Vida salvaje

Las asombrosas criaturas salvajes de Costa Rica

El país centroamericano es el lugar ideal para asistir a espectáculos naturales protagonizados por tortugas, ballenas, delfines y todo tipo de aves

Una mujer practica 'snorkel' junto a una tortuga en Costa Rica

Una mujer practica 'snorkel' junto a una tortuga en Costa Rica

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Hay pocos espectáculos naturales más impresionantes que una arribada de tortugas marinas. Y Costa Rica es un lugar ideal para vivirla en directo. Durante la noche, las tortugas se acumulan cerca de la costa en preparación a su salida a la tierra en un esfuerzo extraordinario para desovar y garantizar la próxima generación. Regresan a la misma playa donde han anidado antes, guiadas a través del vasto océano por instintos y habilidades difíciles de comprender.

Los rastros de tortuga aparecen cada mañana sobre todo en aquellas playas donde existen corrientes marinas que facilitan el acceso a la costa. Aquí desovan cinco de las siete especies existentes en el mundo. La lora es la única que realiza arribadas masivas en el Pacífico, especialmente entre julio y noviembre, cuando se puede asistir al espectáculo de ver miles y miles de caparazones saliendo del mar bajo el pálido reflejo de la luna. 

Por su parte, la baula, la carey y la caretta llegan en solitario a poner sus huevos. La tortuga negra es una subespecie de la verde que, al quedar separada de sus parientes del Caribe, adoptó el hábito de desovar cada una por su cuenta. Las verdes del Caribe en cambio salen por centenares en una zona geográfica muy extensa, por lo que no se considera una arribada masiva.

Caminos de aire

Se estima que por Costa Rica transitan alrededor de 5.000 millones de aves migratorias cada año. Aquí convergen las aves que vienen del Círculo Polar Ártico y de América del Norte. De las 910 especies que existen en Costa Rica, 220 son migratorias. Son el 9% de las aves conocidas del mundo y si uno acude a los sitios indicados (hot spots) es posible ver más de 100 especies por día.

Las aves residentes son aquellas que podemos encontrar todo el año, como el pájaro campana y el quetzal, que dependen en gran parte de la fruta del aguacate silvestre. Estos 'aguacatillos' solo tienen fruta durante una época corta, por lo que las aves deben desplazarse a otros sitios para hallar árboles con fruta. 

La lapa roja también realiza movimientos, aunque en vez de ser estacionales son diarios. Las lapas usualmente duermen en el mismo sitio todas las noches, pero al amanecer emprenden vuelo hacia sus sitios de alimentación. La distancia y dirección de este viaje varían a lo largo del año ya que dependen de la ubicación de los árboles de los que se alimentan. Al realizar estos desplazamientos no solo están cumpliendo con sus ciclos biológicos, también se vuelven importantes dispersores de semillas y, por lo tanto, de biodiversidad.

Espectáculo marino

Pocos saben que al menos durante seis o siete meses al año es posible ver ballenas jorobadas en el Pacífico de Costa Rica. Desde diciembre hasta marzo y de julio a septiembre, el país se convierte así en residencia temporal de estos gigantes migratorios que a veces recorren hasta 9.000 kilómetros para llegar hasta la zona.

En el Golfo de Papagayo, cuando las aguas se enfrían por la acción de los vientos alisios, emergen a la superficie una gran cantidad de nutrientes que al contacto con la luz solar estimulan el crecimiento de algas de manera exponencial. Comienza así un efecto en cadena en el que es posible ver en las Islas Murciélago desde ballenas jorobadas en cortejo o cuidando a sus crías, mantas diablo realizando saltos acrobáticos, cientos de delfines y ocasionalmente orcas. Cada mes ocurre algún espectáculo marino que merece presenciarse.

Y es que, a pesar de que Costa Rica es un país pequeño, del lado Pacífico existen 1.160 kilómetros de costa con numerosas bahías, golfos, accidentes geográficos y dos penínsulas por las que desfilan grandes mamíferos marinos que pueden ser avistados desde la costa.