Champions League

El Barça empata con el agua al cuello ante un Benfica cruel (4-4)

Lucy Bronze durante una acción en el partido contra el Benfica

Lucy Bronze durante una acción en el partido contra el Benfica / EFE

Laia Bonals

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Las cosas hay que acabarlas bien. O al menos intentarlo. Pese a la pereza, el cansancio o el hartazgo. Y el Barça de Jonatan Giráldez no quiere perder ni a las canicas. Las azulgranas, en un partido intrascendente ante el Benfica (4-4), donde ambos conjuntos están clasificados, salieron con la alineación titular y la motivación de una final. Delante tenían al equipo portugués, que no fue menos.

Ninguno de los 90 minutos pareció el partido trivial que era. Fueron las futbolistas a muerte y se pusieron contra las cuerdas, y el Barça cedió. De forma cruel y desconcertante las azulgranas sucumbieron al equipo luso, que asestó cuatro tantos que rompieron una dinámica histórica, antes de que una diana de Lucy Bronze en el último minuto rescatara al equipo catalán.

Gen competidor

Hay quienes dicen que es suerte, que siempre les sale cara. Hay quienes osan menospreciar sus triunfos por sus rivales, que ciertamente no acostumbran a presentar mucha oposición. Sin embargo, es indiscutible que ese Barça tiene un gen competidor. Lo de ganar viene después (si eso).

Contra el Benfica volvieron a convertir un partido totalmente de trámite en un nuevo ensayo de lo que vendrá. Siempre con la vista puesta en el objetivo, pero aprovechando el presente, las jugadoras dirigidas por Jonatan Giráldez se cuadraron cuando sonó el himno de la Champions. La última vez en esta fase de grupos.

El balón fue suyo en un inicio. El dominio fue indiscutible, hasta en escenario hostil, durante los primeros minutos. Se sintieron y fueron superiores desde el mismo momento en que la colegiada señaló el inicio del encuentro. Sin embargo, de poco sirve la posesión sin efectividad. Y las azulgranas anotaron el primer gol antes de que se cumplieran los 20 minutos de partido.

Graham Hansen, la mejor

Y, si se ha convertido en costumbre contar los partidos con victorias, esta temporada también lo está siendo ver el nombre de Caroline Graham Hansen en el listado de goleadoras.

Sin duda, está siendo la mejor de esta campaña. Domina todos los aspectos del juego y no cesa en el empeño de dejar jugadas para el recuerdo. De todas las maneras y desde cualquier parte, pero la noruega siempre aparece. Contra el Benfica aprovechó un centro delicioso de Lucy Bronze para rematar con la testa desde dentro del área pequeña totalmente sola. Si ya es brillante ante la dificultad, cuando le ponen la alfombra roja no defrauda.

Y Graham Hansen no solo es determinante en los últimos metros de cara a portería. Cada vez que tiene el balón pegado a las botas, es un dolor de muelas para las defensas. Totalmente desatada, tardó pocos minutos en servir el segundo a Patri Guijarro. Con desquite y cierta fuerza, el balón llegó a las botas de la de Palma de Mallorca que la empujó para firmar el segundo. Se abrazaban tras el tanto y, además de satisfacción, había determinación.

Reacción desconcertante

Las lusas, sin embargo, eran conscientes que este era el guion esperado. Y por ello lo trabajaron tanto a nivel mental como físico. Dos tantos por debajo en el marcador no les hizo bajar ni una sola marcha, la presión asfixiante seguía intacta y la voluntad era clara: aprovechar los contragolpes para resucitar.

Así empezó el camino Alidou, que aprovechó un centro de Jessica Silva para superar a una Gemma Font que debutaba en Champions con el Barça. Fue la misma futbolista la que devolvió la igualdad en el marcador, esta vez gracias a Andrea Falcón. La exazulgrana le sirvió el balón con tacto para que la canadiense rematara a placer entre una defensa culé totalmente desubicada. Desde la final de la Champions en Eindhoven donde las culés se coronaron reinas de Europa que no encajaban dos goles en un mismo encuentro.

El Barça se desconfiguró. Tras los primeros 20 minutos de control y los dos goles del conjunto portugués, las culés se nublaron. La falta de sosiego y la necesidad de gobierno se juntaron en un día en que las azulgranas fallaron, lo que no acostumbra a pasar.

Fallos reiterados

Errores reiterados dejaron un panorama tenso para las jugadoras de Jonatan Giráldez, que consiguieron revertir la dinámica en el segundo tiempo gracias a Caroline Graham Hansen. Mariona Caldentey centró tras desmarcarse de la defensa lusa y bombeó un balón que llegó en el momento justo a impactar con la bota de la noruega. El tercero subió al marcador instantes antes de que el Benfica marcara otro tanto, que finalmente fue anulado por fuera de juego.

Las culés no consiguieron sobreponerse del susto y se volvieron a encontrar con un gol a traición, en una contra de manual, que se mofó de una defensa totalmente perdida. Este si subió al marcador y colocó a las azulgranas en una situación inédita. Era la primera vez desde la profesionalización (2015) que al Barça le empataban en un partido donde llevaba dos goles o más de ventaja.

Y, tras el primer estropicio, las lusas hicieron la herida más grande. Tras un córner, el balón se perdió en el área. Parecía que el rechace de Font se iba por encima del travesaño, pero la falta de contundencia provocó un rechace suave que se envenenó y se introdujo por centímetros dentro de la portería, pese al toque de Lucy Bronze. El Barça había recibido hasta la fecha 4 goles en toda la temporada. Los mismos que le endosó el Benfica en un partido fatídico para las culés.

Lucy Bronze rescató al equipo azulgrana a pocos segundos del final, con un testarazo en la última acción que puso el definitivo 4-4 en el luminoso. Un partido trampa que acabó siéndolo de verdad para un Barça que se lleva deberes a casa.