MADRID-GIRONA (4-0)

La crónica del Madrid-Girona: Vinicius y Bellingham silencian y desfiguran a un anónimo Girona

Vinicius celebra su gol, que era el 1-0 al Girona, en el Bernabéu.

Vinicius celebra su gol, que era el 1-0 al Girona, en el Bernabéu. / Óscar del Pozo / Afp

Marcos López

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El Madrid aplastó a un desconocido Girona, un equipo que no compareció en el Bernabéu. Quedó arrastrado por la magia de Vinicius, las llegadas demoledoras de Bellinghan y las torpezas defensivas de Yan Couto, que apareció en los cuatro goles blancos, dos de ellos nacieron de pérdidas absurdas. Y provocó el penalti en el último suspiro el lateral brasileño, aunque el lanzamiento de Joselu fue repelido por el poste derecho de Gazzaniga evitando la manita blanca.

No existió para el equipo del sancionado Míchel mayor castigo que no estar a la altura de lo que es, incapaz de aprovechar las tremendas bajas defensivas que angustiaban a Ancelotti. Era un anónimo e irreconocible Girona, que a la hora de partido había encajado la mayor goleada de la temporada. Se fue del gran partido sin un solo disparo a puerta.

Los cánticos del Bernabéu

En el Bernabéu, entretanto, con el sosiego que da tener la Liga cada vez más cerca (cinco puntas de renta sobre el segundo), comenzó a desplegar su catálogo de cantos eufóricos: ‘¡¡Así, así, así gana el Madrid!!’. Pero le faltaba otro grito lleno de ironía: '¡¡Xavi, quedáte, Xavi quedáte!!".

Bellingham se dispone a regatear a Gazzaniga para firmar el 2-0 del Madrid al Girona en el Bernabéu.

Bellingham se dispone a regatear a Gazzaniga para firmar el 2-0 del Madrid al Girona en el Bernabéu. / Daniel González / Efe

Le sobró media hora a Ancelotti. Media hora para ir dando descanso a jugadores, mientras el enfado de Míchel aumentaba porque su equipo no tuvo respuestas ante el poderío del Madrid. Creía el Girona al inicio que estaba en Montilivi. Tenía el balón. Tenía el control. Al menos, en los primeros cinco minutos Y no es poco siendo el Bernabéu. Pero no basta.

De error en error

Una pérdida de Yan Couto con todos sus compañeros iniciando la fase ofensiva desencadenó el golazo de Vinicius, quien, tal vez, escaldado por el ruido de Mbappé, ese ruido que no cesa, se inventó un derechazo imponente. No había nada antes. Ni tampoco después. Antes, si acaso, ese error de Couto, pero a casi 60 metros del marco de Gazzaniga.

Un latifundio por donde el Madrid cabalgó luego con toda la calma del mundo pillando con el pie cambiado al equipo de Míchel, quien se confundió. Y en ese fallo llegó el tanto de Vinicius. Un gol que era un monumento a la precisión. Y, al mismo tiempo, a la belleza.

Eso ejerció un efecto devastador para el Girona, quien continuó teniendo la posesión (era de un aplastante 70% en el primer cuarto, del 59% en la media hora inicial y acabó a los 45 minutos con 51%), pero de nada le servía. En la banda izquierda, eje del juego ofensivo diseñado por Míchel, todo iba al revés. Savinho no desbordaba, mientras Miguel, más tímido que de costumbre, vivía más cerca de Gazzaniga que de Lunin. Mal asunto. 

Bellingham supera a Gazzaniga para firmar el 2-0 del Madrid al Girona en el Bernabéu.

Bellingham supera a Gazzaniga para firmar el 2-0 del Madrid al Girona en el Bernabéu. / Daniel González / Efe

Malo porque el Madrid, recostado en ese 1-0 de Vinicius, se sentía tranquilo. ¿Y el Girona? Incómodo. Con el balón en los pies, pero siendo su posesión tan inanimada como estéril, justo antes de que Vinicius, con una asistencia sensacional –el golpeo con el exterior de su pie derecho- para que Bellingham, de nuevo, galopara rasgando a Eric García y castigando la terrible duda de Gazzaniga.

Ni se quedó el meta argentino bajo los palos, que no debía, ni atacó el balón a la espalda de los centrales con la determinación que sí debía haber hecho. Poco más de media hora y el Madrid dominaba con un inapelable ejercicio de contundencia: cuatro remates, tres a puerta y dos goles. 

¿Y el Girona? Nada. Ni disparó a puerta, mientras Míchel, desde una cabina en las alturas del Bernabéu, ordenaba calentar a Pablo Torre y Arnau antes incluso de terminar la primera mitad certificando que su plan inicial no funcionó. Ancelotti, en cambio, y una vez conocida la baja de última hora de Rüdiger, ordenó una pareja de centrales, pero con roles distintos. Puso a Tchouaméni en la derecha y disfrazó a Carvajal de central zurdo. Ni se despeinó el Madrid.

Noche plácida para Lunin

A Lunin se le vio jugando siempre con el pie. Podría haber llevado las manos en los bolsillos. No las necesitó para nada, si acaso para atrapar algún que otro sencillo balón aéreo. Al Girona le habían quitado las alas en ataque –ni rastro de Couto, Miguel, Tsygankov, Savinho…- por lo que fue un equipo inofensivo.

Mucho balón, que provocó hasta impacientes pitos del Bernabéu, poco veneno. Parecía que estaba vacunado. ¿Era el Girona? O una copia mala de ese grupo de atrevidos jugadores que asombraban en la Liga. Acabada la primera mitad no hacía falta que ninguno levantara la vista hacia el techo cubierto del reluciente y modernísimo Bernabéu. Habían sido aplastados por un Madrid demoledor. Y, sobre todo, por su incomparecencia.

No existe peor derrota que ésa. No ser quien es o quien habías sido hasta venir a Madrid. Míchel asumió su error con el primer cambio ya que sacó a Portu y puso a Pablo Torre. Algo cambió entonces, pero duró poco. Demasiado poco. Y a los 50 minutos llegó el primer buen centro de Savinho, que no encontró a Dovbyk, limitado como se le veía por esos problemas físicos en la rodilla que solo le dejaron entrenar con el grupo el pasado viernes.

Y el Bernabéu, que empezó nervioso, acabó la noche con saludos y cánticos entre el Fondo Norte y el Fondo Sur. Vinicius, a lo suyo. Castigando la debilidad de Yan Couto para transformarse en la estrella del gran partido. El tercer gol es de Bellingham, al igual que el segundo. Pero ninguno se entendería sin la magia previa del brasileño. Fue él quien desfiguró a un irreconocible Girona, sintetizado en la triste figura de Couto, ‘autor pasivo e ideológico’ porque aparece en las cuatro fotos de los cuatro goles del Madrid. Y en la del penalti que cometió.

Mofándose, además, el Bernabéu del futuro de Xavi sintiendo que la Liga que es aún ya del Barça ya les pertenece. Y el Girona ni vino a Madrid.

La ficha del Madrid-Girona (4-0)

Madrid: Lunin (6); Lucas (7), Tchouaméni (6), Carvajal (6), Mendy (5); Valverde (6), Camavinga (7), Kroos (7), Bellingham (10), Rodrygo (9), Vinicius (10).

Técnico: Carlo Ancelotti (8).

Cambios: Brahim (6) por Bellingham (m 57); Modric (5) por Kroos (m. 70); Joselu (4) por Rodrygo (m. 70); Fran (6) por Mendy (m. 77), Güler (sc) por Vinicius (m. 77).

Entrenador: Carlo Ancelotti.

Girona: Gazzaniga (4); Yan Couto (3), Eric (4), Juanpe (6), Miguel (4); Aleix (5), I. Martín (5), Portu (4); Tsygankov (4), Dovbyk (4), Savinho (4).

Técnico: Míchel Sánchez (4).

Cambios: Torre (5) por Portu (m. 46); Valery (5) por Tsygankov (m. 70); Stuani (5) por Dovbyk (m. 70); Solis (5) por Martín (m. 70).

Goles: 1-0 (m. 6), Vinicius; 2-0 (m. 35), Bellingham; 3-0 (m. 54), Bellingham; 4-0 (m. 61), Rodrygo.

Árbitro: Martínez Munuera (5), valenciano.

Tarjetas amarillas: Juanpe (m. 21); Yan Couto (m. 68); Mendy (m. 76).

Estadio: Santiago Bernabéu.