Sorpresa báltica

Estonia en estado puro: el Reino de Setomaa y Kihnu, la isla de las mujeres

Estas dos regiones estonias albergan un patrimonio humano, cultural y tradicional que merece la pena descubrir, además de una naturaleza que todavía se mantiene intacta 

Lugar sagrado del pueblo seto, en el sudeste de Estonia

Lugar sagrado del pueblo seto, en el sudeste de Estonia / Visit Estonia

María Redondo

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El muy poco conocido pueblo seto, minoría étnica a caballo entre el sudeste de Estonia y el noroeste de Rusia, es admirado por su impresionante patrimonio cultural, idioma propio, característicos vestidos y hasta un canto polifónico Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Tres cuartas partes de su territorio están en suelo ruso y solo una cuarta parte está en Estonia, donde viven unos 12.000 setos, la mayoría. Durante el convulso siglo XX, la frontera de Setomaa cambió numerosas veces hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991. Aceptando su destino, los setos fueron declarados como una nueva entidad, el Reino de Setomaa en 1994. 

Dicho todo esto, no hay que dejar escapar la oportunidad de acercarse a este pequeño reino de cuento para entender esta cultura indígena europea (de las pocas que quedan). Parada obligatoria es el Museo al aire libre de la Granja Värska donde muestran por qué son diferentes. También es imprescindible el Museo Obinitsa donde ver su tradicional y colorida vestimenta o la maravillosa y minúscula capilla ortodoxa Serga, donde la mujer que la mantiene impoluta es fuente de información sobre la vida local y la historia de su pueblo.

Lugares sagrados

Es una región con un misticismo especial lleno de lugares sagrados donde la naturaleza y la tradición se enlazan con la creatividad, siendo fuente constante de inspiración para escritores, músicos y artistas. Sus tradiciones se reflejan con frecuencia en los diseños estonios contemporáneos. El blanco, rojo y negro son colores tradicionalmente atávicos que llevan las vestimentas seto, pero también visten las pasarelas de moda. 

Para aprender más sobre textiles y joyas en plata, características de esta cultura, se puede visitar Seto Atelier en Obinitsa y charlar con uno de los más importantes plateros, Evar Riitsaar. En el taller, también uno puede fabricar su propio recuerdo, imprimiendo una camiseta con un patrón tradicional. 

Y hay que escuchar su canto Leelo, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sobrecogedor y profundo, cantado solo por mujeres y auténtica piedra angular de su identidad.

Patrimonio matriarcal

Kihnu, comocida como la isla de las mujeres, es una pequeña isla de pescadores. Su patrimonio cultural, la ropa, la música están en la Lista del Patrimonio Inmaterial.

Durante siglos, las mujeres han mantenido las granjas en funcionamiento y su patrimonio cultural intacto, mientras los hombres continúan saliendo al mar largas temporadas como pescadores o enrolados en flotas comerciales. Es un lugar insólito en el que sorprende tal configuración matriarcal dentro de los confines de la Unión Europea.

Faro en Khibu, conocida como la isla de las mujeres, en Estonia.

Faro en Khibu, conocida como la isla de las mujeres, en Estonia. / Visit Estonia

Mare Mätas, experta en cultura tradicional de Kihnu, asegura que allí “las mujeres son guardianas del hogar, de las granjas, de la cultura. Construyen, reparan, cuidan y educan. Manejan los nacimientos y entierran a los muertos. Durante las bodas, pasan tanto tiempo cantando, que los invitados se cansan de esperar a que comience la fiesta”. Y continúa: “Nuestra cultura podría incluso considerarse igualitaria, ya que los roles tradicionales de hombres y mujeres son esenciales para la supervivencia de la cultura única de la isla”.

Ver a las mujeres Kihnu con sus coloridas faldas de rayas es un espectáculo, incluso algunas van en moto con sidecar. Dependiendo del color la falda indica si están casadas o solteras, o si están de luto.

Se puede hacer un recorrido de 23 kilómetros por la isla atravesando sus cuatro pueblos. Arranca en el pintoresco puerto y su mercadillo local, atraviesa la isla de punta a punta hasta llegar al solitario faro parando en el Museo Kihnu, en granjas y tiendas de artesanía, pequeñas cafeterías con ricas tartas y acaba con la asistencia a un apasionante concierto, no en vano sus canciones de boda rúnicas se remontan a más de 2.000 años de tradición oral. Los recorridos se pueden realizar en coche, bicicleta o a pie, incluso en camioneta. 

Felices sueños rurales

La mayor parte de los alojamientos que se pueden encontrar en Setomaa son rurales, en granjas o en encantadores Bed and Breakfast (B&B). Muchas de las viviendas disponibles se pueden alquilar enteras durante unas noches.

El romántico Ööbikuoru Villa está situado en una zona pintoresca a pocos kilómetros de Voru, rodeado de bosque y lagos. Su restaurante, Andreas, es uno de los mejores de la zona. Dispone de canoas, bicis y una extraordinaria sauna tradicional de humo.

En la pequeña Kihnu una buena opción para alojarse es Risti kodumajutus. Dispone de una apetecible sauna.