UNA MUJER VALIENTE

Sara Khadem, ajedrecista iraní y medallista española

España concede la nacionalidad a Sara Khadem

Sara Khadem, la ajedrecista iraní durante el campeonato en el que jugó sin velo.

Sara Khadem, la ajedrecista iraní durante el campeonato en el que jugó sin velo. / REUTERS / PAVEL MIKHEYEV

Roger Pascual

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La vida de Sara Khadem cambió para siempre el 26 de diciembre del 2022. La ajedrecista iraní se negó ese día a llevar el velo islámico en los Mundiales de Rápidas y Relámpago celebrados en Almaty (Kazajistán). Lo hizo en solidaridad con las revueltas que sacudían su país natal después de la muerte de Mahsa Amini, detenida y torturada por no llevar el hiyab. Al saber que la iban a arrestar en cuando pisara suelo iraní, Sara decidió marcharse a España con su marido y su hijo. Pedro Sánchez se reunió en febrero con ella en la Moncloa y le ofreció su ayuda. En julio, el Gobierno le dio la nacionalidad por carta de naturaleza y el pasado 14 de enero Khadem ganó su primera medalla como española, al proclamarse en Montercarlo subcampeona de Europa en la modalidad Relámpago.  

“Estoy muy contenta de haber empezado el año así, sobre todo después del año pasado, que fue el más complicado de mi vida, con muchas subidas y bajadas”, reconoce. Campeona del mundo sub12 y sub16, a sus 26 años es la 13ª en el ránking mundial femenino en la modalidad tradicional, igualando su mejor posición en 2020, cuando empezaron sus problemas con las autoridades iranís. “Hace cuatro años, aunque parezcan siglos”, reflexiona.

En el 2020 le prohibieron viajar por seis meses por haber abandonado la selección nacional iraní en protesta por el derribo, "por error" según Teherán, de un Boeing ucraniano por parte del ejército iraní, un siniestro en el que murieron 176 personas. “Después de eso, del coronavirus y del parón del ajedrez profesional que me tomé cuando fui madre he conseguido recuperar mi nivel. Aunque en 2023 los primeros torneos no fueron bien, hacia final del año fui cogiendo ritmo. La clave fue jugar muchos torneos, bajo estrés mejoro mucho”.

"España es un gran sitio"

En España ha encontrado la estabilidad para poder centrarse en el tablero: entrena con el seleccionador español femenino, David Martínez, ‘Divis’, y el pasado 21 de octubre se proclamó campeona de España. “España me permite combinar vida personal y profesional, aparte de todos los problemas políticos. Aquí puedo pensar en mi carrera sin pensar en otras cuestiones que me afectaban en Irán. Para cualquier jugador de ajedrez es un gran sitio porque hay muchos torneos y hay una atmósfera de ajedrez que está por todas partes”.

Su marido, el cineasta Ardeshir Ahmadi, aparcó su carrera para apoyar la de Sara. “He tenido mucho apoyo de mi marido y mi familia, nunca me sentí sola durante este proceso. Cuando llegamos todo el mundo fue muy amable. Recibimos ayuda para hacer más llevadera la situación política que nos llevo a venir a aquí”. Viven en el sur de España, sin desvelar la ubicación por motivos de seguridad y privacidad. “Intento no estar muy paranoica. Después de mudarme a España he recibido mucho apoyo de gente iraní y no me he preocupado por amenazas”.

Sam, su hijo, cumplirá en febrero dos años y según Sara es quien más rápido se ha adaptado. “Es el que mejor lo ha llevado y está acostumbrado desde pequeño a viajar: nació en Canadá, vivió luego en Irán y ahora en España. Viajamos muchas veces con él para encontrar el equilibrio entre vida profesional y personal”. El último viaje fue a Montercarlo, donde el pequeño Sam vio como su madre se llevaba la medalla de plata continental en el primer torneo internacional que competía como española.

Khadem, además de agradecer la buena acogida recibida en el seno de la selección, quiso hacer una dedicatoria especial de la medalla. “El mismo día habían liberado a Niloofar Hamedi y Elaheh Mohammadi, las dos periodistas que publicaron por primera vez sobre Mahsa, y se lo quise dedicar a ella. Hay algunas noticias positivas que nos dan esperanzas”.

La ajedrecista, que conserva aún la nacionalidad iraní, espera poder volver a su país natal algún día. “No sé cuándo tiempo tendrá que pasar, pero espero que sí. Hay cosas en Irán que tiene que cambiar y que tarde o temprano lo harán, aunque no podamos predecir cuando”, afirma. “No es algo nuevo que la gente que esté enfadada e insatisfecha con la situación actual y ese malestar volverá a emerger con algún otro episodio. No es algo que se vaya a parar. Tratan de luchar por lo que consideran que es justo y la gente cada vez tiene más coraje”.

Pese a saber que la partida será larga, la ajedrecista está dispuesta a mover ficha siempre que pueda para contribuir a este cambio. “No soy una activista, sino una jugadora de ajedrez, pero uso mi voz. Cada vez que vea que puedo contribuir lo intentaré. Todos los que tenemos voz tenemos que usarla”.

 

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