CONFESIONES DEL EXLÍDER DE UNA COMPAÑÍA DE ÉXITO

El reto de Ikea es Ikea

Difusión 8 Dahlvig, ayer en Esade, donde participó en una jornada.

Difusión 8 Dahlvig, ayer en Esade, donde participó en una jornada.

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Valores. Esa es una de las palabras que más repite Anders Dahlvig. El que fuera consejero delegado de Ikea de 1999 al 2009, periodo de mayor internacionalización e incremento de la responsabilidad social del grupo, defiende el modelo de gestión con acento social de la multinacional sueca del mueble en la que ha pasado 26 años de su carrera. Todo ello lo cuenta en Cómo hacemos las cosas en Ikea (Gestión 2000. Barcelona, 2012), que le sirve para transmitir su experiencia tras decidir dedicarse a «reflexionar sobre lo aprendido y a difundirlo».

Lo cierto es que el grupo fundado por Ingvar Kamprad hace más de 60 años, pese a sus resultados, también tiene retos. «La mayor amenaza que tiene Ikea es ella misma. A diferencia de H&M e Inditex, que tienen un rival que las estimula, Ikea carece de competencia. Llega un momento en que es tan grande que puede caer en la burocracia, la autocomplacencia...».

Ante ello, Dahlvig está convencido de que sabrá reaccionar, como lo hizo al inventar un modelo negocio. Una posible solución «podría ser dividirla en dos o en tres» para hacerla más manejable. «Es posible si se quiere», afirma este directivo que defiende no solo un modelo con implicación social sino con una propiedad que le da visión a largo plazo. Aún así, es consciente del reto de la transición en Ikea, del fundador, ya mayor, a sus hijos.

Defensor del negocio con conciencia social, Dahlvig critica el enfoque marketiniano que le dan algunas empresas. «Los valores sociales han cambiado en los últimos 20 años. Ahora el negocio no es solo hacer negocio, preocupa el medioambiente, la moral... Pero la mayoría de empresas no han cambiado. Y se puede actuar bien y ser rentable y competitivo. Si solo se hace como publicidad, tarde o temprano, la gente lo detecta», afirma.

El enfoque se traslada a la relación laboral. No hay barreras ni diferenciaciones especiales entre cúpula y plantilla. «Los símbolos son importantes: hay que minimizar la distancia entre empleados y directivos», concluye. Principios como el reconocimiento o dar responsabilidad a la plantilla son valores globales.

Pese a ser uno de los hombres más ricos del planeta, Kamprad «no ha estado solo interesado en ganar dinero, sino que lo ha visto como un instrumento para lograr metas: hacer un buen producto a precios bajos», asegura. Impregnar a la empresa de esa filosofía, diferenciarse gracias al control de la cadena de valor y revolucionar un negocio convencional son pilares del éxito de Ikea. Unos ingredientes que, en distintas proporciones, solo firmas como Inditex o H&M han logrado combinar con éxito.

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