Sentir de nuevo el 'thainess', el arte de vivir tailandés

Volver a soñar a cuerpo de rey en Tailandia

Un ruta para celebrar la reactivación del turismo en el país asiático: Phuket, Phi Phi y Krabi

Playa en las islas Phi Phi, en Tailandia

Playa en las islas Phi Phi, en Tailandia

María Redondo

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Tailandia se abre al turismo lentamente y de forma segura. Tras una apertura inicial de Phuket, el año pasado, se han ido sumando el resto de destinos dentro del país, las normas de entrada se flexibilizan día tras día y con la llegada de los turistas, pequeños negocios, grandes hoteles, restaurantes locales van abriendo de nuevo. En definitiva, el arte de vivir tailandés, el 'thainess', vuelve a empezar.

Es el momento para visitar bellísimas zonas que antes de la pandemia estaban saturadas por su popularidad, como Phi Phi o Phuket pero que ahora se despiertan tranquilas, como hace mucho tiempo que no pasaba. Una buena ruta para esta época y evitando grandes desplazamientos puede ser Phuket-Phi-Phi-Krabi, tres destinos por sí mismos y muy próximos entre sí.

Gracias a las conexiones de Emirates o Qatar Airways se puede volar desde Madrid o Barcelona a Phuket haciendo una corta escala en Dubai o Doha. Estas aerolíneas aterrizan en el moderno aeropuerto de Phuket y desde ahí ya no hace falta coger más vuelos; la experiencia de esta ruta es marina.

Phuket

La isla más grande de Tailandia, unida al continente por carretera gracias al puente Sarasin ofrece mucho más que sol y playa. Sus dimensiones permiten que una estancia de cuatro o cinco días quede corta si se pretende visitar en profundidad. Ofrece aventura y deportes: tirolina, elefantes, caminatas, recorridos por manglares, actividades acuáticas y hasta surf; cultura: templos majestuosos como el Big Budha, el Wat Chalong, o los extraordinarios templos Jui Tui o Kathu asociados a los dioses de la danza y la música y la joya de la corona, el Old Phuket, que de un tiempo a esta parte sus callejuelas con casas de arquitectura sino-portuguesa han entrado en un proceso de rehabilitación imponente haciendo de este lugar la parada obligatoria para respirar historia y tradición.

Y la oferta se completa con la gastronomía. Desde hace cuatro años Phuket, patrimonio de la humanidad Unesco por su gastronomía, ha entrado por derecho propio en la Guía Michelín y un buen puñado de restaurantes son recomendados y alabados por los expertos.

Para dormir la elección es difícil ya que la isla cuenta con todo tipo de alojamientos y para todos los gustos. Una buena opción para ir en pareja es el romántico Sala Phuket de Mai Khao Beach, en el tranquilo norte de la isla, con sus maravillosas villas con las piscinas privadas más grandes de la isla, un restaurante premiado durante los últimos cuatro años por Thailand Tatler y actividades como yoga en la playa, cursos de cocina, o sus fabulosos paquetes de spa de tres días. 

Otras opciones en Phuket más familiares pueden ser el prestigioso Rosewood, ubicado en una playa de seiscientos metros en la exquisita Emerald Bay. Sus villas y suites hacen un guiño a la filosofía a sense of place de la cadena internacional que se inspira en la cultura local y, por supuesto en la naturaleza, cuidando con mimo de un bosque de centenarios banyan trees.

Islas Phi Phi

Desde Phuket en una lancha rápida se pega un salto a las archiconocidas islas, donde visitar Maya Bay, su playa más icónica y a la vez la más castigada en el pasado por la cantidad de turismo que paulatinamente acudió tras la película de La Playa. Las autoridades, conscientes del deterioro, decidieron cerrarla un año con el fin de darle un respiro, la pandemia hizo el resto y, finalmente ha permanecido cerrada tres años con resultados asombrosos de regeneración del coral. Se ha prohibido el baño y se ha restringido el acceso con el fin de seguir protegiendo esta playa única. La visita, ahora, merece mucho más la pena.

La vecina isla de Phi Phi Don es la única habitada y donde se puede encontrar alojamiento. Una de las mejores opciones es el Zeavola, un eco resort entre palmeras y con una playa de postal. Sus habitaciones son lujosas cabañas de teca y el restaurante, uno de los mejores de la isla, ofrece una cuidada carta de delicias locales.

Krabi

Nuevamente a bordo de una lancha rápida desde Phi Phi se alcanza Krabi en una hora escasa. Una vez en continente, las opciones de aventura se multiplican. Montañas cársticas cubiertas de vegetación y con vías ferratas preparadas para la escalada de cualquier nivel, edad y experiencia desde las que se divisan paisajes asombrosos. Además de cuevas, senderos selváticos, pueblos de grandes tradiciones y un reguero de playas prístinas para elegir. Todo eso está en Krabi, una de las provincias más completas y bonitas de Tailandia. 

Allí, brilla como un diamante el perfecto Phulay Bay. Un exótico santuario de Ritz Carlton ubicado en pleno mar de Andamán y a tiro de piedra de las zonas más bonitas de Krabi, como las islas de Poda o Hong, el parque Nacional de Khao Phanom Bencha, la playa Thalang o la Montaña Naka en la que la gente local asegura que es uno de los mejores sitios de meditación. Sin duda, Phulay Bay es un gran cuartel general, no en vano se escogió para rodar la muy conocida película Resacón en Tailandia. Pero eso es otra historia.