CONFLICTO

Leche más barata que el agua

Vacas 8 Protesta de los ganaderos europeos ayer en Bruselas.

Vacas 8 Protesta de los ganaderos europeos ayer en Bruselas.

JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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El sector lácteo catalán vive momentos de incertidumbre. El fin de las cuotas lácteas ha acabado de revolucionar un sector que ya de por sí vivía sus propios problemas derivados de los bajos márgenes, el relevo generacional y la presión de la industria. Con unos precios que siguen a la baja y la fragmentación del sector, denuncian los productores, el futuro de la leche catalana es incierto si todas las partes -ganaderosindustriafabricantes gobiernos- no sellan un pacto.

"¿Cómo puede ser que no produzcamos leche suficiente para abastecer nuestro mercado y que encima se nos pague a precios irrisorios?". La pregunta del millón la lanza Rosa Pruna, presidenta de Asaja. En Catalunya quedan actualmente alrededor de 700 explotaciones productoras de leche, pero estas producen poco más de la mitad de la leche que se consume en el país (también hay una parte que se comercializa afuera).

En el libre mercado, los precios de la leche se fijan en la negociación entre productores e industria. Y es la fragmentación de los ganaderos uno de los motivos que están llevando a la caída de los precios, afirma Unió de Pagesos (UP). "En Holanda o Dinamarca hay grandes cooperativas que negocian de tú a tú con la industria, por eso los precios no se han hundido", dice el responsable del sector lechero de UP, Joan Guitart.

Otro de los motivos es la presión de las grandes superficies, sobre todo francesas, que "aprietan" mucho en los precios porque buscan vender más barato. Y en un mercado donde la marca blanca supera ya el 50% de las ventas, esto influye mucho. "Están pagando por debajo de los costes de producción en muchos casos, y encima a veces venden a pérdidas", denuncia Guitart. La puntilla del sector ha sido la liberalización de las cuotas, que abre la puerta a la entrada de leche de otros países, lo que aún perjudica más en la negociación a los ganaderos.

A todo esto se suma que el mercado catalán está en manos de grandes compradores: los mayores son Danone y Pascual, seguidos de Lactalis (Puleva, El Castillo), Peñasanta (Ato) y Llet Nostra, entre otros. Las primeras quieren trabajar cada vez más con grandes granjas, y ello pone en riesgo los pequeños productores, que no pueden invertir.

"Se necesita un gran pacto entre la distribución, la industria y los ganaderos que ponga en valor el producto y su precio", reclama Pruna, que destaca que no puede ser que "sea más barato un litro de agua que de leche". "La leche no puede usarse como producto reclamo, no se puede regalar", agrega Guitart. Pruna concluye que lo normal no es que la leche valga 40 céntimos, sino 90, y defiende que los envases de leche deberían indicar de dónde procede la leche y quién ha envasado el producto. Así, el consumidor sabría qué bebe y podría elegir.