¡Cómo nos tenemos que ver!

No. Jugar contra el Andorra no es nuestro partido del año. Lo del sábado debe implicar un partido menos para salir del infierno, con todos los respetos tanto para el Andorra, y para una categoría súper guapa como la Segunda división, tan sólo que por nuestra historia, no nos pertenece. Ese es, y no otro, el gran valor de la historia que debemos aplicar al presente: que no es nuestra categoría. 

¡Y qué tristeza también tener que estar pendiente -este pasado lunes- de un Huesca-Racing de Ferrol, porque si ganaban los verdes del Racing, entrenado por un exdirector deportivo nuestro, Cristóbal Parralo, nos pasaban por delante en la clasificación. 

El posible “morbo” (con muchas comillas por delante y por detrás) que pueda tener este partido viene por la figura de Gerard Piqué. También os digo que en el club nos ha faltado históricamente una figura como la de Piqué. Nos falta un futbolista o post-futbolista que genere debate, y a la vez también odio -sólo deportivo, claro-, que haya vivido muchos derbis en su niñez, que tenga al rival vecino siempre en la cabeza… Ya os digo: nos falta un Piqué.

SI lo tuviésemos, en el otro lado también lo tendrían siempre presente. Ese, y no otro, sería el único morbo que tendría jugar este sábado contra el Andorra. Pero el modo de los verbos es condicional (“sería” y “tendría”). Pero el sábado no hay morbo alguno.

El Andorra es un club fundado en 1942, saneado económicamente, cumple su segunda temporada en Segunda, con una masa salarial de 3,8 millones de euros y en el que los jugadores llegan a las 9 de la mañana y se van a las 4 de la tarde. Y lo del ascenso a Primera, créanme que sé de qué hablo, es un objetivo a muy largo plazo.

Históricamente, Andorra y Espanyol se han enfrentado en cinco ocasiones en el Principat: dos en pretemporada (78 y 80) y tres en la Copa (78, 82 y 84). Aquí hemos ganado teniendo en el banquillo a Irulegui, Maguregui y Azkargorta. ¿Me vais a decir que no ganaremos con Ramis?

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