La fiesta del corcho

Es como aquel viejo -y tonto-chiste. Ese que consistía en avisar con gran excitación de que «¡quedan 365 días para la fiesta del corcho!», para luego ir repitiendo la misma frase con cifras menores: 200 días, 100, 50, 25,... Hasta llegar a que «quedan cinco segundos para la fiesta del corcho: cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Pummm!» (léase, el sonido de un corcho al salir de una botella).

La gracia -de haberla- es generar la expectativa de un gran acontecimiento a base de repetir machaconamente que se acerca algo especial. La misma situación en que parecen estar instalados los mercados desde hace semanas. Pues bien, la hora ha llegado: el jueves se reúne el consejo del Banco Central Europeo (BCE), del que todos los inversores esperan la aprobación de un programa de compra de deuda pública. Las apuestas están hechas y son altas: los expertos auguran adquisiciones de activos por valor de entre 500.000 y 600.000 millones de euros.

Esperemos que Mario Draghi y sus compañeros no defrauden las expectativas, porque estas son elevadas y constituyen el único motor que ha provocado compras en bolsa en este turbulento comienzo del año. Así se pudo comprobar de nuevo ayer, en una jornada sin grandes referencias económicas, con Wall Street cerrado por fiesta, y en que el Banco de Dinamarca bajó tipos al 0,05%.

Con Telefónica al alza por la posible venta de su negocio de móviles en Reino Unido, el Ibex 35 subió el 1,18%, hasta los 10.157,2 puntos, con la prima de riesgo en los 108 puntos básicos.