consecuencias en la FINANCIACIÓN DEL ESTADO

Los inversores mantienen el asedio a la deuda española

Unos inversores conversan ante uno de los paneles de la Bolsa de Madrid, ayer.

Unos inversores conversan ante uno de los paneles de la Bolsa de Madrid, ayer.

AGUSTÍ SALA
BARCELONA

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Tras la tempestad, la calma. O, al menos, un ligero respiro. Por tercer día consecutivo, los inversores mantuvieron ayer el asedio a la deuda pública española, cuya rentabilidad llegó a duplicar la de la alemana por la huída de los inversores. Para calmar los ánimos y ganar credibilidad, el Gobierno insistió en rechazar toda comparación con una Irlanda a punto de ser rescatada. Y desplegó toda su maquinaria para implicar a las grandes empresas y a las autonomías en la tarea de salir de la crisis.

Pero los efectos de la tempestad financiera se tradujeron en que el Tesoro tiene que desembolsar más de cinco euros por cada 100 si quiere atraer a compradores, justo el doble que el Estado alemán. La rentabilidad llegó a dispararse hasta el 5,11% y el diferencial con el bono alemán a 10 años, el que sirve de referencia, hasta más de 250 puntos básicos, los mayores niveles desde la entrada en vigor del euro en el 2002.

La escalada de la deuda no fue a más (5,09%) porque Alemania empezó a tener problemas por la baja rentabilidad de sus bonos con respecto al resto. En la subasta de ayer, la demanda fue la más baja en un año.

Por su parte, la bolsa española, tras comenzar con la jornada a la baja, se tomó un descanso y acabó con un avance del 0,52%, hasta los 9.742,60 puntos, al recoger parte del dinero que se escapó de los bonos.

Pero la tensión está latente por el contagio de la crisis irlandesa, cuyo tambaleante Gobierno anunció ayer las líneas generales de su plan de ajuste. La presión se trasladó también a Portugal, cuya deuda a 10 años se movió en unos niveles mucho más insostenibles que la española, con una prima de riesgo de alrededor de 450 puntos básicos, con un rendimiento superior al 7%. El país vivió ayer una huelga general.

ATAQUE AL EURO / España no era Grecia, ni lo es hoy, ni es Irlanda ni tampoco Portugal. Los mensajes del Gobierno español se reiteraron. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, repitió por activa y por pasiva que España «no corre el riesgo de ser rescatada» y que más que a un país, los especuladores atacan al euro.

Pero quienes han de comprar bonos españoles no lo ven igual. Desconfían, venden para invertir en activos que se perciben como más seguros, provocan un desplome del precio y, por tanto, hacen que la rentabilidad, que discurre en sentido inverso, se dispare. De persistir, su actitud va camino de ser un tropiezo para los objetivos de reducción del déficit público. Hasta octubre, este desfase cayó casi a la mitad gracias a la aportación del incremento del IVA en julio pasado.

El objetivo básico del Ejecutivo es consolidar el saneamiento de las cuentas públicas. Y para poder llegar al 2013 con un déficit del 3% del producto interior bruto (PIB) requiere el concurso de las autonomías, con las que alcanzó ayer compromisos y trasladar una imagen de unidad en la lucha contra el déficit.

Los expertos consideran que es esencial que acabe la presión sobre la deuda y que se abarate el precio que el Estado tiene que pagar para financiarse. «De lo contrario, tendrá que recortar gastos con implicaciones de carácter social», aseguran.

En esta línea, el Gobierno multiplicó sus esfuerzos en pro de la credibilidad. Una treintena de las mayores empresas de todos los sectores han sido convocadas el sábado en La Moncloa por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el ánimo de «aunar esfuerzos» para hallar salidas «a la peor crisis de las últimas décadas» y recobrar la creación de empleo, según les comunica en una misiva.

MERKEL AÑADE PRESIÓN / Pero la unidad de pensamiento y acción no se propaga por igual por la Unión Europea (UE). Y esas brechas las aprovechan bien los especuladores. La cancillera alemana Angela Merkel insistió ayer en su idea de que los inversores privados asuman el riesgo de no recuperar todo su capital en caso de impago del país emisor. Ese mensaje que asusta al capital fue criticado por la ministra española, Elena Salgado, quien consideró «inoportunas» esas declaraciones.