EL ANÁLISIS

La contracrónica del Barça-Girona: cuando Míchel hizo un rondo en Montjuïc

La crónica: El Girona asalta al campeón para ser el líder de la Liga

Xavi, tras la derrota con el Girona: "Si hubiera ganado el Barça sería justo"

Los jugadores del Girona se abrazan al final del encuentro.

Los jugadores del Girona se abrazan al final del encuentro. / Jordi Cotrina

Marcos López

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El Girona firmó un triunfo que perdurará por los siglos de los siglos porque le quitó el relato del buen fútbol al Barça. Un triunfo que le eleva al altar del liderato, situándole "en otra dimensión", como opinó Michel cuando imaginaba, en la víspera, qué significaría ganar al campeón.

La táctica

Tsygankov y Miguel rompen al Barça.

Cambió Míchel. Cambió su manera de jugar, pero no su mentalidad. Atacó como siempre. Pero modificó el técnico su dibujo empleando un inusual 4-4-2, colocando casi en paralelo a la pareja de ucranianos: juntó a Tsygankov con Dovbyk para desarmar a la defensa del Barça. Y la rasgó con tanta contundencia que se marchó ganando 1-2.

Dovbyk bate a Iñaki Peña en el 0 1.

Dovbyk bate a Iñaki Peña en el 0 1. / Jordi Cotrina

Supo el Girona explotar la desidia azulgrana porque no detectaron las llegadas desde atrás de Tsygankov, quien quedó emparejado con Christensen. Por ahí se desangró el Barcelona como quedó acreditado en el 0-1. Ni tampoco identificó el equipo de Xavi a Miguel, un lateral que no solo juega de lateral. Tiene alma de interior, volante y, sobre todo, una incontenible alma ofensiva.

Había avisado dos veces el exjugador del Madrid. Pero el Barça no se dio por aludido. Y a la tercera llegó el 1-2 dejando al desnudo a Frenkie de Jong y Koundé, que no sabía si seguir a Sávio o perseguir a Miguel. Ni una cosa ni otra hizo el francés.

Marcaje a...

Dovbyk, indetectable

Primer remate de Dovbyk. Y primer gol del Girona. Astuto estuvo el delantero ucraniano en esa vertical jugada de ataque del equipo de Míchel, desapareciendo del radar de la defensa del Barça. No estaba bajo la mirada de Araujo, que lo perdió de vista.

La rápida jugada que puso en ventaja al Girona sirve de ejemplo. Pase largo, tenso y preciso de Yan Couto para que galopara Tsygankov mientras su socio ucraniano se esfumaba. Y mira que es grande. Daba la sensación de que se lo había tragado Montjuïc, pero era una falsa impresión porque en un contragolpe descomunal apareció para lograr ese gol.

Lewandowski celebra el gol acompañado de Koundé.

Lewandowski celebra el gol acompañado de Koundé. / Andreu Dalmau

Tuvo inmediata respuesta del otro ‘nueve’. Llegó el empate del Barça en una acción a balón parado. Un saque de esquina servido desde la banda derecha por Raphinha permitió a Lewandowski reinvidicarse con un potente cabezazo para devolver la esperanza al Barça. Si no le llegaba el gol por el juego, y eso que el equipo de Xavi estuvo intenso en la presión, le apareció por acciones a balón parado, aprovechando que Gazzaniga se quedó colgado del larguero. Pero luego el polaco, ya con el 2-3, falló una ocasión.

El debate

Cambios que cambian

Xavi ordenó un triple cambio con el 1-2. Míchel, en cambio, fue mucho más gradual en la manera de elegir las sustituciones. Poco a poco introdujo las variantes. Primero, Stuani, capital en el 1-3. Luego, tres minutos más tarde entraron al mismo tiempo Portu y Valery. Hubo un detalle curioso. No quería el técnico de Vallecas perder tiempo con esos cambios. Esas modificaciones ejercieron un impacto brutal en el partido que tan bien había diseñado el técnico madrileño.

Blind acosa a Pedri junto a la línea de banda.

Blind acosa a Pedri junto a la línea de banda. / Jordi Cotrina

Stuani le dio la razón a su entrenador. Descolgó el balón aéreo quitándole el espacio y el tiempo a Araujo para dejar a Valery ante Koundé. Y, de nuevo, la pasividad del francés permitió el 1-3 para otro de los cambios que había introducido Míchel. Y para completar la exhibición de ese rondo que ideó el técnico en Girona para desplegarlo en Montjuïc quedó resumido en el gol de Stuani, el 2-4.