Joao Félix, la viva imagen del caos e improvisación de este Barça

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Tú miras a Joao Félix y ves el vivo retrato, la imagen, la representación de lo que se ha convertido el Barça: un quiero y no puedo.

En el juicio final, que lo habrá, ya verán, alguien le preguntará a Joao Félix qué ha hecho con su vida, cómo es posible, cómo fue posible, que lo tuviese todo, todo, en sus manos para convertirse en uno de los invitados a la ‘mesa de Leo Messi’ y acabase convertido en un vulgar camarero, millonario, sí, pero incapaz de sacar partido a su talento.

Emilio Alzamora, descubridor o, como poco, forjador de los hermanos Marc y Àlex Márquez, que suman entre los dos 10 títulos mundiales de motociclismo, asegura que él ha conocido a decenas y decenas de pilotos que tienen tanto o más talento que los hermanos de Cervera (Lleida). “Pero solo con talento no vas a ninguna parte, hacen falta muchísimas cosas más. El talento es vital para ser de los diferentes, pero a eso hay que añadir sacrificio, entrenamiento, actitud, profesionalidad, coraje, amor por lo que haces, aprendizaje, humildad, ganas de mejorar….”

Todo es culpa suya

No le demos más vueltas, lo digo porque llevamos años (y el propio Joao Félix ha alimentado esa tesis) creyendo que el gran culpable era Diego ‘Cholo’ Simeone. Y no, no, también en Barcelona, en el Barça, también Xavi Hernández se ha dado cuenta de que la victimización del ‘Cholo’ es un invento (más) del propio Joao Félix para eludir que el gran responsable de su falta de regularidad, de hambre, de ganas, de grandeza es él y solo él.

Parece que el mundo esté en su contra, cuando el problema es que es Joao Félix quien va contra dirección, lo que ocurre es que no se ha estrellado (o sí) porque va a 50 kilómetros por hora. Repito, Joao Félix es como este Barça, que promete un fútbol maravilloso, precioso, de excelencia, plagado de jugadores portentosos o con talento y acaba siendo un conjunto mediocre en busca del resultado.

João Félix intenta desbordar a un rival durante el amistoso de Dallas.

João Félix intenta desbordar a un rival durante el amistoso de Dallas. / Carlos Ramírez / Efe

Joao Félix, como este Barça, es una oportunidad de mercado. Es un quiero y no puedo. Porque Xavi quería a Bernardo Silva y Joan Laporta, se supone que para devolverle uno, dos o tres favores a su amigo Jorge Mendes, se quedó con el portugués, al que el ‘mister’ de Terrassa no quería ver ni un pintura y que, al final, tuvo que tragárselo.

Eses es uno de los sapos que Xavi se come y jamás denunciará. Por eso su malhumor continuo en la sala de prensa, porque no se atreve a decir lo que piensa. Ni siquiera lo que piensa de Joao Félix, que sería fácil de decir porque es lo mismo que piensan el 98,99% de los seguidores azulgranas.

Joao Félix, como tantas otras cosas, como todas las cosas en este Barça familiar, es una imposición de Laporta, que lo fichó (bueno, que buscó su cesión) porque le recuerda a Johan Cruyff. Y, no solo eso, incluso cometió el pecado de darle el mítico 14 que lucía el ‘Profeta del Gol’, lo que ciertamente irrita a más de uno.

Joao Félix ni siquiera es consciente de que, tras fracasar en el Atlético y en el Chelsea, el Barça es su última oportunidad en la élite del fútbol

Joao Félix es tan atrevido que incluso parece importarle poco, muy poco, estar desperdiciando, a los 24 años, la última oportunidad (de verdad) que le ofrecerá el fútbol serio, el de élite, el que escoge a los comensales de la mesa de Leo Messi. Después de Atlético de Madrid, Chelsea y Barça, Joao Félix ya no tendrá equipo (de verdad) y deberá seguir enriqueciéndose allí donde lo envíe Mendes, que tanto puede ser Arabia Saudí, aunque de allí ya empiezan a huir todos, o EEUU.

Xavi, su nuevo 'Cholo'

La demostración de que Joao Félix viste de azulgrana por auténtico capricho de Laporta es que ese muchacho, que le costó una auténtica millonada al Atlético (120 millones de euros o algo así), no tenía equipo, pues ni siquiera su propietario lo quería en sus filas. Como el Barça estaba (y está) como estaba, montó un castillo de fuegos artificiales haciendo oídos sordos a todo lo que había pasado antes con este prodigio portugués.

Al ser el niño mimado del presidente, el clon de Johan Cruyff, recibió un trato preferencial por parte del entrenador, que, al final, se convertirá en el ‘nuevo Cholo’ del muchacho, pues ya empieza a estar cansado de su escaso fútbol, nulo compromiso e, incluso, de esa actitud altiva de capitán sin barco que trata con desprecio a muchos de sus compañeros.

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