Andà p'alla, bobo

El Real Vinicius Júnior

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Cuando los ves jugar, cuando los ves soportar lo insoportable, cuando los ves sobrevivir un día sí y otro también, cuando ves que los rivales caen siempre en la trampa de dejarse querer, dejarse acariciar, que se fíen, que se crean que los dominan, van ellos y te meten el zarpazo.

Antes del partido, me llamó mi amigo Jordi Tomás, ya les conté, uno de esos enfermos culés que padece por todo pero, sobre todo, viendo ganar al Real Madrid. No porque gana sino cómo gana. Le saca de quicio.

Me dijo si se quedaba a ver el partido (para ver perder a los blancos) o aceptaba la invitación de unos amigos para ir a cenar. Le dije que fuese a cenar, que el Real Madrid no iba a perder y, por tanto, pasaría una mala noche. Tiró el móvil al mar y hoy se enterará, supongo, de lo que ha ocurrido.

El Real Madrid, lo quieras o no (y hay millones de merengues que lo quieren) domina esta competición. El Real Madrid la fundó. El Real Madrid domina la historia de esta Copa de Europa, venida a Champions, que su presidente (y casi dueño) Florentino Pérez quiere convertir, no sé por qué, con lo bien que le va, en una Superliga rica, rica.

Dominar el 'no juego'

El Real Madrid domina cualquier escenario de esta copa. El Real Madrid domina, a veces, hasta hipnotiza a sus rivales, los seduce, los engaña. El Real Madrid domina el juego. Perdón, el Real Madrid domina el ‘no juego’, pues anoche, de nuevo, volvió a sobrevivir muchos ratos en plan Etihad y, al final, arrancó un empate, el mismo que el Manchester City en el majestuoso y gigantesco Santiago Bernabéu.

Llegamos a Madrid, pues, para jugar una semifinal a partido único. Anoche, en el Allianz Arenas, otro precioso campo, lo único que quedó claro, patente, cristalino, es que los dos equipos pueden pasar a la final. No será el poderosísimo e histórico Bayern de Munich, desde luego, como tampoco lo fue el MCity, el equipo que se asustará por jugárselo todo en el Bernabéu.

Vinicius Junior, del Real Madrid, celebra tras anotar el empate 2-2 durante la semifinal de la Liga de Campeones de la UEFA, partido de ida entre el Bayern de Múnich y el Real Madrid en Múnich

Vinicius Junior, del Real Madrid, celebra tras anotar el empate 2-2 durante la semifinal de la Liga de Campeones de la UEFA, partido de ida entre el Bayern de Múnich y el Real Madrid en Múnich / EFE_FILIP SINGER

Al Bayern, por peor Bayern que sea, que lo es, sí, lo es, no le cuente usted eso del “miedo escénico”, ni siquiera la patraña aquella de Juanito de que “90 minuti en el Bernabéu son molto longo”, ni tampoco, no, que se enfrentará a ‘la cofradía del clavo ardiendo’.

Digámoslo de una vez. Anoche, el Real Madrid fue, simplemente el Real Vinicius Jr.. Y punto. No hubo mucho más. Bueno, sí, esa otra historia que han puesto de moda en la capital del reino de que el mayor éxito de Carlo Ancelotti es haber convencido a sus estrellas de que deben trabajar, perdón, jugar, como mineros.

El pícaro 'Carletto'

‘Carletto’ estuvo a punto (con el Real Madrid, siempre es a punto, pero no ocurre), de perder su primer enfrentamiento con el Bayern de Munich, al que le ha ganado seis veces y empatado tres. Iba a ser un síntoma de esperanza para los alemanes (¡uf!, se me iba a escapar para el campeón alemán cuando, lo cierto, es que el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso les ha metido un baño), pero acabó, de nuevo, en empate.

Fue, sí, el Real Vinicius porque todo el peligro, todo el protagonismo, todo el liderazgo, todo el fútbol, todo el desequilibrio y hasta los dos goles fueron suyos.

Y es que, aunque le tengamos manía, es un futbolista fuera de serie, es un prodigio, es luz y fuego a la vez. Es Vinicius Júnior, a saber cómo sería el padre si Júnior es así de fabuloso. 

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