Un mar de alternativas

El Salón Náutico ofrece varias opciones para disfrutar del mar sin necesidad de un gran presupuesto El alquiler de un barco puede salir más barato que ir a un hotel

MANUEL CABELLO / BARCELONA

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La imagen de los ricos y famosos pasando sus vacaciones a bordo de lujosos yates quizá no sea la más idónea para promocionar la navegación entre los plebeyos, pero dando una vuelta por el Salón Náutico de Barcelona, que se celebra estos días en el recinto ferial Gran Via 2, uno puede conocer diversas propuestas para disfrutar del mar sin necesidad de disponer de un presupuesto faraónico. Incluso algunas alternativas como pasar unas vacaciones a bordo de un velero pueden ser más económicas que hacerlo en un hotel.

"Con un clip y un trozo de cuerda de nylon ya puedes empezar a disfrutar del mar", asegura el presidente del Salón Náutico, Enric Puig, mientras abre un trozo de metal de los que sirven para unir papeles y lo convierte en un anzuelo casero."De la misma manera que para pasear por tierra puedes hacerlo desde con un monopatín hasta con un coche de lujo, en el mar hay posibilidades para todos los bolsillos", añade.

Si lo que se desea es navegar con la familia y amigos y recorrer la costa, e incluso, viajar hasta las islas Baleares, se necesitará disponer de una embarcación, ya sea ésta de vela o motor. Obviamente, para un principiante o para alguien que solo vaya a disfrutarla unos días al año no es aconsejable la compra. "Hay que tener en cuenta que el mantenimiento de un barco cuesta al año un 10% del valor de la embarcación", explica Joan Pons, de la empresa Fun Menorca, especializada en el alquiler de todo tipo de naves, desde lanchas a veleros.

Faltan amarres

El problema no es solo la inversión de la compra, sino que en Catalunya hay déficit de amarres, por lo que no es fácil dejar el barco cuando no se utiliza. "En Catalunya no existen muchas marinas secas, donde guardar las embarcaciones más pequeñas. Eso provoca que los puertos estén llenos de barcos pequeños, ocupando el espacio de buques mayores, y que algunos propietarios se vean obligados a comprar amarres demasiado grandes porque si no no disponen de plazas en tierra", razona el presidente de la Asociación Catalana de Escuelas Náuticas, Amadeu Perxachs.

Para aquel que esté pensando que el próximo verano le puede apetecer unas vacaciones diferentes a bordo de un bote, lo primero que debería hacer es pasar por una de las casi 60 escuelas de vela que existen en Catalunya a recibir unas clases de navegación y obtener un título que permita gobernar un barco. El más común es el de patrón de embarcación de recreo (barcos de hasta 12 metros), que se puede sacar en un fin de semana y cuesta unos 550 euros. Para los barcos más pequeños, que cuestan a partir de 1.200 euros, ni siquiera hace falta titulación.

"Navegar no es elitista, lo que sucede es que el público en general desconoce muchas veces este mundo. Puede ser una alternativa de ocio asequible", asegura Ricard Rico, de Corsa Náutica. Esta empresa, al igual que algunas otras presentes en el salón, ofrece la posibilidad de alquilar embarcaciones, aunque la verdad es que en el recinto ferial se echan en falta una mayor presencia de empresas de este tipo, que los expertos consideran una buena manera de introducir en la navegación a los profanos.

El alquiler de una embarcación se conoce en el argot náutico como charter. Un barco con capacidad para ocho personas puede alquilarse, en temporada alta, por unos 3.000 euros a la semana, cifra que puede reducirse a la mitad en otra época del año. "Es más barato que alquilar un apartamento o ir a un hotel y no debes preocuparte ni de dónde comer ni de dónde dormir", asegura Pons.

3.000 euros por semana

La empresa Charter Aproache ofrece la posibilidad de alquilar veleros en cualquier parte del Mediterráneo o del Caribe por un precio de unos 550 euros por persona (que incluyen el patrón del barco). El pasajero debe añadir el precio del traslado, pero las aerolíneas de bajo coste han ayudado a promocionar este tipo de producto entre los jóvenes. "Los que lo prueban destacan la tranquilidad, el poder descubrir lugares a los que no se accede si no es por mar y que te organizas esa semana como quieres. Muchos repiten y desmitifican la idea de que es un tipo de turismo caro y para gente pija", dice Belén Recolons.