El Arsenal sobrevive en Anfield y se mantiene líder de la Premier

Todo sigue igual en la Premier. Manda el Arsenal, con 40 puntos, seguido por el Liverpool, con 39. Y ha pinchado el Aston Villa con su empate en casa ante el Sheffield, el colista, que le deja tercero, también con 39. Cuarto es el Tottenham, que ganó al Everton de André Gomes.

Y quinto queda el Manchester City (34 puntos, un partido menos), flamante campeón del mundo, a quien la jornada le salió redondo porque no se le marchó el Arsenal, que sobrevivió en Anfield. Ni tampoco el Liverpool, que lamentara, quien sabe si toda la temporada, una increíble oportunidad cuando cinco jugadores corrieron hacia el área del solitario David Raya, que solo tenía un defensa para protegerle, y el larguero frustró el derechazo de Trent Alexander Arnold.

El partido respondió a lo que se esperaba. Dos de los mejores equipos de la Premier. O sea, dos de los mejores equipos de Europa. Ritmo alto, juego vertiginoso, presión voraz y calidad en cada una de las acciones técnicas. Y errores, por supuesto. Como el cometido por el Liverpool en una acción a balón lateral que le costó encajar el gol de Gabriel Magalhaes, quien se adelantó a todos con un poderoso cabezazo aprovechando, además, la indecisión de Alisson, el portero brasileño que se quedó a mitad de todo. Y no llegó, claro, a ningún sitio.

Empezaba mal el duelo de Anfield para el equipo de Klopp. Apenas cuatro minutos y ya perdía. Aunque reaccionó con grandeza enganchado a ese pie izquierdo de Salah, recostado como andaba por la banda derecha. Un monumental pase largo de Trent Alexander-Arnold (¿eran 40 metros? ¿50?) dejó la pelota y en ventaja a la estrella egipcia. A partir de ahí, un gol ‘salahniano’ porque cosió el cuero a su bota, sentó a Zinchenko –pareció el ucraniano un defensa de cera- y soltó otro monumental disparo para sellar el empate.

Entró en ebullición el Liverpool, que volaba por Anfield, especialmente en el volcánico comienzo de la segunda parte. El Arsenal no sabía cómo escapar de ese laberinto. Jugaba contra 11 endemoniados futbolistas vestidos de rojo. Aunque sobre el césped parecían 22 porque presionaban con tal fiereza que le quitaban la pelota al segundo. No le duraba nada al equipo de Arteta, quien encontró luego una salida adecuada entregándole el balón, tras minutos de indecisión, a Saka para romper por la banda derecha, mientras confiaba en el regate de Martinelli.

Era un partido excelente. En la presión. En la calidad de acciones defensivas que provocaban que el peligro no llegara ni a las manos de Alisson (Liverpool) o David Raya (Arsenal). Pero entró en erupción el equipo de Klopp con un disparo de Elliot, repelido por la madera, y un contragolpe increíble porque nació de un saque de esquina a favor del conjunto de Arteta.

Hasta cinco jugadores ‘reds’ galopaban ante un indefenso defensa londinense, asustado por lo que se le venía encima. Salah conduciendo con elegancia, teniendo hasta cuatro opciones de pase. Escogió a Trent Alexander-Arnold, cuyo disparo fue escupido por el larguero.

De pronto, el partido, ya en los minutos finales, cambió inesperadamente de escenario. El Arsenal se sacó el susto de encima de ese contragolpe y empujó al Liverpool a su área. No había tregua en una tarde noche, otra más, que dignifica a la Premier.