afectados en todo el mundo por la mala praxis de la empresa, tanto de Volkswagen como de sus otras marcas Audi, Seat y Skoda.

Desde que el pasado 18 de septiembre los Estados Unidos destaparon el escándalo, el gigante alemán se ha enfrentado a diario a nuevas revelaciones sobre sus mentiras y, afectada duramente por las sanciones y los mercados, ha empezado una campaña para recuperar su prestigio.

En Estados Unidos, Volkswagen ha desvelado el uso de un segundo software en los modelos diésel que aún no han podido vender porque se encuentran paralizados por las autoridades. De momento se desconoce si el propósito de este también era engañar en las inspecciones sobre emisiones de gases contaminantes. Antes de ocupar el cargo de director en América del Norte, el presidente de Skoda Auto, Winfried Vahland, anunció que abandonaba el grupo automovilístico por discrepancias en las «visiones sobre la organización».

PASIVIDAD ESPAÑOLA

La mano dura de países afectados como Alemania, los Estados Unidos e Italia contrasta con la falta de actuación en España. El ministro de Industria, José Manuel Soria, indicó el pasado viernes que el plan de la compañía para solventar el problema no obliga a los propietarios de los vehículos afectados a pasar por el taller, a pesar de que estos emiten unos niveles de óxido de nitrógeno por encima del máximo permitido.

En el territorio español circulan actualmente unos 638.000 coches afectados por el fraude de contaminación de Volkswagen. Aún así, la Agencia Española de Consumo, el ente encargado de emitir las alertas de seguridad en todo tipo de productos, no ha comunicado hasta ahora ningún aviso de llamada a revisión.