¿Tasas bajas? 10 ideas a considerar

Es natural que el ahorrador, en el contexto actual, se pregunte qué hacer con su dinero. De entrada, como primer consejo, mejor olvidarse de las predicciones de los expertos. Básico también centrarse en las variables que se controlan, definir los objetivos

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Es probable que usted se encuentre sorprendido por las actuales bajas tasas de interés. Y aún más sorprendido si tiene la mala costumbre de prestar atención a las predicciones de los expertos, que llevan dos años diciendo que las tasas van a subir. Esto nos lleva a una primera lección: las predicciones financieras existen para que las predicciones meteorológicas y astrológicas parezcan más respetables.

Así todo, es obvio que las actuales tasas de interés son muy bajas. A comienzos de este año, más del 50% de los bonos soberanos tenían tasas menores al 1%, y actualmente uno tiene que pagar por prestar dinero a algunos países. (Sí, leyó bien.) Dado este contexto, es natural que usted se pregunte qué hacer con su dinero. En este artículo discutiremos 10 ideas, aunque es probable que muchas de ellas no sean las que usted quiera escuchar o implementar.

Primero, olvídese de las predicciones. La evidencia en contra de nuestra habilidad para predecir es masiva, y uno de los errores más comunes en la construcción de una cartera es hacerlo en base a lo que uno (o alguien más) cree que va a pasar en el futuro. Grandísimo error.

Esto nos lleva a un segundo punto: construya su cartera en base a las variables que controla, y no se preocupe por las que no controla. Entre las primeras están los activos en los que invierte, cuánto tiempo los mantiene en cartera, y cuánto paga en comisiones e impuestos; entre las segundas está el retorno de corto plazo de los activos en los que invierte.

Tercero, defina los objetivos de su cartera, lo que le llevará a preguntarse por qué invierte y por cuánto tiempo. El inversor que no tiene un objetivo y un horizonte temporal para su cartera está sencillamente disparando en la oscuridad.

Cuarto, evalúe su capacidad para soportar pérdidas, que depende de su situación financiera y de su tolerancia al riesgo. No tome más riesgo del que pueda soportar o, tarde o temprano, abandonará su cartera, y generalmente lo hará en el peor momento.

Quinto, implemente una asignación de activos (proporciones de renta variable, renta fija, y otros activos) consistente con los dos puntos anteriores; es decir, con el objetivo de su cartera, su horizonte temporal, y su capacidad para soportar pérdidas. Una cartera del 80% en renta variable y el 20% en renta fija puede ser muy apropiada para algunos y totalmente inapropiada para otros; una cartera puede ser muy apropiada para los próximos 12 meses, y totalmente inapropiada para los próximos 20 años.

Sexto, diversifique ampliamente dentro de cada clase de activo. Y recuerde, el mercado de renta variable español es menos del 2% del mercado mundial; una diversificación apropiada implica invertir también en el 98% restante, lo que actualmente es fácil y cuesta muy poco. Una apropiada diversificación global lo llevará a invertir en productos de inversión colectiva, no en acciones o bonos individuales, lo que haría dicha diversificación extremadamente costosa en términos de tiempo y dinero.

Séptimo, invierta en productos pasivos que intenten replicar el comportamiento de índices amplios y conocidos. Los fondos cotizados (ETFs) son ideales para este objetivo, y además tienen comisiones muy bajas. La evidencia muestra claramente que los gestores que intentan superar a los índices raramente lo hacen en el largo plazo; lo único seguro es que sus comisiones serán más altas que las que usted tenga que pagar por un ETF.

Octavo, preste muchísima atención a las comisiones. Ningún banco ni emisor de productos financieros (con la excepción de Vanguard) le dirá esto, pero las comisiones son una de las variables más relevantes en las decisiones de inversión. Recuerde, cuánto más pague  por un fondo, menos dinero le quedará en su bolsillo. La evidencia claramente indica que a mayores comisiones menor retorno en el bolsillo del inversor.

Noveno, usted no necesita una cartera complicada. Es difícil cobrar por asesoramiento financiero si uno recomienda una cartera simple, pero la idea que lo complicado es bueno y lo simple es malo no puede estar más alejada de la realidad. Puede tener una cartera perfectamente apropiada para sus objetivos con solo dos o tres productos de inversión, mientras estos tengan amplia diversificación y bajo coste.

Si usted no cree el punto anterior, debería prestar atención a la instrucción que Warren Buffett le dio al trustee (fideicomisario) de la herencia que dejará a su esposa: invertir todo el dinero en solo dos activos, el 90% en un producto pasivo que replique el comportamiento del mercado de renta variable, y el 10% en bonos del Gobierno de corto plazo.

Décimo, rebalancee su cartera una o dos veces por año. Es decir, habiendo determinado una cartera apropiada para sus objetivos, un par de veces por año asegúrese que esta no se ha apartado mucho de su construcción inicial. Si algún activo tiene mucho más o menos peso en la cartera del que decidió al principio, simplemente restablezca las proporciones iniciales.

En síntesis, olvídese de los expertos y sus predicciones; no se obsesione con un futuro que ni usted ni nadie puede predecir; y con paciencia y disciplina considere implementar las 10 ideas de más arriba. Parafraseando a John Bogle, el fundador de Vanguard, seguramente este no es el mejor consejo posible para gestionar su cartera, pero la cantidad de consejos peores ¡es infinito!