HISTORIAS MÍNIMAS
El final del 'roaming'
La sede de Wifipill está en un edificio de Les Corts repleto de oficinas. Es también la sede de Prakton, la empresa de consultoría de Kirgis. Desde allí, los tres emprendedores aspiran a expandirse por el mundo.
Wifipill alquila dispositivos de bolsillo para que los turistas tengan 'wifi' ilimitado
Holger Kirgis solo tiene 31 años, pero es el mayor de los tres fundadores de Wifipill, una start-up con sede en Barcelona que ofrecerá internet ilimitado y de alta velocidad a turistas de toda Europa a través de dispositivos de bolsillo que se podrán alquilar a ocho euros por día en hoteles o cruceros. La empresa, que arrancó en febrero, ya tiene distribuidos unos 400 aparatos en 40 hoteles de Barcelona y un centenar en Madrid, pero el plan es estar presente en otras ocho grandes ciudades turísticas más en un plazo máximo de seis meses (Londres, París, Berlín, Estambul, Praga, Roma, Ámsterdam y Budapest). Con una inversión inicial de 300.000 euros, la estrategia prevé disponer entre 2.000 y 3.000 aparatos en rotación y vencer la estacionalidad añadiendo, quizá, ciudades que reciben a los esquiadores en invierno. Habrá, además, un equipo local en cada sede que proporcione asistencia inmediata a los clientes.
El plan suena ambicioso, aunque detrás hay tres genios precoces con gran recorrido. Kirgis, que hace unos diez años dejó colgadas las carreras de Económicas e Informática de Gestión en el primer curso para crear Prakton, una empresa de consultoría tecnológica que hoy factura dos millones de euros, se encarga de la estrategia y dirección del proyecto. «En febrero empezaré un MBA en IESE», se disculpa. Es seguramente el único momento en que titubea en toda la entrevista.
Su mujer, la rusa Janna Fedotovskaya, también simultaneó dos carreras, Económicas y Sociología, que sí acabó, y acaba de presentar la tesis de un máster en Creatividad y Estrategia Publicitaria. «Lo que he aprendido me está siendo muy útil. No hay muchos productos similares al nuestro y ninguno bajo el paraguas de una marca, que es lo que estamos creando», explica. Ella es la encargada de conducir las áreas de comunicación, marketing y redes sociales de la nueva empresa. Tiene solo 25 años, pero ha vivido el tema de la empresa desde que era una niña. Su madre es propietaria de una gran cadena de gimnasios y ella lleva varios años gestionando un capital de riesgo vinculado a empresas tecnológicas. Colabora, por ejemplo, con empresas como Wallapop o LetsBonus.
Marc Alegría, economista de 26 años y titulado en Márketing por EADA, había destacado como product manager en L'Oréal y parecía encarrilar su carrera hacia el mundo de la moda y la belleza. Sin embargo, dejó su empleo en Madrid para subirse al proyecto de Wifipill. Él es el operating manager, el responsable de que el producto esté operativo al cien por cien cada día, y también colabora en el área de márketing.
Kirgis y Fedotovskaya tuvieron la idea. «Viajamos mucho y siempre teníamos problemas para estar conectados. En algunas ciudades hay redes gratuitas, pero en otras no y suelen estar vinculadas a locales», explica el alemán. «Nosotros pensamos que lo realmente necesario es ofrecer wifi cuando te estás moviendo por la ciudad», añade.
LA NECESIDAD DE INTERNET
Alegría estuvo de acuerdo enseguida. «Cuando viajas no conoces nada. Hay necesidades inmediatas que solo podemos resolver a través de internet, como mirar un plano o buscar un restaurante y esto te ocurre cuando te estás moviendo por la calle principalmente y no cuando estás tomando un café», señala.
El principal cliente potencial del producto es el turista no europeo, que habitualmente paga unas tarifas muy altas de itinerancia o roaming. El cliente puede alquilar el dispositivo en el hotel y llevarlo en su bolsillo. Las instrucciones vienen en inglés, ruso y chino, aunque el funcionamiento es sencillo. Al activarlo, el teléfono móvil o tableta detecta el wifi. Solo hay que teclear la contraseña que lleva cada dispositivo de Wifipill y se inicia la conexión.
El éxito del proyecto, según los socios, pasará por ofrecer la asistencia inmediata que no dan otros operadores. «Muchos hoteles han hecho pruebas con proveedores internacionales. Si surge algún problema, la persona que debe arreglarlo suele estar lejos. Wifipill en cambio se presenta como un servicio más del hotel, pero nosotros nos encargamos de todo, también de cobrar directamente al cliente final», explica Kirgis.
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