Camp Nou, Meléndez, Romeu, Deco, Elías, Cubells… ¡Uf!, esto del Barça ya huele

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Todo tiene un color rarísimo. Del olor, ya ni hablamos, porque no es fácil detectarlo a distancia. A todo lo que ocurre se le da una pátina de normalidad, de no pasa nada, ¿por qué os llama la atención? Y, de pronto, aparece, cómo no, Joan Laporta (mientras su cuñado aumenta el poder que tiene por ser familiar) e insiste en que todo le “ocupa”, pero no le “preocupa”.

Y así van pasando los días, las semanas, los meses, los años, las temporadas y el nuevo Camp Nou sigue enrolado en la polémica; se va Maribel Meléndez, altísima ejecutiva económica, sin abrir la boca, claro; abandona Eduard Romeu, el jefe (¿seguro?) de los números, y desaparece por la puerta de atrás, aunque trataron de disimularlo con una nueva aparición (falsa) del presidente; Deco, el Director Deportivo tiene la desfachatez (perdón, o no) de decir que sigue cobrando comisiones, pero de otra manera y se ríe en la cara de todo el mundo al poner como valedor de su inmaculado comportamiento al ‘compliance’, que, lo siento, pero siendo quién es, no es una buena coartada y, finalmente, aparece el secretario de todos, me refiero al secretario de todos los directivos, y pide cobrar. No él, todos.

¿Cobrar?, no, no

Todo eso ha ocurrido en horas, vale, en días, pero no en meses ni en años. Es posible, muy posible, que hoy aparezca Laporta, en una de esas entrevistas interminables, y diga que eso de cobrar no está ni bien ni contemplado. Bueno, claro, lo dice el presidente, que, tal vez, sea quien menos necesita cobrar, pues, según contó el otro día la SER, tiene el semáforo del gasto de presidencia permanentemente en rojo, lo que demuestra que a ese departamento, gabinete y ‘camarote’ si algo no le falta, es dinero. Pero Josep Cubells, por si acaso, ya lo ha soltado. Y si Cubells, que es el secretario de todos, lo suelta es porque es tema de conversación entre ellos, entre los que avalan y se dejan avalar.

Joan Laporta y todos los que ganaron con él.

Joan Laporta y todos los que ganaron con él. / EL PERIÓDICO

El caso es que todo tiene un color muy raro. Y del olor, seguimos sin hablar. Ganan de calle y no tienen con qué avalar. Miau. Aparece un rico que les cede 40 millones de euros. Miau. El rico pone de vicepresidente económico a su amigo, que no socio. Y, al final, el rico vomita sobre el presidente (con razón) y el empleado de lujo sale por la puerta de atrás. Es evidente que los casos de José Elías y Eduard Romeu son dos puros ejemplos de ganas de figurar y lucir y del más puro ‘estilo Laporta’ de cómo se puede utilizar a los sedientos para ‘qui dia passa, any empeny’y, luego, prescindo de ellos.

Pasará algo, sí

No deja de tener narices (eso, narices es un buen término) que una directiva, una junta, que no quiere profesionales que cobren, es decir, ni CEO, ni Director General, ni vicepresidente económico, ni Directora Corporativa, por citar cuatro altísimos cargos que me vienen a la cabeza (desaparecidos, inutilizables, prescindibles según el camarote de Laporta), lance ahora la propuesta de cobrar. Será que, como dice Laporta, los mejores profesionales son los directivos. Digo, no sé.

Todo tiene un color horrible. Y del olor, ni hablamos. Se presentan, ganan, perdón, arrasan con una lona y la promesa de que renovarán a Leo Messi (“los otros dos candidatos no tienen ni idea de cómo hacerlo”, proclamó Laporta), cambian el Código Ético del club para contratar a familiares y, a los tres años, a mitad de mandato, piden cobrar.

¿En serio? ¡Uf! Miau ¿no? Tiene muy mal aspecto, un color horripilante y el olor empieza a notarse, a sentirse, a penetrar en nuestras fosas nasales.

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