ZONA FRANCA

Muñecas

Xavier Salvador

Xavier Salvador

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El sistema financiero español es como un juego de muñecas rusas. Las levantas y siempre queda alguna debajo más pequeña y perfectamente maquillada. Los bancos Santander y BBVA, por un lado, y La Caixa, por otro, son las primeras. Luego, dentro aparecen bancos y cajas medianas y, al final, pequeños bancos y minúsculas cajas de ahorros locales.

Estas entidades sin dueño son una singularidad española extinguida ya en Europa. Algunas han aprovechado las últimas décadas para crecer y multiplicarse, como rezaba la enseñanza divina. Otras, siguiendo también el símil teológico, dejaron que algunos colectivos se acercaran a ellas elevando el grado de bancarización de la sociedad española a cotas desconocidas. Sus defensores las subían a los altares como verdaderas santurronas financieras.

Colectivos en riesgo de exclusión bancaria, como las capas más desfavorecidas de la sociedad o los inmigrantes, hacían suyos los usos y costumbres bancarios del país de acogida. Las cajas asumieron tareas de obra social en sentido estricto y de forma indirecta por la vía de incorporar a ese contingente de nuevos usuarios a sus bases de clientes. De otro modo, o en otros países, hubieran seguido guardando el dinero en un calcetín.

Pero la crisis financiera y lo peor de la política las ha dejado desnudas. Salvo la caja de Pollença, pequeñísima, o la de Murcia, mediana, y quizá la aragonesa Ibercaja, todas las demás quisieron vivir la fiebre del oro inmobiliaria. No solo inflaban la burbuja, sino que eran agentes directos del mercado asociándose con promotores, financiándolos y, por supuesto, negociando después con sus clientes suculentas hipotecas sobre las viviendas.

Fue su gran error. Aquello no respondía a la idea original para la que fueron concebidas ni calibraba el riesgo financiero que tal osadía podía comportar. Así que ahora, cautivas y desarmadas por el Banco de España, intentan salvar los muebles visto que los inmuebles se los tragarán. Resultado: se olvidarán de su filosofía por necesidad y este país que parecía socialdemócrata deberá asumir ese cambio sin una banca pública que realice funciones asistenciales en el ámbito financiero.