GIRONA-RAYO VALLECANO (3-1)

Una soberbia media hora inicial coloca al Girona en los cuartos de final de la Copa

Stuani celebra su segundo gol, era el 2-0 al Rayo en Montilivi, tras anotar de penalti a lo Panenka.

Stuani celebra su segundo gol, era el 2-0 al Rayo en Montilivi, tras anotar de penalti a lo Panenka. / Efe

Marcos López

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Con media hora le bastó al Girona para meterse en los cuartos de final de la Copa del Rey. ¡Pero qué media hora! Un espectáculo de fútbol ofensivo (nueve remates, cuatro a puerta, tres goles) que dejó trasquilado al Rayo Vallecano y prolongó el estado de felicidad absoluta que se vive en Montilivi. Es líder de la Liga, con un punto de ventaja sobre el Madrid, que tiene un partido menos, y está entre los ocho mejores equipos de la Copa por segunda vez en su historia. Si cruzara esa frontera y se colara en las semifinales -el viernes conocerá su rival- volverá a entrar, como diría Míchel, en una nueva dimensión.

Si alguien viene a Montilivi, aunque sea en una árida noche invernal –no hacía frío, excesivo frío tampoco- sabe que aprovechará cada uno de los minutos porque asiste a algo tan nuevo como sorprendente. El antiguo fútbol fusionado con el moderno. Jugadores que entienden el juego y además disfrutan del juego.

Chicos jóvenes, tal Miguel, que revolucionan el rol de lateral zurdo -¿no es volante? ¿o interior? ¿o extremo?- o gente con tanto oficio que dignifican su deporte, tal si fuera Portu, el esfuerzo puesto al servicio del colectivo. Esfuerzo y altruismo, capaz de ser decisivo en los dos goles de Stuani, un ‘nueve’ que parece no oxidarse nunca por mucho que le toque vivir en el banquillo a la sombra de Dovbyk, ese monstruo ucraniano descubierto por Quique Cárcel.

Portu, la estrella

Quizá no salga en ningún portada, pero Portu fue la estrella de noche. El 1-0 no se entiende sin esa pierna que estira –y eso que es pequeño- para prolongar el pase de Tsygankov, ¡que elegante y preciso es este frío e impasible ucraniano!, y asistir al capitán. En el penalti, peleó Portu con pillería y astucia para provocar una pena máxima que no existía en ningún lugar. Solo en su determinación y entrega. Así nació el 2-0. 

Por cierto, ni el penalti fue lanzado siguiendo la tradición. Eligió Stuani la vía atrevida de firmar un Panenka. O sea, la pelota entró suave y delicadamente por el centro de la portería, burlando la caída de Cárdenas, el meta suplente del Rayo, que se venció a su izquierda.

El Rayo miraba asustado el marcador. Ni 20 minutos de encuentro y ya había recibido dos goles del Girona, un equipo que no negocia el fútbol. Solo lo entiende mirando al ataque, mientras Montilivi ya cantaba “¡Míchel, català, Míchel, català”!, preludio de que lo mejor aún estaba por llegar.

Ni media hora y Portu, un tipo con hambre infinita, se recostó a la banda derecha para firmar un centro envenenado al que dio categoría de gol Blind, un central zurdo asomándose al pico derecho del área pequeña. Pero en el costado diestro. ¿Qué demonios hacía Daley allí? No se hagan preguntas normales para un equipo que no tiene nada de normal. Es un equipo extraordinario, capaz de devorarse al Rayo en 26 minutos que rozaron la perfección: nueve remates, cuatro a puerta y tres goles.

Pero, como se vio en Almería, también es el Girona un equipo imperfecto, que se recrea, a veces hasta se regodea, en su atrevimiento. Ya lo hizo con 0-0 cuando un grave error de Juanpe no quedó penalizado. Pero la torpeza de Solís, un joven y potente medio centro que se enredó con la pelota en la zona más peligrosa que existe –en la frontal del área- dio argumentos a Míchel para crear un vídeo de lo que no se debe hacer.

El brillante debut de Antal

Y el Rayo, con dignidad, aprovechó ese regalo para maquillar el marcador, que no el juego. Y ese error, inocente error de juventud de Solís (19 años tiene el colombiano), lastró su juego y ensució la belleza de la espectacular media hora del Girona.

Además, claro, de desatar el enfado de Míchel, el técnico del Vallecas, que lo reprendió verbalmente desde la banda. Tomó decisiones drásticas el entrenador del Girona en el descanso. Quitó a Arnau y puso a Yan Couto. Sacó a Juanpe e hizo debutar al húngaro Antal Yaakobishvili, un central joven (19 años) y gigantesco (mide 1.93 m), hermano de Yako, el portero del juvenil del Barça.

Antal, el defensa húngaro que debutó ante el Rayo, frustra un ataque de Raúl de Tomás en Montilivi.

Antal, el defensa húngaro que debutó ante el Rayo, frustra un ataque de Raúl de Tomás en Montilivi. / Efe

El inicio de la segunda mitad no se pareció en nada al de la primera. Ni la noche porque se giró un incómodo y frío viento sobre Montilivi, que vivió una de sus peores entradas en la Copa, con apenas 7.911 espectadores. Míchel seguía enfadado porque su equipo perdía balones absurdos, como el de Yangel Herrera, que dio cierta esperanza al Rayo.

Y a la hora de partido protegió a Tsyngankov y Yangel Herrera. Ambos salen de lesiones y no quería Míchel correr riesgos por lo que colocó a Valery y Aleix García, que no jugará por sanción el domingo ante el Sevilla en Montilivi.

Arnau, Yangel Herrera, Solís y Savinho felicitan a Stuani tras marcar el 1-0 al Rayo en Montilivi.

Arnau, Yangel Herrera, Solís y Savinho felicitan a Stuani tras marcar el 1-0 al Rayo en Montilivi. / Efe

El Rayo detectó la debilidad del Girona y amenazó con peligro, peligro real a la portería de Juan Carlos. Tan dormido andaba el conjunto de Míchel que necesitó 25 minutos para firmar su primer tiro a puerta gracias a Savinho, un extremo que vale por dos. Jugó la primera parte por el flanco izquierdo; en la segunda, por la derecha. 

Entonces, cuando ya llevaba demasiado tiempo sesteando el Girona, emergió la fortaleza defensiva de Antal para evitar el segundo gol y salvarle la cara a Blind cruzándose con astucia para evitar que Falcao engatillara el segundo gol del Rayo. Error grosero del neerlandés, acierto monumental del joven húngaro. Minutos de calidad de Antal, a quien el balón no le temblaba en los pies de una segunda parte llena de errores que desagradaban a Míchel.

Falcao, con 37 años, casi le doblaba la edad a Antal (19). Pero no se le vio intimidado por la fama que precede al delantero ni inquieto por el momento caliente del partido en el que entró. Jugó Antal con la autoridad que tuvo el Girona en esa inolvidable media hora inicial.

La ficha del Girona-Rayo Vallecano (3-1)

Girona: Juan Carlos, Arnau, Juanpe, Blind, Miguel, Solís, Yangel Herrera, Portu, Tsygankov, Savinho y Stuani.

Entrenador: Míchel

Cambios: Yan Couto por Arnau (m. 46); Antal por Juanpe (m. 46); Valery por Tsygankov (m. 60); Aleix García por Yangel Herrera (m. 60); Iván Martín por Solís (m. 75).

Rayo Vallecano: Cárdenas, Ratju, Abdul Mumin, Martín Pascual, Chavarría, Òscar Valentín, Unai López, Isi Palazón, De Frutos, Nteka y Raúl de Tomás.

Entrenador: Francisco

Cambios: Trejo por Isi (m. 66); Ávaro García por Raúl de Tomás (m. 66); Falcao por De Frutos (m. 79); Pozo por Óscar Valentín (m. 82)

Goles: 1-0, Stuani (m. 15); 2-0, Stuani (de penalti, m. 19); 3-0, Blind (m. 26); 3-1, Netka (m. 36)

Árbitro: Figueroa Vázquez, andaluz.

Tarjetas amarillas: Stuani (m. 45+2); Nteka (m. 45+2); 

Estadio: Montilivi.

Asistencia: 7.911