Paisaje de contrastes

Islandia, tierra de hielo y fuego

El país nórdico deslumbra al viajero con su naturaleza forjada por glaciares y volcanes

En los últimos años Islandia se ha convertido en uno de los destinos preferidos para los amantes de la naturaleza

En los últimos años Islandia se ha convertido en uno de los destinos preferidos para los amantes de la naturaleza / weniliou

Pablo Infiesta

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Con una superficie de 103.000 kilómetros cuadrados, y una densidad aproximada de cuatro habitantes por kilómetro cuadrado, la isla ha logrado mantener intacta una belleza natural surgida de la actividad volcánica y cincelada por glaciares y espectaculares saltos de agua.

Situada en el Atlántico Norte, posee un clima suavizado por efecto de la corriente del Golfo, lo que favoreció el asentamiento permanente de colonos nórdicos y gaélicos desde el siglo IX. Tras periodos de dominación noruega y danesa, alcanzó la independencia ya en el siglo XX y experimentó un rápido desarrollo económico que la llevó de una economía basada en pesca y agricultura, al podio de los países más desarrollados del mundo.

Un turismo creciente, aunque con un enfoque totalmente sostenible, ha convertido a Islandia en uno de los destinos más deseados por los amantes de la naturaleza prístina y aquellos que huyen de los destinos masificados.

Una opción muy popular para conocer a fondo la riqueza paisajística islandesa es la modalidad 'fly and drive', que comprende los vuelos y un coche de alquiler con el que recorrer los 1.340 kilómetros de la Carretera 1 (Hringvegur o Ring Road) que circunvala la costa.

Los viajeros deciden dónde parar y pueden alojarse en pequeños hoteles y en granjas locales convenientemente adecuadas para su estancia, lo que permite acercarse más a los habitantes locales y su modo de vida.

Esta opción puede realizarse también en autocaravana y es más popular durante el corto verano islandés (de mayo a agosto), con temperaturas suaves y días extremadamente largos gracias al sol de medianoche.

Base en Reikiavik

Otra opción, ideal para escapadas más cortas, o para aquellos que no desean conducir, consiste en alojarse en Reikiavik y, desde allí, con una empresa especializada, realizar excursiones de medio día o día completo a los diferentes destinos deseados. La agencia Arctic Adventures posee quizás unos de los catálogos más completos y variados de excursiones. 

Con ellos es posible adentrarse en las entrañas del glaciar, practicar snorkel en un fiordo con las aguas más transparentes del mundo, visitar un túnel de lava, cazar auroras boreales o recorrer el conocido como el Triángulo de Oro, con tres imprescindibles de la naturaleza islandesa: el géiser Strokkur, la catarata Gullfoss y el valle que está separando las placas tectónicas americana y euroasiática, Þingvellir. Este es el lugar que tradicionalmente acogía el parlamento más antiguo del mundo, el Alþingi, desde el año 930.

Reikiavik, la capital más septentrional del mundo, es una pequeña ciudad acogedora y animada. Su población ronda los 125.000 habitantes, un tercio de la población total del país. Es una de las ciudades más limpias, verdes y seguras del mundo. Cuenta con una animada vida cultural y sus calles más comerciales, como Laugavegur, son una sucesión de coloridas fachadas y murales de 'street art'. 

La imponente silueta de hormigón de la Hallgrimskirkja corona en altura la ciudad.

Cómo llegar a Islandia y dónde dormir

Vueling conecta Barcelona con el aeropuerto internacional de Keflavík (situado a unos 50 km de la capital) con dos frecuencias a la semana, tres en primavera y verano. El vuelo tiene una duración aproximada de cuatro horas y media. La cadena hotelera local Kea Hotels posee establecimientos convenientemente situados en toda la isla con diversas categorías, como por ejemplo, el muy recomendable hotel boutique Sand en Laugavegur, ideal también para un delicioso receso en su pastelería Sandholt.