Baloncesto

Kendall Martin, la jugadora trans del Barça B vetada para el profesionalismo: "Soy superior porque me he formado desde los seis años"

A sus 19 años, no puede jugar más allá de la cuarta categoría estatal porque en las categorías superiores la FIBA recomienda que no jueguen personas transgénero

La jugadora de baloncesto del Barça B Kendall Martin.

La jugadora de baloncesto del Barça B, Kendall Martin. / Manu Mitru

Jordi Grífol

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"Sueño con ser profesional", asegura Kendall Martin (Blanes, 2004) mientras termina de colocarse la rodillera en la pierna derecha. Justo la semana pasada volvió a entrenar tras una lesión de rodilla. Aún le duele, corre renqueante. Vive en Blanes y entrena en Sant Feliu de Llobregat con el Barça B. Llega un poco tarde, y comenta que el tren iba fatal - tiene unas dos horas y media de trayecto para llegar -. Desde que tiene 16 años - uno después de que iniciara la transición - juega con equipos femeninos, pero no puede jugar en las competiciones gestionadas por la Federación Española de Baloncesto (FEB).

El año pasado, Kendall jugó en el CEEB Tordera, de Copa Catalunya, la cuarta categoría estatal. Al ser una competición gestionada por la Federació Catalana y que se rige por la Ley del Deporte, le tramitaron la ficha federativa, ya que a nivel legal es una mujer a todos los efectos. El conflicto llegó cuando el equipo se clasificó para los playoffs de ascenso, que gestiona la Federación Española. Pese a que la Ley del Deporte le permite jugar, la FEB no le tramitó la ficha porque la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) recomienda no inscribir a ninguna jugadora transgénero en competiciones nacionales hasta que no exista una normativa - sin plazos ni previsiones - al respecto. Con el ascenso, el Tordera hizo un requerimiento al Consejo Superior de Deportes (CSD), pero aún esperan respuesta. Y Kendall acabó fichando por el Barça B para poder jugar.

Kendall Martin, jugadora del Barça B.

Kendall Martin, jugadora del Barça B. / Manu Mitru

"Tenía dos vidas"

"Cuando era cadete tenía dos vidas. Iba a entrenar como un chico y, al salir del vestuario, me ponía un vestido", cuenta Kendall a este diario. Juega a baloncesto desde los seis años. Lo hizo en el masculino hasta cadetes. En ese momento, lo dejó porque se sentía "incómoda". Dos años después, la llamaron para jugar con el mismo equipo, el Club Bàsquet Blanes, pero con el femenino. Volvió al pabellón, pero se tuvo que adaptar a una nueva manera de jugar por la hormonación.

"Pegué un bajón bastante duro. Estaba acostumbrada a correr un montón, saltar bastante y aguantar más. Cuando empecé con las hormonas me notaba con menos fuerza, más débil... Tengo que trabajar mucho más para estar bien físicamente", expone.

Kendall Martin, jugadora del Barça B.

Kendall Martin, jugadora del Barça B. / Manu Mitru

"Me he formado desde los seis años"

Se siente atrapada en una categoría que no se ajusta a su nivel. Promedia 17 puntos por partido. "Es frustrante porque quiero llegar a mi máximo nivel, y en esta liga me siento bastante superior. No soy superior porque sea alta - mide 1,86 m - sino porque me he formado desde los seis años. No me la voy a botar en el pie", argumenta con seguridad.

El baloncesto le ha ayudado en todo el proceso de transición. "El basket y las compañeras que he tenido me lo han hecho más fácil", expresa. Al mismo tiempo, sabía que podía encontrarse con dificultades. "Yo ya tengo interiorizado que siempre iba a haber algo que me iba a intentar parar. Siendo trans sabes que no todos te van a decir que les parece bien, hay gente que te va a intentar joder", afirma.

Kendall Martin, jugadora del Barça B.

Kendall Martin, jugadora del Barça B. / Manu Mitru

"No creo que llegue... Pero es mi sueño", se sincera. A partir de la semana que viene combinará las obligaciones del Barça B con entrenamientos con el primer equipo, que juega en primera división. Esto es lo que le motiva a coger el tren para llegar, dos horas y media después, al pabellón. Estudiante de un grado medio de administración, ha tenido que dejar los estudios por la odisea que le supone llegar a los entrenamientos, pero espera retomarlos el año que viene.

Confía en que se resuelva su situación, pero va para largo. Pese a que la legislación nacional le da la razón, las federaciones internacionales continúan recomendando que no haya deportistas transgénero en las competiciones nacionales mientras trabajan en una normativa. De momento, a sus 19 años, Kendall sigue intentando mejorar para cuando llegue su momento. Resopla cuando falla un tiro. Choca la mano de su compañera cuando encesta. Ríe con un par de compañeras. Escucha atenta a su entrenador. Juega a baloncesto.