España cae con estrépito ante una Croacia infalible

Croacia quería revancha. Su veterana estrella, Domagoj Duvnjak, explicaba que sigue sin poder quitarse de la cabeza la medalla de oro del Europeo de 2020. Aquella que España les arrebató en una ajustada final. En el debut en el Europeo de Alemania, la selección se topó con una Croacia letal, que con un porcentaje del 93% pasó por encima de una selección española impotente, incapaz de contrarrestar el haber atajado un solo disparo en todo el encuentro (29-39).

"Si ganas los tres partidos en la primera fase aún no has conseguido nada, pero si pasas con alguna derrota vas muy lastrado”, exponía en la previa el central Agustín Casado. Los jugadores estaban mentalizados, pero la derrota fue inapelable. Una derrota que prácticamente obliga a España a ganar todo lo que resta de torneo si quiere defender la plata continental, con Alemania y Francia en el mismo grupo si, como parece, acceden a la segunda fase.

Tiempo muerto a los cinco minutos

Cinco minutos tardó Jordi Ribera en pedir tiempo muerto. Una exclusión de Peciña a los cuatro minutos permitió que Croacia abriera brecha hasta los cuatro goles (1-5). Los balcánicos, liderados por Lin Lucin, encontraban espacios por el centro con facilidad, y resolvían con extrema efectividad, con un 90% al descanso (18/20 tiros), mientras Migallón se dolía de una mano sin poder aportar en ese frágil centro de la defensa.

Tampoco encontraba espacios en ataque la selección española, completamente bloqueada, que aun así se mantenía viva y, con los goles de Aleix Gómez (4) y la entrada de Garciandia y Cañellas revivió, haciendo parecer posible la reacción al regreso (14-18).

Intercambio de golpes

Si el arranque de encuentro permitió a Croacia abrir brecha, el inicio del segundo fue una sentencia. Cuatro goles seguidos de Croacia (14-22) ampliaron la diferencia hasta los ocho goles. "¡Hay que seguir peleando hasta el final!", pedía Ribera, viendo como el equipo se descomponía en defensa. La efectividad croata no bajaba en un pabellón alemán repleto de arlequinados rojiblancos que levantaban el puño a cada gol.

Entró España en un intercambio de golpes que no hacía bajar la diferencia, que en todo caso se elevó a los once goles (23-34) con la buena muñeca de Ivan Martinovic (8 goles), mientras Dani Dubjshebaev, con su rostro desesperado tras una falta de dobles, ejemplificaba la impotencia del equipo con el resultado final (29-39).

Una sola parada de Gonzalo Pérez de Vargas en los 60 minutos confirmaban el naufragio en defensa, imposible de contrarrestar en ataque. Austria (domingo, 18 h) y Rumanía (martes, 20:30 h) serán los rivales contra los que España deberá recuperar sensaciones. En busca de la medalla, ya no se puede fallar.