España derroca a Croacia en su casa y conquista el Europeo

Medalla de Oro y participación en los Juegos Olímpicos de París. No desaprovechó España el doble premio que brindaba la final del Europeo de waterpolo y se comió los dos caramelos que, en realidad, era uno, pero más dulce que nunca. El único campeonato que había sido esquivo para la selección masculina, con triunfos en Mundiales y Juegos Olímpicos pero nunca continentales, cayó de una puñetera vez en territorio adverso, no hostil. En Croacia, ante el anfitrión y vigente campeón, que sucumbió en su propia casa (10-11).

La piscina Bazeni Mladost pasó de la euforia a la tristeza en ocho minutos. Con tiempo fue mascando el cuadro balcánico la acidez de la derrota, paulatinamente, ante la falta de respuestas de su equipo, atorado ante situaciones imprevistas, que les generaron dos hombres en el agua. Sin olvidar, por supuesto, el mérito oculto, solapado que merece atribuirse al guía que caminaba vestido y en seco: David Martín, el seleccionador, verdadero coleccionista de medallas desde que asumió el cargo. Entre todos gestaron una apoteósica remontada con un 0-3. Ivica Tucak, el seleccionador balcánico, admitió la justicia del triunfo español. 

Lorrio sustituyó a Aguirre en el último cuarto y ejerció un papel disuasorio ante los croatas, que ya no marcaron ningún gol más.

Bola abandonada

El primero nombre puede ser el de Edu Lorrio. El meta suplente entró en el último cuarto, con 10-8 en el marcador, para sustituir a Unai Aguirre. El atasco local fue definitivo. Acababa Croacia de abandonar la bola al agotar el tiempo antes de crear una acción de remate y esa renuncia fue sintomática. Fue la señal de que ya no iba a dar una más a derechas. Ni tampoco cuando dispusieron de los dos últimos ataques del partido, uno en superioridad. 

España, que había encajado sólo cuatro goles en los 32 minutos de la semifinal ante Italia, acumulaba ya cinco tantos en contra en el primer parcial (5-3) y el doble (10-8) antes de empezar el último. Martín había gastado uno de los dos tiempos muertos demasiado pronto para lo que podía ser el discurrir del encuentro. Surtió efecto la charla para exigir mayor rigor defensivo: del 6-3 se pasó al 7-6. La segunda llamada a la banda supo desencallar el ataque y rearmar la confianza de sus tiradores.

Granados, con un acierto en seis tiros, anotó los dos últimos de España; el definitivo fue un golazo con un reverso de espaldas a la portería.

MVP y máximo goleador

Como si Lorrio hubiera ejercido un efecto psicológico enfrente, sublimó el papel de Aguirre, que presentó un bestial 78% de paradas ante Italia. Croacia malogró cuatro ataques consecutivos y dio tiempo y oportunidades para que España cobrara esperanzas para sufragar la diferencia. Marcó Bernat Sanahuja el 10-9, Lorrio hizo otra parada para sumar el 100% de aciertos, y emergió sobre el agua la figura de Álvaro Granados, el segundo nombre de la noche. España sólo había ido por delante en el marcador con el 2-3.

Fallón hasta entonces quien luego fue designado MVP y se proclamó máximo goleador del torneo –llevaba un gol en seis disparos–, Granados tomó la responsabilidad para disparar el balón del empate, y luego se sacó de la imaginación un reverso para tirar de espaldas al marco de Bijak dejando petrificada toda Croacia. Descansaba el balón en el fondo de la red y todas las miradas estaban aún buscándolo.