Expansión de un centro puntero para ejecutivos

El IESE llega a Nueva York

La escuela de negocios implantada en Barcelona prepara la apertura en el 2010 de la primera sede fuera de Europa en un edificio histórico de Manhattan en el que se formaron bailarines

La nueva sede del IESE en Nueva York, todavía en obras.

La nueva sede del IESE en Nueva York, todavía en obras.

IDOYA NOAIN
NUEVA YORK

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Donde un día se formaron bailarines bajo el bastón de mando de un coreógrafo ruso y actuaron desde Luciano Pavarotti hasta Fred Astaire, Arlo Guthrie y Al Pacino, pronto se formarán ejecutivos y directivos de empresas. El IESE, la escuela de negocios de la Universidad de Navarra con campus en Barcelona y Madrid, ultima su desembarco en Estados Unidos. Su nueva sede neoyorquina, que abrirá en marzo del 2010, es un edificio cargado de historia y simbolismo.

Nueva York es famosa por ser la ciudad de Wall Street, pero también de Broadway, del Metropolitan y del Carnegie Hall; una urbe marcada por el consumo y el capital, pero también por la cultura. Y se puede encontrar un buen símbolo de esa fusión en el desembarco en Manhattan del IESE.

Visión global

A escasos metros del Carnegie, en el número 165 de la calle 57, las obras avanzan. Arquitectos y obreros trabajan en la remodelación del interior del edificio Chalif, una antigua escuela de danza construida en 1916 y puesta desde 1999 bajo la protección de las leyes de enclaves históricos de Nueva York. Es ahí donde el IESE abrirá su primer campus fuera de Europa y desde donde intentará competir con rivales como Harvard, Stanford o Wharton intentando explotar, según explicaba ayer el director, Jordi Canals, «un mercado nicho» y tratando de dar «mucha formación a compañías con visión global».

No faltan señales teñidas con pinceladas líricas en la elección del edificio, cuya adquisición tuvo una factura de 17 millones de euros a los que hay que sumar otros 12,2 millones calculados para la renovación. Lo ordenó construir un inmigrante, el bailarín, coreógrafo y profesor ruso Louis Chalif, que llegó a ser calificado como «el decano de los profesores de danza» de Estados Unidos. Y Chalif lo perdió en 1934, en el momento económico que más se ha recordado en el último año: la Gran Depresión.

Las referencias a la crisis de hace nueve décadas aparecieron también ayer en la presentación de este último proyecto del IESE a cargo de Canals (que ofreció su rueda de prensa en otro edificio emblemático de la calle 57, el Steinway Hall, donde se pueden ver muchas de las joyas de la compañía de pianos).

Reforma de las finanzas

Antes de hablar del papel de las escuelas de negocios en el actual contexto económico y de la aventura americana del IESE, Canals hizo un análisis de la situación económica y de las perspectivas de reforma del sistema financiero. Subrayó la necesidad de reformas y recordó que «la historia dice que se puede reformar sin el consenso de la industria». Su argumento principal es que en los años 30 los bancos estadounidenses se oponían a los cambios, pero se aprobó la ley Glass Steagall, que creó el Fondo de Garantía de Depósitos y trató de poner límites a problemas como la especulación.

Es en la actual situación donde las escuelas de negocios como el IESE, según Canals, «tienen una responsabilidad muy especial». «Tenemos que hacer un mejor trabajo en repensar el papel de las corporaciones y los objetivos de los consejeros delegados y ejecutivos –asumió–. Hay que volver a prestar atención a cosas básicas».

Defiende una educación que no alimente fenómenos como el de los brokers que ganan millones y que son «lo más parecido a mercenarios». Y apuesta por una filosofía: «Compañías y buenos gestores pueden ser una fuerza de cambio positivo, profundo y duradero en la sociedad».