CAMINO DEL CLÁSICO

Gündogan y Araujo, retrato de una tensión

Araujo, sobre Gündogan: "Prefiero guardarme lo que pienso. Tengo códigos y valores que debo respetar"

Gündogan huye de la coartada arbitral y lidera una seria autocrítica por los "regalos" del Barça al PSG

Día 1 del 'posxavismo': el Barça busca entrenador (Márquez, Flick...)

combo de Gúndogan / Araujo

combo de Gúndogan / Araujo / EPC

Marcos López

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La derrota, y más en el Barça, un club volcánico por excelencia, desnuda y divide. Desnuda porque cada uno la digiere a su manera y divide porque no hay un mensaje común para afrontarlo ya que cada uno busca su coartada.

La derrota con el PSG, justo cuando más cerca estaba el equipo azulgrana de pisar unas semifinales, territorio hostil desde hace un lustro, dejó a un Xavi furioso con el árbitro y a un sincero Gündogan, reincidiendo en su análisis autocrítico de un Barça tierno, que desató la estudiada, medida y, al mismo tiempo, calculada respuesta de Araujo en la que se visualiza el descosido que sacude al grupo. Un grupo al que se suele referir siempre el entrenador como "una familia".

Ronald Araujo, en la presentación del libro 'Relatos Solidarios del Deporte' en la Antiga Fàbrica Damm de Barcelona.

Ronald Araujo, en la presentación del libro 'Relatos Solidarios del Deporte' en la Antiga Fàbrica Damm de Barcelona. / Jordi Cotrina

Pero, justo ahora cuando se acerca un clásico con el Madrid, que llega embalado tras destronar al Manchester City, el campeón, en su estadio, hay mal rollo en la familia. Todo comenzó con el momento en que Barcola, el delantero del PSG, aprovechando una mala salida del balón en una jugada iniciada por el central uruguayo se dirige hacia la portería de Ter Stegen. Entonces, con 1-0 en el marcador (m. 29), Araujo tomó una mala decisión al tocar el cuerpo del rival, verbalizada por Gündogan en el origen del conflicto. 

La denuncia de 'Gundo'

"Es duro decirlo, pero en estos momentos tan cruciales tienes que estar seguro de si vas a tocar el balón" , argumentó el centrocampista alemán en declaraciones a CBS Sports, donde añadió que "prefiero darle a nuestro portero la oportunidad de salvarla o, incluso, hasta de conceder un gol porque quedarte con un jugador menos tan pronto te mata el partido". Esa sinceridad de Gündogan ya generó revuelo tras la derrota en el clásico de Liga en Montjuïc (1-2 en octubre). Y ahora, aún más, porque Araujo en la presentación del libro ‘Relatos Solidarios del Deporte’, también explicó su verdad.

"Prefiero darle a nuestro portero la oportunidad de salvarla o, incluso, hasta de conceder un gol porque quedarte con un jugador menos tan pronto te mata el partido"

Gündogan

— Jugador del Barça

Y lo hizo sin importarle que quedara evidente ese malestar que sintió al leer y ver lo que había dicho su compañero, coincidiendo, además, con las horas más tristes en el Barça con una tarjeta roja que jamás olvidará.«¿La jugada? Es fortuita, es 50-50. Si la cobra me tiene que expulsar, si no la cobra no pasa nada», dijo el uruguayo.

Siete segundos de respuesta de Araujo

Pudo aplazar el acto, pero no quiso. Pudo no aceptar preguntas, pero las enfrentó cara a cara asumiendo que irían mucho más allá de su compromiso solidario, junto a Stuani, el delantero del Girona, en la búsqueda de recursos para la Fundación de Oncología infantil Enriqueta Villavechia. Pudo refugiarse en tópicos para esquivar el incendio, pero tampoco lo hizo. Sincero fue Gündogan;sincero fue Araujo, reflejando ambos las desigualdades culturales y futbolísticas de un grupo de jugadores.

"Prefiero guardarme para mí lo que pienso, creo que tengo códigos y valores que hay que respetar"

Araujo

— Jugador del Barça

"Prefiero guardarme para mí lo que pienso, creo que tengo códigos y valores que hay que respetar", certificó el defensa azulgrana en un escueto y serio mensaje. Serio y breve. Apenas duró siete segundos, tiempo más que suficiente para retratar esa división.

Anna Varderi, gerente de la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia, Ronald Araujo y la periodista María Fernández-Vidal.

Anna Varderi, gerente de la Fundación de Oncología Infantil Enriqueta Villavecchia, Ronald Araujo y la periodista María Fernández-Vidal. / Jordi Cotrina

 Acostumbrado está Gündogan a exhibir siempre esa franqueza. Tanto en el City, donde llevaba el brazalete, como en la selección alemana, de la que también es capitán. Sin importarle las consecuencias privadas y públicas de esa transparencia, asumiendo un liderazgo en un grupo muy joven, sin importarle las secuelas que deje a su camino. 

Jerarquías diversas

Un vestuario, el de Xavi, que tiene jerarquías nuevas, con Sergi Roberto investido como primer capitán, escoltado por Ter Stegen, Frenkie de Jong y, precisamente, Araujo. Aunque hay piezas que no tienen ese reconocimiento, como Lewandowski o el propio Gündogan, pero que ejercen una notable influencia avalados por su experiencia que sobresale ante el acné juvenil de Lamine Yamal, Pau Cubarsí, Héctor Fort, Marc Guiu, los ahora lesionados Gavi y Balde, Fermín... Chicos todos ellos recién llegados a la elite que se mantienen, como es obvio, al margen del pulso por el liderazgo, ocupados exclusivamente en el juego. 

Gündogan consola Raphinha al finalitzar el partit a Montjuïc. | JORDI COTRINA

Gündogan consola Raphinha al finalitzar el partit a Montjuïc. | JORDI COTRINA / FRANCISCO CABEzas

Y queda otra vía, sin excesivo arraigo en un reformulado vestuario, en el que ya no hay lugar para las antiguas ‘vacas sagradas’, porque acaban de llegar. Algunos como cedidos:los Joãos. Y otros, como Oriol Romeu e Iñigo Martínez, cuya ascendencia en el grupo no es tan notable.

Aunque en el caso de Koundé sí que quiso dejar claro que la victoria y, por supuesto, la derrota es patrimonio de todos, como había argumentado también el capitán Sergi Roberto.

Y con el Madrid a la vuelta de la esquina, Gündogan, que no vino a Barcelona de vacaciones (llegó con el triplete de Manchester y se puede quedar en blanco) no se calla lo que piensa, guste o disguste. Araujo, tampoco. A Xavi, en sus últimos meses como técnico del Barça, le toca tapar de forma urgente esa fractura familiar con autoridad.